El 1 % más rico de la población mundial posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas. Los principales 2.153 multimillonarios tienen más riqueza que los 4.600 millones de personas que constituyen el 60 % la población.

Los 22 hombres más adinerados tienen más riqueza que todas las mujeres de África, que según el Banco Mundial son alrededor de 670 millones. En pocas palabras: “la desigualdad económica está fuera de control”.

El más reciente estudio de Oxfam, denominado «Tiempo para el cuidado: El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad», concluyó que “la desigualdad global está sorprendentemente arraigada y vasta, y el número de multimillonarios se ha duplicado en la última década”.

Oxfam se define a sí misma como una confederación internacional que agrupa a 20 organizaciones no gubernamentales (ONG) y trabaja con socios en más de 90 países, con el objetivo de ayudar a poner fin a las injusticias que causan la pobreza en el mundo.

En su informe, publicado justo antes del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos, Suiza, atribuyen esa enorme brecha a “un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo”.

La organización recuerda que “cuidar de los demás, cocinar, limpiar y recoger agua y leña son tareas diarias esenciales para el bienestar de la sociedad, las comunidades y la economía. La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género”.

Al respecto, el CEO de Oxfam-India, Amitabh Behar, quien se encuentra en Davos para representar a la confederación, sostiene que “la brecha entre ricos y pobres no se puede resolver sin políticas deliberadas que rompan la desigualdad, y muy pocos gobiernos están comprometidos con esto».

Explotación femenina

El informe devela cómo estas economías sexistas alimentan la crisis de desigualdad”. Por ejemplo, citan que “las mujeres y niñas realizan 12.500 millones de horas de trabajo de cuidado no remunerado cada día, una contribución a la economía global de al menos 10,8 billones de dólares anuales, más del triple del tamaño de la industria tecnológica”.

“Lograr que el 1 % más rico pague solo un 0,5 % de impuestos adicionales sobre su riqueza en los próximos 10 años equivaldría a la inversión necesaria para crear 117 millones de empleos en sectores como ancianos y cuidado de niños, educación y salud”, señala el texto.

“Nuestras economías rotas están llenando los bolsillos de multimillonarios y grandes empresas a expensas de hombres y mujeres comunes. No es de extrañar que la gente empiece a cuestionarse si los multimillonarios deberían existir”, expone Behar.

El CEO de Oxfam-India asegura que las mujeres y las niñas se encuentran entre las personas que menos se benefician del sistema económico actual.

“Pasan miles de millones de horas cocinando, limpiando y cuidando a niños y ancianos. El trabajo de cuidado no remunerado es el ‘motor oculto’ que mantiene en movimiento las ruedas de nuestras economías, negocios y sociedades. Es impulsado por mujeres que a menudo tienen poco tiempo para estudiar, ganarse una vida digna u opinar sobre cómo se manejan nuestras sociedades, y por lo tanto, están atrapadas en el fondo de la economía”, apuntó Behar.

Esperanza de vida

El estudio afirma que las mujeres realizan más de las tres cuartas partes del trabajo de cuidado no remunerado e, incluso, a menudo deben trabajar horas reducidas o abandonar la fuerza laboral debido a su carga de trabajo de cuidado.

“En el mundo, el 42 % de las mujeres en edad laboral no puede conseguir trabajo (formal) porque son responsables de los cuidados, en comparación con solo el 6 % de los hombres”.

Igualmente, las mujeres representan dos tercios de la «fuerza laboral de cuidados» remunerada, pero generalmente estos trabajos en guarderías, labores domésticas y asistentes de cuidado son mal pagadas, gozan de pocos beneficios y pueden tener un costo físico y emocional.

El informe también concluye que la presión sobre los cuidadores, tanto remunerados como no remunerados, aumentará en la próxima década a medida que la población mundial crezca y envejezca. “Se estima que 2.330 millones de personas necesitarán atención (especial) para 2030, un aumento de 200 millones desde 2015”.

