Por Oscar Chavarría

Alguien dijo por ahí (…si no fue así, yo lo digo ahora): “las crisis, nos dan la oportunidad de sacar lo mejor de nosotros, avanzar y poder superar la adversidad; si no lo hacemos,
estamos condenados a quedarnos en el camino de las lamentaciones, para siempre…”

Llevando siempre en mis pensamientos a los demás, anoche me acosté con muchas inquietudes, por lo vivido durante la semana; sobre todo con alguna incertidumbre por los cientos de miles de personas (…lejanas y cercanas) que en este momento, están perdiendo sus trabajos o les han rebajado sus horas laborales, afectando directamente su salario (…legal o no, ese no es el punto ahora) y quizás a otros, ya los enviaron de vacaciones a sus casas, con la posibilidad de que al finalizarlas, su puesto se haya cerrado o la misma empresa donde trabaja, sea la que haya cerrado.

Así de complicado fue ese camino al “sobre”, para ver si conciliaba el sueño y la verdad, no me puedo quejar, a pesar de mis dudas, deudas, errores y todos los horrores cometidos a través de los años, dormí plácidamente, quizás porque en el fondo, sigo creyendo que poseo la mejor almohada que todo ser humano aspira tener: una “conciencia tranquila”.

Con ese “estado de conciencia”, me fui a “los brazos de Morfeo”; fue una noche corta, porque desperté de madrugada (…despertar en sábado, desde hace más de cuarenta años, forma parte de la lista de mis placeres más grandes: ausencia total de las tensiones cotidianas de las mañanas, durante la semana) y desperté con una emoción enorme, como si hubiera descubierto la cura para el “COVID-19”.

Aunque no fue eso lo que descubrí, creo, según mis sueños, es algo similar (…al menos así me siento); veamos a que me refiero:

1- Esta emergencia por el COVID -19, ha desnudado la fragilidad de los puestos de trabajo, en todos los campos, pues por más seguros que parecían, ante una crisis como la que vivimos hoy en día, está poniendo a la gente en la calle, no a todos, pero si muchos que se creían inamovibles o eternos, que eran el brazo derecho de muchos patronos o jugaban un papel importante en las empresas y que soñaban jubilarse ahí; hoy, a muchos años de la ansiada jubilación, ya están en la calle, con edades avanzadas, con un cúmulo de años laborados y una rica y basta experiencia, pero también, con la incertidumbre de que quizás, no tendrán esa merecida pensión, en las condiciones que lo esperaban y que ahora, deberán considerar de nuevo ir en busca trabajo, algo que no estaba en sus planes, pero que la situación los obliga, porque los compromisos continúan y la tarea aún no se termina.

2- En el otro lado de la acera y desde hace años, se encuentran muchas personas que ya hasta recitan su “curriculum vitae” de memoria, documento que han impreso infinidad de veces y que han dejado en cientos de ferias de empleo y sitios de internet, pero que hasta ahora, solo han recibido como respuesta, las consabidas palabras: “…no nos llame, nosotros lo llamamos” y al final, nada de nada; a ese grupo le sumamos otras personas que por una u otra razón, no han culminado sus estudios, no cuentan con bachillerato (…requisito mínimo para un trabajo de cierta remuneración y la seguridad del reconocimiento de sus garantías laborales), que tampoco han logrado la estabilidad, tan siquiera de unos días a la semana, para contar con ingresos para sus gastos básicos, eso sin considerar a los que deben mantener a una familia y ni que decir, los NININIs (…que ahora le sumamos una NI), ya que: NI trabajan, NI estudian y NI colaboran con las labores del hogar, situación que se está agravando, ya que en esos mismos hogares, a ellos se les van uniendo, quienes si colaboraban para el núcleo familiar, pero que por las circunstancias, ya no lo harán, creando una situación aún más delicada, para todos.

3- Ante esos panoramas y la situación que se va conociendo día a día, sobre diferentes posibles propuestas gubernamentales, que un día si y otro no, son del agrado de la población y que frecuentemente son cuestionadas, en su mayoría, por los que siempre están ahí presentes, cuestionando, criticando, desautorizando, buscando los puntos negros en la sábana blanca (…en su mayoría opositores, que desde ya están preparándose para una campaña electoral, con muchos años de antelación, pero que la oportunidad no la desaprovechan); en su mayoría son aquellos que NUNCA en su vida, han movido un dedo por sus cercanos y menos por el país y que tampoco han presentando una propuesta de cualquier tipo; así de grave se ve el panorama y mientras tanto, la situación se va deteriorando cada día.

