Por Alicia Muñoz

El 21 de noviembre Colombia vivió un paro nacional histórico, los nacionales se movilizaron a lo ancho y largo del país para protestar en contra del gobierno del presidente Iván Duque.

Diferentes sectores como los Indígenas, lgtbi, comunidades afro, lideres sociales, artistas, campesinos, profesores, estudiantes, entre otros fueron los protagonistas de este encuentro, para exigir al gobierno que no permita más muertes en Colombia de líderes sociales, ex guerrilleros, la indignación por la muerte de niños en combate, reclutamiento de menores, la reactivación de los falsos positivos, que no se haga la reforma laboral y pensional, se protesta por la ley de financiamiento que cayó en la Corte Constitucional pero que se volvió a radicar en el Congreso de la República, ya que según el presidente y el ministro de hacienda Alberto Carrasquilla funcionaría para restar la carga tributaria de las empresas y generar más empleo, además de que gremios como Anif (asociación nacional de instituciones financieras) propusieran pagar solo el 75% del sueldo mínimo a los jóvenes para que pudieran entrar fácilmente al mercado laboral, el exigir mejor educación, la no discriminación, etcétera fueron algunas de las razones. Sin embargo, desde días atrás el país estaba a la expectativa, pues el gobierno a pesar de que mencionó que escucharía al pueblo, generó miedo y polarización. Desde el día martes 19, se cerraron las entradas fronterizas tanto fluviales como terrestres del país con Perú, Ecuador, Venezuela y Brasil. Según el presidente esta inusual media es para evitar la entrada de extranjeros que iban a generar disturbios (a la fecha se expulsaron 15 venezolanos que querían infiltrarse en las marchas), el presidente dio la libertad a las alcaldías del país para hacer toque de queda como se vivió en la ciudad de Cali, Valle del Cauca, y además hay ley seca en todo el país.

Las marchas en su mayoría transcurrieron el día jueves pacíficamente, entre bailes, cantos, cadenas humanas, pero en diferentes puntos el esmad (escuadrones móviles antidisturbios) fue violento. Un panorama fuerte se observó cuando los estudiantes trataban de llegar al aeropuerto El Dorado de Bogotá. El personal del esmad tenía la orden de no permitir la llegada de los manifestantes a este punto de la ciudad, así es que se interceptó a un gran grupo de marchantes en la altura de la calle 68 con 26, donde pacíficamente la gente intentó pasar y el esmad atacó, generando disturbios y creando concentración fuerte en la Universidad Nacional de Colombia donde más tarde se presentaron enfrentamientos.

La sorpresa fue en la noche cuando la gente empezó desde sus casas a protestar con cacerolas; todos se unieron sin importar sexo, raza, edad y estrato social.

En Colombia se está a la expectativa, se ha convocado hoy 22 de noviembre en las principales ciudades al cacerolazo, se espera que el gobierno responda con buenas soluciones ante las exigencias del pueblo. Los colombianos están cansados de tanta violencia e inequidad social, que se repite año tras año.

Colombia se une a las protestas que se han manifestado en Latino América, pidiendo que el gobierno esté a la altura para generar importantes cambios sociales.