Escrito por Alice Slater, para InDepthNews

El Instituto Internacional de investigación para la Paz de Estocolmo (por sus siglas en inglés SIPRI) ha publicado su Anuario 2020, en el que informa acerca de los desarrollos en armamentos, desarme y seguridad internacional. A la luz de las noticias aterradoras sobre la creciente hostilidad entre los estados dominantes con armas nucleares que compiten por el poder, SIPRI expone una perspectiva sombría para el control de armas. Señala la continua modernización de las armas nucleares y el desarrollo de nuevas armas, el avance de las armas especiales que no tienen verificación ni control, y un aumento inquietante de las tensiones geopolíticas junto con un rápido deterioro de las prácticas y posibilidades de cooperación y monitoreo entre las grandes potencias.

Todo esto tiene lugar en el contexto de una plaga mundial que ocurre una vez cada cien años, y en el contexto de una ola creciente de repulsión pública que se está levantando contra el racismo. Estados Unidos es el corazón de la segregación racial y la brutalidad policial hacia las personas que fueron esclavizadas en el pasado, traídas a estas tierras desde África, encadenadas en contra su voluntad. ¡Es evidente que la gente, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, están protestando en contra de las tácticas violentas y racistas de las fuerzas policiales nacionales, cuya misión es proteger a las personas, no aterrorizarlas, mutilarlas y matarlas!

A medida que comenzamos a decir la verdad y buscar formas de reparar el daño que ha provocado el racismo, es bueno recordar el discurso de Martin Luther King en 1967, en el que rompió con una sociedad comprensiva, semejante al sistema que hoy pide a los activistas globales que se entierren los reclamos y que no pidan ‘desfinanciar a la policía’ porque es una provocación innecesaria.

Si bien reconoció que se habían hecho progresos en los derechos civiles, King nos llamó a «abordar tres males principales: el mal del racismo, el mal de la pobreza y el mal de la guerra», para consternación del sistema. Señaló que el progreso que se había logrado en el tratamiento de los derechos civiles al «sacudir toda la construcción de la segregación» no debería «hacernos participar  de un optimismo superficialmente peligroso».

Instó a que también debemos lidiar con «el mal de la pobreza» de 40 millones de personas en los Estados Unidos, «alguno de ellos mexicoamericanos, indios, puertorriqueños, blancos de los Apalaches… La gran mayoría… Negros». En este momento de la plaga, las sombrías estadísticas sobre la cantidad desproporcionada de gente negra, marrón y pobre que murió en los últimos meses, refuerza claramente el punto que King estaba señalando.

Finalmente, habló del «mal de guerra» declarando que «de alguna manera estos tres males están unidos». Los tres males del racismo, la explotación económica y el militarismo indican que «el mayor desafío que enfrenta la humanidad hoy en día es deshacerse de la guerra».

Hoy sabemos que la mayor amenaza existencial que enfrenta nuestro planeta es la guerra nuclear o el cambio climático catastrófico. La Madre Tierra nos está dando un tiempo de espera, enviándonos a todos a nuestras habitaciones para reflexionar sobre cómo abordamos los males triples sobre los que King nos advirtió.

La floreciente carrera armamentista informada por el SIPRI debe detenerse justo cuando finalmente estamos deteniendo el racismo y terminando el trabajo iniciado por King, que terminó con la segregación legal, pero se mantuvieron prácticas horrendas que hoy en día se están abordando. Necesitamos abordar los males adicionales que incluyen la explotación económica y comenzar a decir la verdad sobre la carrera armamentista para que podamos poner fin a la guerra. ¿Quién está provocando la guerra armamentista? ¿Cómo se reporta?

Un ejemplo de informe que salió chueco es un artículo reciente escrito por el ex embajador Thomas Graham:

Estados Unidos tomó en serio este compromiso (de negociar un Tratado de Prohibición Completa de Pruebas). Ya había puesto una moratoria sobre las pruebas nucleares en 1992, lo que llevó a la mayoría del mundo a hacer lo mismo, esencialmente adoptando una moratoria mundial informal sobre las pruebas de armas nucleares a partir de 1993. La conferencia de negociación en Ginebra acordó un CTBT dentro del marco de un año.