Pues ante esos tres escenarios, que en los próximos días podrían agravarse, llegando a dimensiones jamás vividas por nuestras generaciones, producto del avance del COVID-19, debido en gran medida, al desacato de un sector de la población, que se cree la octava maravilla, como si su salud los hiciera “inmunes a todo” (…digamos que el temor, a veces nos lleva a actos de rebeldía, que parecieran de locura), situación que complica más, el tema de la salud en general, pero en especial, la salud emocional que es tan grave, como la física; el deterioro de la salud física nos lleva al ataúd; el deterioro de la salud emocional, nos convierte “zombies”: muertos en vida que deambulan en medio de la sociedad, destruyendo las mentes, de quienes se encuentran en su camino.

Ante ese panorama desolador, medité por unas horas y encontré, en medio de este caos e infinidad de mensajes, noticias y demás (…nos saturan el celular y la computadora), una luz al final del túnel, que a la vez sería una oportunidad, para los que en este momento, no cuentan con los ingresos suficientes para continuar subsistiendo, pero que irónicamente, también pueden llegar a ser los más “reaccionarios” y “peligrosos”, ya que en caso de no lograrlo, quizás hasta podrían propiciar actos de vandalismo (…ya les “vale madre”, pues no ven el horizonte y menos una oportunidad, dudan que si otros más preparados y con grandes conocimientos y demás no lo han logrado ¿por qué ellos si podrían hacerlo?).

Sin embargo, es aquí donde me vinieron a la mente muchas historias, leyendas urbanas y hasta situaciones personales, ¡¡¡sobre casos similares, que realmente asustan.

Analizando esta situación, percibí que quizás en este momento crucial para la humanidad, quienes podrían ser los “elegidos” y con mayor potencial para salir adelante y a la vez, realizar un aporte significativo a la sociedad, son esas personas que “ya están a punto de tirar la toalla” o a lo mejor “ya la tiraron”, aquellos que sin conocimientos académicos, sin títulos, sin experiencia y sin nada de nada (…los denominados NININIs); son precisamente ellos quienes podrían llegar a convertirse en la punta de lanza, para el cambio de rumbo que requiere la sociedad, en todos los campos y ser ese salvavidas para la sociedad, constituyéndose en “la brigada de los desposeídos”.

Considerando que ya para ellos, todo está perdido y que hasta podrían pensar en el “suicidio” o convertirse en los malos (…pero bien malos) que vimos en esas películas apocalípticas, al estilo “Mad Max”, de esas que te quedan en la mente por días y que te sensibilizan sobre lo que podría suceder en el planeta, en una época muy lejana. Pues pareciera que esa época, a la que vemos con temor y terror, deseando que nunca llegue (…el shock del futuro), podría estar a la vuelta de la esquina, porque el gran daño, será permitir que ese “shock del futuro”, en principio, llegue a dominar la mente de las personas.

¿Por qué digo que ellos son los que podrían brindar un gran aporte, obviamente con el acompañamiento, la debida orientación y en especial, devolviéndoles la fe en ellos mismos y mostrarles el papel que podrían jugar en este momento crucial, en la historia de la humanidad? Porque tienen “mucho más que ganar y muy poco que perder (…al parecer, ya lo han perdido todo y no ven un futuro para ellos y sus cercanos).

Pues bien ¿y qué papel podrían jugar los NININIs en este momento? …empecé analizando el caso del mensajero que tengo, un muchacho de mediana edad (…curiosamente hoy cumple treinta y siete años), sin estudios (…solo hasta segundo año de colegio), viviendo con su madre, padre y hermanas; separado y a cargo de su hijo de ocho años. Analizando su situación y el trabajo que realiza para mi (…que por cierto, es valioso e indispensable), va a llegar un momento en que, por la disminución de trabajo que estamos viviendo, ya no podré contar con sus servicios y me veré obligado a enviarlo a su casa, inicialmente a vacaciones y posteriormente despedirlo y buscar la manera de pagarle su liquidación, tal como la merece, porque yo también estaría viéndome afectado. Así de tenebroso vislumbré el panorama para ese muchacho, que no le quedará más que, buscar hacer “lo que sea”, para seguir teniendo los ingresos necesarios, poder sobrevivir y mantener a su hijo.

Pero me dije ¿qué pasa si cambio mi “chip” y desde este momento diversifico mi trabajo o creo nuevas formas para brindar mis servicios, mis conocimientos y mis ideas a otros y le
ofrezco que juntos nos apoyemos?

