En nuestra humanidad mundializada, digo así porque no veo una civilización planetaria aún, venía operando una forma de organización social más o menos igual en todos los continentes y regiones, y, era notorio que esa forma de organización social y económica estaba en franca decadencia, puesto que hasta la aparición de la pandemia en todos lados (regiones, continentes) había conflictos sociales de distinta magnitud. Era evidente que la forma de organización social y económica estaba en decadencia.

La Pandemia aceleró este proceso y además le agregó una profunda crisis en las valoraciones, creencias, hábitos y conductas propios de esta época, fundamentalmente comenzó a resquebrajarse el sistema de creencias, sobre el cual se sustentaba todo lo demás.

Resulta evidente que el mundo tal como lo conocíamos o creíamos que era ha cambiado, y es además evidente que ese cambio ha sido al menos en parte importante por los cambios que se han ido produciendo en la conciencia humana.

Desde esta mirada, y dado que concebimos al mundo en estructura con la conciencia si el mundo cambia esto impacta en la conciencia y lleva a esta a dar una respuesta adaptativa a dicho cambio.

Esta respuesta adaptativa puede ser de adaptación creciente o de adaptación decreciente. Expliquemos un poco esto de la adaptación.

Si la forma de organización está en caída y es evidente que la conciencia necesita otro modo de relación con el mundo y con las personas porque los esquemas y formas hacen agua por todos lados la adaptación creciente consiste en generar nuevas formas de organización que posibiliten la apertura nuevas formas de relación de la conciencia con el mundo.

Pero, si la forma de organización está en caída, en crisis, insistir en mantenerla tal como era antes de este punto de crisis solo puede servir para aumentar la crisis y el conflicto y aunque se impusiera el mismo esquema durante algún tiempo, sin lugar a dudas ya no tiene futuro y su caída es previsible en algún tiempo más, el intentar sostener lo insostenible solo produce mayor dolor y sufrimiento y deteriora las ya deterioradas relaciones de la conciencia con el mundo. Este es un claro ejemplo de adaptación decreciente donde solo el forzamiento puede sostener esa forma.

Veamos un ejemplo práctico y actual, hay en 3 lugares de nuestro planeta, EEUU, Inglaterra y Brasil en los cuales se intentó sostener la forma organizativa anterior sin dar lugar a la aparición aunque fuera de modo provisorio de otras formas de organización y relación, y en los datos estadísticos es posible visualizar los catastróficos resultados de tales conductas, a tal punto que ya en Inglaterra de modo abierto se admitió el error y se cambió la estrategia, en EEUU si bien aún no se lo ha admitido se están implementando medidas modificatorias en algunos casos por el poder central y en otros por los poderes de los distintos estados que conforman esa región y en el caso de Brasil, el más paradigmático se insiste en sostener el error y se avanza decididamente hacia una catástrofe de proporciones aunque los distintos poderes estaduales intentan modificar esa negativa dirección de proceso.

Pero no nos confundamos las decisiones tomadas en estos tres lugares por los gobiernos no son de ningún modo decisiones personales de quienes así lo hicieron, puesto que quienes tomaron las decisiones habían sido elegidos previamente por importantes conjuntos de las poblaciones de esos lugares, es decir allí fue la conciencia colectiva impulsando y creando situaciones en el mundo que llevan en dirección de la catástrofe. Con esto quiero significar que para que lo establecido se sostenga no solo hace falta alguien aferrado a ello sino también un conjunto alrededor que incluso no estando de acuerdo no manifieste su voluntad y permita que esa forma se consolide.

Estas conclusiones es posible llevarlas desde el plano mundial a los planos personal y/o grupal en los cuales uno participa y descubrir cómo operan en ellos y visualizar que allí donde hay problemas y tensiones en los conjuntos humanos  muchas veces no hay un problema de personas, sino un problema de formas y falta de reversibilidad para poder visualizar y definir las conductas a seguir.

Es por eso que me parece valioso preguntarse cómo se puede cambiar las formas de organización de modo no violento en este particular momento histórico.