Según la BBC, «Israel y los militantes de la Franja de Gaza han intensificado sus ataques unos contra otros en algunos de los enfrentamientos más intensos de los últimos años. Los militantes palestinos han disparado más de 450 cohetes hacia el territorio israelí desde el sábado. Israel afirma que muchos fueron interceptados, pero que un hombre fue asesinado. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dicen que han atacado unos 220 objetivos en la Franja de Gaza durante el fin de semana.

Los palestinos sostienen que seis personas murieron en esas protestas. El domingo, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu declaró que había ordenado a los militares «continuar sus ataques masivos contra elementos terroristas en la Franja de Gaza». El estallido se ha producido a pesar de la tregua acordada el mes pasado. Egipto y las Naciones Unidas han intentado recientemente negociar una cesación del fuego a largo plazo».

Así, Cui Bono, que se beneficia de esta reincidencia en la intensificación de la violencia entre las facciones más violentas de este conflicto insuperable, silencia las voces de la No-violencia y la Reconciliación.

Desde un punto de vista financiero, los ganadores evidentes son los fabricantes y comerciantes de armas. Las guerras no son solo conflictos, sino también ejercicios de marketing para presentar los productos en escenarios reales, demostrando su efectividad y poder letal, así como su capacidad para penetrar en sistemas de defensa como la Cúpula de Hierro de Israel.

Desde un punto de vista político, las fuerzas de derecha de Israel se benefician haciendo de las políticas de alarmismo una simple estrategia de «te lo dije yo», como lo demostraron en las recientes elecciones, alimentando más antisemitismo en el extranjero, que a su vez se utiliza para construir más paranoia entre los israelíes.  Al mismo tiempo, los líderes de Hamás y de la Yihad Islámica en Gaza se benefician enormemente de las columnas de los informes de los medios de comunicación internacionales sobre las atrocidades de Israel, agravadas por la falta de protección de la población civil de Gaza.

Desde un punto de vista filosófico, lo que más se engrandece es la postura arraigada de que los seres humanos son naturalmente violentos, que existe una naturaleza humana inmutable, incapaz de emerger de sus raíces animales prehistóricas para crear un mundo diferente de paz y cooperación. La recompensa más codiciada por esta postura: hacer que los activistas no violentos pierdan la fe y abandonen la lucha con frustración.

Es evidente, sin embargo, que incluso en medio de estos episodios insensatos de destrucción total, muchas personas de ambos lados logran descubrir en sí mismas las semillas de la paz y la no violencia, la capacidad de reconciliación, la posibilidad de mirar a los que se les presentan como «el enemigo» y ver tan solo seres humanos tal como a sí mismos. Sin embargo, sus voces apenas se escuchan en los medios de comunicación internacionales, y durante estas manifestaciones parecen desaparecer por completo. Si queremos que este conflicto, y todos los demás conflictos, lleguen a una conclusión positiva para todos los implicados, debemos, con nuestras acciones, formar parte también de aquellos que pueden encontrar en sus corazones el reconocimiento de la humanidad en los demás, que ven en ellos la llama de una intención que nos impulsa hacia un futuro luminoso.

La No Violencia Activa es un compromiso a largo plazo para acercarse a las raíces del conflicto con compasión y comprensión. Quizás con esto no se pueda detener inmediatamente los cohetes, pero es la única esperanza de que se detengan para siempre en el futuro.


Traducción del inglés por Rosalía Briones