La emergencia de nuevas visiones económicas vinculadas a la economía azul y la protección ecosostenible del patrimonio líquido de la cuenca mediterránea ha generado numerosos estudios de profundización y perspectivas orientadas a la protección del mar Mediterráneo y a la valorización de su complejo ecosistema.

Entre los principales puntos de interés, objeto de atención por parte de las instituciones europeas y numerosas Organizaciones No Gubernamentales, se encuentra el de la pesca y la cooperación entre los protagonistas de este sector y el de la acuicultura. La insostenibilidad de la pesca es uno de los problemas más urgentes a nivel internacional, como recalcan las Naciones Unidas y la FAO, que presentan una innumerable cantidad de datos, estudios, análisis e informes.

Entre las últimas publicaciones que han llamado la atención en la región del Mediterráneo y el Mar Negro, aparece un panorama alarmante, pero también algunos indicios positivos de una tímida mejora de la situación. En la carrera contra el tiempo para asegurar, por un lado, alimentos suficientes para los 9.000 millones de personas que poblarán la tierra para 2050 y, por otro, para tratar de reducir el impacto ambiental asociado con la agricultura y la pesca y para combatir los efectos de la contaminación y el cambio climático, las Naciones Unidas lanzaron la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 en 2015. La Agenda incluye 17 objetivos clave, uno de los cuales está dedicado íntegramente a la pesca.

Las Naciones Unidas siguen insistiendo en la necesidad de trabajar a favor de la conservación y el uso sostenible de los océanos y los recursos marinos. Entre los países con mayor actividad pesquera, en comparación con las cantidades medias del período 2005-2016, tenemos a China. Por otro lado, Perú y Chile tuvieron una fuerte reducción en la pesca en 2016, casi en su totalidad debido a la disminución de la presencia de anchoas del Pacífico por razones ambientales.

También existe una situación preocupante en el Mediterráneo. Italia es el segundo mayor productor pesquero del Mediterráneo y del Mar Negro, con un volumen de casi 250.000 toneladas y un valor de 754 millones de euros. El Mar Mediterráneo se encuentra actualmente en el peor estado de todos los mares europeos, con alrededor del 90% de las poblaciones de peces sobreexplotadas y algunas en alto riesgo de colapso total. La merluza, el salmonete y el rape europeos se pescan en cantidades diez veces superiores a las que se consideran sostenibles, según los parámetros y estudios de la Comisión Europea. A pesar de los reglamentos y procedimientos jurídicamente vinculantes que han acordado eliminar gradualmente la sobrepesca para 2020, los progresos realizados hasta ahora por la Unión Europea no parecen tener éxito. Análisis confirmados en varias ocasiones por el Comité Científico, Técnico y Económico de la Pesca (CCTEP) de la Unión Europea. Un punto delicado es la pesca de traíña, que tiene que hacer frente a la paralización adicional de la pesca y que corre el riesgo de verse socavada con una reducción de al menos un 40 % en los próximos cinco años. Son muchas las organizaciones que se preocupan por la protección, la mejora y la cooperación para comprender y conservar la cuenca mediterránea. En este sentido, los proyectos internacionales de desarrollo sostenible vinculados al Mediterráneo son importantes. Entre las últimas propuestas innovadoras, destaca el proyecto «Surfish – Foresting Mediterranean Fish Ensuring Traceability and Authenticity», en el que el «Gi. &Me. Asociación» y la asociación «Slow Food Tebourba», en Túnez, que junto con operadores italianos, españoles, tunecinos, egipcios y libaneses trabajan en la valorización del patrimonio pesquero en el Mediterráneo, el seguimiento y el análisis de la trazabilidad, la sostenibilidad y la autenticidad de la pesca de nuestro mar común.

La idea es poner en marcha una cooperación en el sector de la pesca y la protección del mar, cuestionando a los principales actores que dominan el Mediterráneo y prestando atención a las actividades sostenibles. Una nueva diplomacia pesquera que a través del estudio, análisis y control quiera actuar para proteger la biodiversidad del Mediterráneo y sus costas.


Traducción del italiano por Nicole Salas