Adicionalmente, la organización estima que el cambio climático puede empeorar la crisis mundial de atención que se avecina, al punto que, “para 2025, hasta 2.400 millones de personas vivirán en áreas sin suficiente agua, y las mujeres y las niñas tendrán que caminar distancias aún más largas para buscarla”.

Los gobiernos callan

Ante esta problemática, los principales líderes mundiales no actúan, al contrario, guardan silencio y siguen impulsando políticas que ahondan esa brecha. En ocasiones, incluso, incitan a la ciudadanía a tomas las calles en señal de protesta, conscientes de las devastadoras consecuencias de esta situación.

“El autoritarismo de líderes como los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Brasil, Jair Bolsonaro, permite ilustrar esta tendencia: plantean políticas como rebajas fiscales a los milmillonarios, obstaculizan las medidas para luchar contra la emergencia climática, alimentan el racismo, el sexismo y el odio a las minorías”, expone Oxfam.

Ante ello, diferentes pueblos han levantado su voz para decir “Basta”. “Desde Chile hasta Alemania, hemos sido testigos de manifestaciones masivas en contra de la desigualdad y la emergencia climática. Millones de personas están tomando las calles y arriesgando sus vidas para reclamar el fin de la desigualdad extrema y exigir avances hacia un mundo más justo y ecológico”.

En ese sentido, Oxfam sostiene que para reducir la brecha los Gobiernos deben asegurarse de que las corporaciones y los individuos ricos paguen su parte justa de los impuestos y, además, aumentar la inversión en servicios públicos e infraestructura.

“Deben aprobar leyes para abordar la gran cantidad de trabajo de cuidado realizado por mujeres y niñas, y garantizar que las personas que realizan algunos de los trabajos más importantes en nuestra sociedad, cuidando a nuestros padres, nuestros hijos y los más vulnerables, sean remunerados”.

Igualmente, los Gobiernos deben tomar medidas urgentes para construir una economía más humana y feminista que valore lo que realmente importa para la sociedad, en vez de alimentar una carrera sin fin por el beneficio económico y la acumulación de riqueza”, enfatizó Behar.

Qué se puede hacer

Oxfam está convencida de que es posible hacer frente tanto al enorme nivel de desigualdad económica, como a la inminente crisis de los cuidados, pero “para ello hay que poner en marcha iniciativas conjuntas y adoptar decisiones políticas valientes que permitan reparar los daños ya hechos, y construir sistemas económicos que cuiden de toda la ciudadanía”.

Por tanto, la confederación propone seis medidas para cerrar la brecha entre las trabajadoras de cuidados no remuneradas o mal remuneradas y la élite rica, que es quien más se aprovecha de su trabajo.

  • Invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.
  • Acabar con la riqueza extrema para erradicar la pobreza extrema. Los Gobiernos deben adoptar medidas como gravar la riqueza y las rentas más altas, y acabar con los vacíos legales y las normas fiscales inadecuadas que permiten a las grandes fortunas y las grandes empresas eludir sus obligaciones fiscales.
  • Legislar para proteger a las personas que se ocupan del trabajo de cuidados, y garantizar salarios dignos para el trabajo de cuidados remunerado.
  • Garantizar que las personas que realizan el trabajo de cuidados tengan influencia en la toma de decisiones y participen en los procesos y foros de elaboración de políticas a todos los niveles.
  • Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas que consideran que el trabajo de cuidados es responsabilidad exclusiva de las mujeres y las niñas, y que dan lugar a un reparto desigual de esas tareas. Por ejemplo, a través de campañas publicitarias, así como de su comunicación pública y de la legislación.
  • Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados. Las empresas deben reconocer su valor y apoyar el bienestar de sus trabajadoras, aplicando prácticas laborales favorables a las familias, como horarios flexibles y permisos remunerados, y mediante campañas y una comunicación pública que combatan la desigual distribución del trabajo de cuidados.

Si quieres revisar el informe completo de la Oxfam, denominado «Tiempo para el cuidado: El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad» puedes hacerlo con solo hacer CLIC AQUÍ.

 

El artículo original se puede leer aquí