Por Jhon Sánchez

El mes pasado, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió un alto el fuego para enfrentar la pandemia de manera adecuada. «Hago una convocatoria a un inmediato cese del fuego en todos los rincones del mundo. Es hora de poner el conflicto armado bajo llave y concentrarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas«, dijo.

Como miembro permanente del Consejo de Seguridad, el presidente Macron de Francia fue el primero en expresar su apoyo a la resolución. Está tomando la iniciativa de coordinar una videoconferencia con los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y dijo durante una entrevista para RFI: «El presidente Xi Jinping me confirmó su aprobación», dijo Macron. «El presidente Trump me confirmó su aprobación. El Primer Ministro Boris Johnson me confirmó su aprobación. Creo que el presidente Putin definitivamente también estará de acuerdo».

Al 3 de abril, Camerún, la república Centro- africana, Colombia, Libia, Myanmar, Filipinas, la República Centroafricana, Sudán del Sur, Sudán, Siria, Ucrania y Yemen también habían respaldado la iniciativa.

El 18 de abril, Zhang Jung, el embajador de China ante las Naciones Unidas, twiteó:

Estados Unidos puede ser el principal obstáculo para la aprobación de la resolución debido a sus políticas más recientes, como la de desfinanciar a la OMS y al UNICEF. Muchos expresan su frustración hacia Donald Trump y ven cómo los Estados Unidos han perdido el liderazgo en la arena internacional. Ryan Kaminski twiteó:

Sin embargo, la esperanza de paz permanece. Diferentes grupos acordaron un cese del fuego, por ejemplo, las Fuerzas Democráticas Sirias dirigidas por los kurdos y el Nuevo Ejército Popular, un grupo rebelde filipino.

Tal vez, la posibilidad de un cese del fuego radica en las personas y los diferentes grupos en combate y, por qué no, en la firma de tratados de paz concretos. Esto ya ocurrió durante la Primera Guerra Mundial en lo que se llama la Tregua de Navidad. Todo comenzó porque los soldados llegaron a un acuerdo tácito de cesar el fuego todos los días durante los desayunos. Era poco tiempo durante el día, pero los británicos y los alemanes sólo esperaban a que el otro lado cantara su Himno Nacional para empezar a disparar. Este pequeño acto de confianza mutua evolucionó a una celebración navideña germano-británica, y después de eso, los soldados se negaron a disparar a sus amigos. Esto duró hasta que sus generales se enteraron. Estando en el negocio de la guerra, los generales ordenaron a los soldados que dispararan y trajeran un cadáver. Fue así como los «líderes» destruyeron la posibilidad de la paz. Siempre ha sido así: presidentes que bloqueaban las resoluciones de la ONU o líderes que preferían la sangre a los acuerdos mutuos. La gente que está en las trincheras podía ver lo absurdo de la guerra durante breves momentos de confianza. Esta pandemia puede ayudarnos a reconocer que luchamos contra un enemigo que es simplemente otra persona como uno de nosotros, una persona que también necesita el desayuno.


John Sánchez: nacido en Colombia, llegó a la ciudad de Nueva York en busca de asilo político, donde ahora es abogado. Sus historias cortas están disponibles en el Midway Journal, The Meadow, Newfound, Fiction on the Web, entre otros. En febrero, Teleport publicó su cuento corto ‘Handy’. El DeDramafi, fue publicado en The Write Launch, y Storylandia lo reimprimirá en el número 36. Fue premiado con la Colonia Horned Dorset para 2018 y el Programa de Residencia Artística Byrdcliffe para 2019. En 2021, New Lit Salon Press publicará su colección Enjoy Pleasurable Death and Other Stories that Will Kill You. Para actualizaciones, por favor visite la página de Facebook @WriterJhon


Traducción del inglés por Sofía Guevara