Con 74 votos a favor , entre 137 asambleístas presentes, la Asamblea Nacional del Ecuador aprobó en segundo debate la denominada Ley de Apoyo Humanitario, presentada por el gobierno del presidente Lenín Moreno. Las reacciones no se han hecho esperar y diversas fuerzas sociales han convocado para el Lunes 18 un plantón frente a la sede legislativa.

¿Qué está pasando en Ecuador mientras la cuarentena se mantiene?, es la pregunta que intentamos responder con el aporte de David Chávez, sociólogo, analista político y docente universitario, entrevistado por Jember Pico, Walker Vizcarra y Nelsy Lizarazo, del equipo de Pressenza en Ecuador.

Sobre el momento que vive el Ecuador

David Chávez lo califica como tenebroso y afirma que la situación es realmente grave. Es evidente que Ecuador, a nivel internacional, ha sido uno de los países que peor ha manejado la crisis de la pandemia, pero esto tiene que ver con lo que ha ocurrido en los últimos años : su viraje hacia la derecha.

Este viraje ha significado el debilitamiento del Estado y de la inversión pública, con un 60% menos de presupuesto en salud en los últimos dos años, y todo ello explica por qué no se ha podido responder frente a la crisis. Si a ello se suma la incapacidad de gestión pública del gobierno, es evidente que era imposible. Las lamentables consecuencias están a la vista.

Además, el gobierno de Moreno no solo no ha revisado su arremetida neoliberal frente a la crisis sino todo lo contrario. La crisis ha servido para que los sectores que aupan al gobierno recrudezcan la aplicación de su agenda política y económica de los últimos tres años.

En torno a la relación de estas medidas con las que se pretendieron en octubre 2019

En torno a este tema, Chávez planteó que en octubre las medidas que el gobierno intentó en octubre las está aplicando ahora, recargadas.

La ley que se acaba de aprobar lo que hace es legalizar lo que ya veníamos viviendo: la dictadura de los empresarios en el país. El núcleo duro de esta ley establece que por un plazo de algunos años los empresarios podrán establecer “acuerdos” con sus trabajadores, es decir, hacer lo que les venga en gana con las condiciones laborales de sus trabajadores. Y la otra ley que se acaba de aprobar es la que pone límites a la inversión social del Estado, esto no había ocurrido en el país hace por lo menos quince años.

Chávez hace un balance de los logros de la movilización popular de octubre, la más grande desde los levantamientos indígenas de hace 25 o más años y afirma que fue una victoria pírrica, costó mucho y se logró poco, pues lo único que se obtuvo fue que no se eliminara el subsidio a los combustibles. Pero ese no era el espíritu de la propuesta, el espíritu era “no queremos más neoliberalismo”, afirmó Chávez. Este espíritu no se ha recogido en absoluto, el gobierno está profundizando todo el modelo neoliberal y eso se veía venir. Lo que nadie imaginó es que se aprovecharía la catástrofe que estamos viviendo, para hacerlo. Es realmente una distopía siniestra la que estamos viviendo en Ecuador, enfatiza.

Sobre la denominada “Ley de Ayuda Humanitaria”

Quienes vamos a pagar el costo de toda esta crisis que ya viene de atrás y se profundiza somos los de la clase trabajadora, es decir, todos los que somos asalariados en un sentido muy amplio, tendremos que pagar el costo. Las previsiones de crecimiento económico son terribles. Se habla de un posible decrecimiento del 8% y la agudización del neoliberalismo va a deteriorar aún más las posibilidades de respuesta desde el tejido social.

Ecuador está en las antípodas de lo que se está discutiendo en otros lugares. Aquí se está pensado cómo, desde el propio Estado, se precariza aún más la situación de la población. Los empresarios ya sabían que la ley iba a ser aprobada, son quienes están tomando las decisiones. De hecho, hubo empresas que hace un mes ya empezaron a bajar salarios a sus trabajadores.

No hay apoyo a los pequeños empresario. Los banqueros y su gobierno no han pensado en medidas para respaldarlos. Además, si promueves el desempleo, no tienes quién compre los productos de pequeñas y medianas empresas. Si a ello sumamos que, en marzo y abril, sectores económicos sacaron 800 millones de dólares del país y que, en marzo, el gobierno pagó alrededor de 700 millones de deuda externa, nos quedan claras sus prioridades. Aquí están ganando ciertos sectores, a costa de las clases medias y populares.

