Movimientos sociales como el de la marea verde en Argentina que apoyaba la legalización del aborto o la interrupción del embarazo, han levantado nuevamente el debate en la región sobre esta práctica tan polémica para sectores conservadores, como tan necesaria para sectores vulnerados.

El jueves pasado en la Universidad Central del Ecuador, en Quito, capital del Ecuador se llevó a cabo el coloquio “El aborto: un derecho pendiente” que contó con la presencia de Virginia Gómez de la Torre para brindar su visión desde la medicina; Jessica Jaramillo desde la perspectiva jurídico; Maritza Crespo desde el campo psicológico y Soledad Varea desde el aspecto sociológico.

Aspecto médico

Virginia Gómez de la Torre empezó mencionando que el primer mito que hay que derribar es que el aborto es totalmente ilegal en Ecuador; al contrario, -señaló- ya es legal en dos casos: 1) cuando el feto atenta contra la salud de la madre, y 2) cuando una mujer con discapacidad ha sido violada.

Sin embargo, el debate sobre el aborto en otras circunstancias volvió a la Asamblea Nacional desde el año pasado, donde uno de los puntos más debatidos y discutibles es el aborto en caso de violación, situación que en muchos casos lleva a embarazos, siendo por mucho, una de las experiencias más traumáticas para una mujer, mencionó Gómez de la Torre.

Pero su intervención no entró de lleno en la práctica médica, que, aunque Virginia sea doctora, cree que es imposible hablar del aborto desde la medicina si aún es una práctica recriminada y juzgada a nivel legal y moral. Práctica, que como menciona, se realiza de todas formas por varios doctores a nivel privado. Y es que en el contexto ecuatoriano en lo que respecta al aborto, nadie debería tener que preguntarle a una mujer las razones por las que interrumpe el embarazo, porque una de esas respuestas podría ser una violación.

Aspecto psicológico

Maritza Crespo brindó todo un análisis desde lo comportamental a nivel macro y personal de la mujer y los actores que rodea. Todo relacionado sobre lo que conlleva la experiencia del aborto.  Para empezar destacó el evolucionar de los derechos de las mujeres y las libertades que han tenido, que no ha sido un proceso justo y sin obstáculos; al contrario, ha requerido de un factor de rebeldía contra prejuicios tales como: “que la mujer no piensa”, “que no tiene decisión”, “que se equivoca” y “que es dependiente”. Añadió que otra relación fundamental que muchas veces es ignorada en la violencia de género, es la relación de los padres con los hijos y de los padres con las mujeres. En un punto, los padres creen que son dueños de sus hijos, y con las mujeres se agudiza. Para un padre, que tiene un control sobre su hija, al conocer al esposo o pareja de la misma lo único que se hace es “pasarle la posta” del dominio o del control, eso es lo que esconde los roles en un matrimonio. Se considera a la mujer una propiedad de sus padres y luego se su pareja, lo que hace que nunca se termine con este círculo.

Todo lo dicho ofrece una mirada sobre un factor importante en el aborto, el contexto que tiene su influencia en toda esta relación. Y es que más allá de que el aborto sea un derecho pendiente, “todos somos responsables de que sea un derecho ejercido con responsabilidad.”

Aspecto sociológico

Soledad Varea amplió los aportes que sus compañeras expositoras evidenciaron. Hizo hincapié en el rol que juegan las personas que rodean a la mujer que desea interrumpir su embarazo. Y uno de los obstáculos que se tiene es la perspectiva conservadora que considera esta práctica ilegal y antimoral, e incluso lo ve como un asesinato. Esto hace que a diferentes niveles existan trabas que violentan una y otra vez a la mujer. A nivel médico, aún existen doctores que se niegan a realizar esta práctica por cualquier motivo e incluso llaman a la policía. A nivel legislativo, el conservadurismo ha evitado que el proyecto de ley avance. Y aún peor, -añadió- cuando una mujer es violada y denuncia este hecho, su denuncia no procede y se archiva; lo que hace que su agresor siga libre y pueda reincidir.

Aspecto jurídico

Jessica Jaramillo exploró las consecuencias de que el aborto no sea legal en una realidad que exige esta necesidad. Las leyes, desde tiempos inmemorables, han sido constituidas para salvaguardar a la ciudadanía, sus derechos y bienestar. La mayoría de leyes han intentado apaciguar una necesidad latente, por ello, indicó que inconcebible que en la actualidad el aborto no sea legal en el Ecuador, más aún cuando la ONU ha insistido varias veces al país que lo legalice.

Actualmente el 75% de llamadas que se hace al ECU 911 en Ecuador son por violencias domésticas, muchas de ellas que terminan en femicidios o violaciones. Indicó que se debe dejar de utilizar la etiqueta de “asesinas” en la interrupción voluntaria del aborto y decirlo por su nombre: víctimas. Añadió finalmente que en este contexto, el tema del aborto es necesario abordarlo ya que implica: salud pública, derechos y un aborto legal sin pena o cárcel, porque la despenalización es el primer paso para el acceso a otros derechos.