Fue ahí cuando el panorama en mi mente cambió y empezaron a surgir frente a mis ojos, infinidad de ideas (…al estilo de la película “El Secreto”); fue precisamente en ese instante,
cuando pude percibir realmente, que ese panorama tétrico que poco a poco asoma su rostro, “es posible transformarlo y ya”, pues esa persona que ahora trabaja conmigo, ya no perdería más de lo que estaría perdiendo, si llega a “dar ese salto” y rompe con los esquemas, paradigmas, temores y angustias de este momento; si se propone “ver, en todo este caos, la oportunidad para trascender” y salir adelante, junto conmigo. Pero debo confesar, que también fue en ese preciso instante, cuando vi desfilar en mis recuerdos, todas aquellas personas que a través de mi vida, me han tendido la mano, que creyeron en mi, que me dieron una oportunidad más, que me perdonaron en cientos de situaciones y que hoy, son parte de lo que me he convertido, llegando al convencimiento que, ser solidario, es lo que nos caracteriza en esencia como seres humanos.

Me dije, con seguridad y firme convicción, ¡¡¡que SI es posible realizarlo …si yo lo veo, el también lo podrá ver, porque, además, me pondré en sus zapatos y el también se pondrá
en los míos.

Es aquí donde apliqué, eso que desde hace años predico: “If I Imagine, I think different” (…si yo imagino, yo pienso diferente); algo que descubrí, cuando soñé unir las visiones de dos genios en su campo: John Lennon y Steve Jobs.

Considerando esa reflexión personal, a lo largo del día hice un sondeo; consulté a varias personas que están en una situación de “posible quiebra personal, no empresarial” y confirmé que sin ser yo quien les esté dando esa oportunidad que aquí comparto, vieron que es posible “dar ese salto” y empezar a “pensar con una actitud positiva”, sintiéndose como constructores de un futuro de posibilidades, para ellos y para los demás; solo por el hecho de “imaginarlo, pensaron diferente”, condición suficiente para no dejarse atrapar, por el “shock del futuro”.

En el caso de las personas preparadas, con mucha experiencia y en algunos casos, a pocos años de jubilarse, mis comentarios les cayeron como un balde de agua fría, pues “de ninguna manera” se ven haciendo “lo que sea” para salir adelante; para ellos, esto es una pesadilla, una locura inimaginable, están en shock y no saben qué hacer, por dónde ir y menos a quién acudir y eso, también me duele, pero estoy seguro que al igual que los otros, también tienen la posibilidad de avanzar, solo si cambian su “chip” y empiezan a crear “sinergia”: el que tiene el conocimiento y el que no tenía nada y juntos emprender este sueño, de la mano de la solidaridad, que más que una palabra, es una acción que nos hermana entre todos, caminando juntos, en busca del bien común.

Pues bien, volviendo “a los desamparados, a los desprotegidos y en síntesis a los desposeídos” y el ¿por qué considero que podrían jugar un papel crucial en estos momentos? …sin duda alguna diré, que es porque ellos estarían dispuestos a todo, pues lo que requieren inicialmente, es que se confíe en ellos, que se les valore como seres humanos, que se les de una oportunidad para demostrar su valía.

Estoy seguro que para iniciar este cambio, es indispensable esa motivación de impacto para arrancar; luego vendrá la otra parte, porque son personas que podrán ser apoyo importante para muchas tareas, remuneradas y voluntarias, que todos vamos a requerir, de una u otra forma; tareas de recolección de información, de elaboración y actualización de bases de datos, de investigación, de apoyo, de motivación para otros, de atención en actividades cotidianas, de soporte para los líderes, de comunicadores de nuestro mensaje solidario y de interdependencia y quizás lo que llevará paz a sus mentes, será saber que de momento, no va a ser necesario que cuenten con lo que carecen y por lo que fueron rechazados (…sin conocimientos, sin títulos académicos, sin experiencia, sin imagen, sin contactos y demás), pero que poseen algo más valioso, que ahora es vital y a la vez su gran virtud: su actitud ante la vida, ante sus vidas y ante la de los demás; es ahí donde está la clave, llegar a esos corazones y a esas conciencias dormidas y despertarlas de una vez por todas.

Esto no termina aquí, ni hoy, esto apenas comienza; este es el inicio del despertar de los desposeídos, que lucharán por contribuir a construir una nueva sociedad, no para quitarle al que tiene o para quejarse y exigir derechos, sino para ser los constructores de la nueva sociedad humana, una sociedad solidaria que está por surgir, de entre las cenizas cual ave Fénix, que alzará su vuelo y nos llevará a donde habíamos soñado llegar.

Si quiero cambiar el mundo y que las cosas mejoren, para todos, es indispensable que empiece por cambiar mi manera de verlo, por eso ya cambié mi “chip”, lo que me obliga en este preciso instante de mi vida, a ver el mundo de una manera diferente: ahora veo y comprendo claramente, lo que fue “un antes” y lo que será “un después” del COVID-19, un mal que era necesario, para el despertar de las conciencias humanas.

La historia continúa, porque está en construcción y aún hay futuro.