Aquí, el embajador Graham acredita erróneamente a los Estados Unidos y falla en reconocer que fue la Unión Soviética, no los Estados Unidos, quien instituyó primero una moratoria en las pruebas nucleares bajo Gorbachov en 1989. Justamente cuando los kazajos, liderados por el poeta kazajo Olzas Suleimenov, marcharon al Sitio de Prueba soviético en Semipalatinsk, Kazajistán, protestando por las pruebas nucleares subterráneas que se estaban ventilando en la atmósfera. Esto causaba una gran incidencia de mutaciones, defectos de nacimiento y varios tipos de cáncer a las personas que viven allí.

En respuesta al cese de las pruebas soviéticas, el Congreso de los EE.UU, que se negó a igualar la moratoria soviética, diciendo que no podíamos confiar en los rusos, finalmente acordó una moratoria de los EE.UU. después de que la Alianza de Abogados para el Control de Armas Nucleares (por sus siglas en inglés LANAC) recaudó millones de dólares privados bajo el liderazgo de Adrian Bill DeWind, fundador de LANAC y presidente de la Asociación de Abogados de Nueva York. Esto se hizo con el fin de contratar a un equipo de sismólogos, y visitó Rusia, donde los soviéticos acordaron permitir que el equipo supervise el sitio de pruebas soviético en Semipalatinsk. Tener a nuestros sismólogos en el sitio de prueba soviético eliminó la objeción del Congreso.

Tras la moratoria, el CTBT fue negociado y firmado por Clinton en 1992, pero llegó a un pacto fáustico con el Congreso para dar a los laboratorios de armas más de seis mil millones de dólares al año para la «administración de arsenales» que incluía pruebas nucleares simuladas por computadora y pruebas subcríticas, donde EE.UU. estaba haciendo explotar plutonio con explosivos poderosos, a 1 000 pies debajo del suelo del desierto en la tierra sagrada de los shoshone occidentales en el sitio de pruebas de Nevada.

Pero debido a que esas pruebas no causaron una reacción en cadena ¡Clinton dijo que no era una prueba nuclear! Avancemos rápidamente hasta 2020, donde el lenguaje ahora ha sido modificado por la comunidad de «control» de armas para describir la prohibición, no de las pruebas nucleares, sino de las pruebas nucleares «explosivas», como si las muchas pruebas subcríticas en las que hacemos explotar el plutonio con productos químicos no fueran «explosivas».

¡Por supuesto, los rusos hicieron lo mismo, como siempre lo han hecho, haciendo sus propias pruebas subcríticas en Novalya Zemlya! Y esta prueba avanzada y experimentación de laboratorio fue la razón dada por la India para no apoyar el CTBT y salir de la moratoria de la prueba, unos meses después de su firma. Fue seguido inmediatamente por Pakistán, quien no quiso quedarse atrás en la carrera tecnológica para continuar diseñando y probando armas nucleares. Y así fue, y continúa aún. ¡Las estadísticas del SIPRI  se vuelven aún más sombrías!

Es hora de decir la verdad sobre la relación entre EE.UU. y Rusia. Si alguna vez vamos a revertirla,  debemos hablar también de la complicidad de los Estados Unidos dentro de la conducción de la carrera de armamentos nucleares, y la carrera por armar el espacio. ¡Quizás, al abordar los males triples, podemos cumplir el sueño de King y la misión prevista para las Naciones Unidas: poner fin al flagelo de la guerra! Como mínimo, deberíamos promover el llamado del Secretario General de la ONU, António Guterres, a un alto al fuego mundial, mientras nuestro mundo atiende a la Madre Tierra y aborda esta plaga asesina.


Traducción del inglés por Alanissis Flores

El artículo original se puede leer aquí