Los empresarios medianos piensan que la flexibilización de las condiciones laborales también es positiva para ellos, pero, dice Chávez, es un gran error. La mediana empresa es la que sostiene la dinámica productiva del país, los grandes empresarios, son rentistas y no les interesa sostener la economía ni el mercado interno. A los medianos empresarios tendría que interesarles sostener el empleo porque de lo contrario, no habrá mercado interno que adquiera sus productos, por tanto, no se podrán sostener. Es usual que se pongan del lado de los grandes empresarios y no logran ver que sus intereses son contrapuestos: a los grandes les interesa el saqueo de los recursos públicos para apropiarse de esa riqueza, a los medianos les interesa que cada dólar de la economía se quede aquí y circule para poder consumir sus productos. Es difícil que estos sectores medianos se desmarquen del discurso del gobierno y comprendan cómo sus propios intereses están siendo afectados.

Sobre otras alternativas posibles

Nos estamos cuestionando a nivel mundial si el modelo capitalista es el que nos sirve: la crisis nos muestra todas sus vulnerabilidades. Desde este punto de vista, no es tan fácil identificar alternativas y respuestas claras.

Hay cuestiones paradójicas. Hemos visto cómo se han despertado lógicas de solidaridad que nos hablan de que es posible organizarnos de otra manera, nos dejan vislumbrar una pequeña luz. Sin embargo, las respuestas a otro nivel son muy limitadas: o seguimos con el neoliberalismo y no importa si se mueren unos cuantos miles siempre que haya ganancias para las grandes empresas, o aplicamos medidas como la renta humana básica y el fortalecimiento del Estado.

Por supuesto, si hay que elegir entre las dos, habría que elegir la segunda que, aunque es limitada, es un punto de partida. La crisis es muy profunda y es indispensable avanzar con mayor creatividad y replantearnos cómo está distribuido el poder político y el poder económico.

Cualquier alternativa requiere nuevos principios fundamentales para organizarnos: de qué nos sirve tener bóvedas llenas de billetes como reserva cuando lo que necesitamos es hospitales, afirma Chávez.

DAvid nos da un ejemplo de la incapacidad del Estado ecuatoriano: se ha priorizado que los supermercados sigan abiertos y los mercados donde están los pequeños y medianos negocios de alimentos, se han cerrado. El Estado no fue capaz de coordinar con las organizaciones y asociaciones que existen desde hace décadas. Se podía hacer mucho pero no, no se hizo. ¿Por qué? Es evidente cuáles son los intereses que el gobierno de Moreno defiende.

Sobre los movimientos y la base social en Ecuador

David Chávez afirma que la situación es muy crítica y que los movimientos están pagando caro sus propios errores. Como se sabe, en Ecuador la derecha volvió al poder con una estrategia de “caballo de Troya” y esa estrategia y su consecuente viraje hacia la derecha político tuvo como clave la articulación de una muy amplia coalición que podría llamarse “coalición anticorreísta”, cuya agenda era volver al Estado débil con el reparto de pequeños espacios de poder a distintas fuerzas y la agenda neoliberal. Era muy claro hacia dónde iba el gobierno de Moreno.

Las dirigencias de las organizaciones sociales decidieron sumarse a esta alianza. El levantamiento de octubre no se da por la alta dirigencia de los movimientos sino por la reacción de las bases que obligan a una ruptura con el gobierno de Moreno. Sin embargo, en octubre, las dirigencias deciden acotar la negociación a los subsidios y con esto le lanzan una “boya” al gobierno, diluyendo el acumulado de fuerza que se dio, peor aún con la pandemia. La reacción de los movimientos populares es muy difícil. Por otro lado, el correísmo está pagando un “pecado original”: carecer de organización social. Se peleó con las organizaciones sociales y no generó nuevas organizaciones. No tiene capacidad de respuesta en este momento.

Es cierto que hay mucha indignación, pero es necesario tener organización para poder resistir y pelear.

Sobre escenarios en el corto y mediano plazo

El gobierno ha concentrado muchísimo poder con la coalición que configuró en su propósito de desmantelar el Estado. Es un poder de corte autoritario que se manifestó en octubre, pero que viene desde tiempo atrás. Y eso va a continuar, al menos en el corto plazo.

Existe un gran pacto donde los actores principales son los grandes empresarios, la banca, las élites políticas y mediáticas, estas últimas, órganos de propaganda del gobierno. Esto hace difícil pensar que venga una trayectoria distinta. En esa coalición hay un pacto de dominación en torno a la agenda política y económica que lleva ya tres años. La aprobación de las leyes en los últimos días es una clara señal de que ese pacto sigue fuerte. No hay un quiebre, puede haber un reacomodamiento, pero una ruptura, no.

Finalmente, David Chávez comparte su preocupación por las futuras elecciones del 2021 que, desde su perspectiva, están en riesgo no solo de realizarse, sino de darse en condiciones libres y democráticas. Desde su perspectiva, las condiciones de democracia restringida en el país se mantendrán para asegurar una transición “ordenada”.

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