Con una feliz elección simbólica, el Museo de Yugoslavia, ubicado en Belgrado, inaugurará su temporada de verano con el programa condensado en la exposición «Verano en el Museo» en la fecha particularmente evocadora del 25 de mayo, cuando en los espacios del Museo se exhibirá el complejo TRESE.LUPA.UDARA. TRESE.LUPA.UDARA es un grupo ad hoc de tres músicos, Koja (voz y guitarra), Švaba (bajo) y Vul (percusión), cuyo repertorio se ampliará, para la ocasión, a algunas de las bandas más famosas de la escena rock yugoslava, como por ejemplo, Pop Mašina y Yu Grupa. Una escena rock, entre los años setenta y ochenta, sin duda una de las más evocadoras y originales de la época, una de las marcas del «paisaje cultural» de la Yugoslavia socialista y, al mismo tiempo, una de las manifestaciones más creativas de esa extraordinaria forja de las artes y la cultura que fueron los mejores años, entre los años sesenta y ochenta, del socialismo yugoslavo que supo expresar, además, otros logros importantes en el ámbito del grafismo y el diseño, de la escultura y la arquitectura, de las letras y la poesía, del cine.

Como el 25 de mayo es una fecha cargada de un importante significado político y cultural para Yugoslavia, se dice de inmediato que: fue aquí donde tuvo lugar una de las celebraciones más características del socialismo yugoslavo. El 25 de mayo se celebró la «Jornada de la Juventud», el día del cumpleaños no oficial de Josip Broz «Tito». Aunque la verdadera fecha de su nacimiento fue el 7 de mayo, él mismo cambió la fecha del 25 de mayo para conmemorar la epopeya que ocurrió ese día, en 1944, cuando logró escapar de un asalto nazi, en medio de la lucha partidista, en el Drvar. En este acontecimiento que habría pasado a la historia como la «Séptima Ofensiva Enemiga», los escuadrones nazis iniciaron la operación «Movimiento del Caballo». Los paracaidistas de las Waffen SS se lanzaron contra el distrito partidario de Drvar para capturar a Tito, que al principio parecía no tener escapatoria, arraigado en la defensa de la guarnición; la heroica acción de unas pocas decenas de estudiantes partidarios, provistos con las armas tomadas de los nazis, dio lugar a una vigorosa resistencia, ofreciendo así una vía para que Tito escapara del asalto nazi. Ese 25 de mayo se convirtió entonces en un verdadero día de redención, así como, entre otras cosas, en un mito constitutivo de la Yugoslavia socialista.

En Yugoslavia, la Jornada de la Juventud («Dan Mladosti») fue, por tanto, no sólo la reverberación de un mito constituyente, sino también un «lugar de memoria» decisivo: sería reductivo banalizarlo como una mera celebración de un culto a la personalidad, es más apropiado considerarlo como uno de esos momentos en los que, siguiendo la huella de la historia y el mito, se revivía la memoria colectiva, en la práctica social, y se actualizaba la narrativa pública en el acto festivo. Fue una típica celebración de la «juventud del socialismo» y, antes de eso, de la fraternidad y unidad entre los pueblos y nacionalidades de Yugoslavia, que al mismo tiempo era federal y socialista. Por esta razón, se podría decir que es «un jornada de dos meses» repleta de una serie de momentos y acontecimientos: la contienda para la realización del cartel del evento, el concurso para el diseño de la «štafeta mladosti» (el testigo que se usa en la carrera de relevos); emisiones conmemorativas, sellos, postales, eventos públicos y medios de comunicación. La fecha se aproxima entonces: la movilización de instituciones (empezando por las escuelas), organizaciones de masas (deportivas y sindicales) y lugares de producción (fábricas de socialismo de autogestión), que involucraron a los jóvenes de todos los rincones de Yugoslavia en el trayecto que atravesaba todo el país. Como se decía: «seis estados, cinco naciones, cuatro lenguas, tres religiones, dos alfabetos y un solo Tito». En cuarenta años, de 1945 a 1988, veinte mil testigos de relevo han viajado por Yugoslavia. El Museo de Yugoslavia, con la colección «Figure sećanja» («Representaciones de la memoria»), conserva hoy una colección extraordinaria.

Reformada y reducida, la «Jornada de la Juventud» sigue celebrándose incluso hoy, 25 de mayo. Nada que ver con las epopeyas del pasado, sino pequeños eventos, no por esta razón insignificantes, en Kumrovec, Croacia, la ciudad natal de Tito; en Belgrado, en Kuća Cveća, la Casa de las Flores, que conserva la tumba de Tito; y este año, de nuevo en Belgrado, un evento sorprendente, el esperado concierto de una de las leyendas de la escena punk y rock yugoslava, Nele Karajlić, líder de la formación original de «Zabranjeno Pušenje» e inspirador de esa increíble tira satírica y surrealista, que fue la «Top Lista Nadrealista». Una filigrana para apreciar los años ochenta y la historia yugoslava, sin duda. Pero más aún un testimonio crucial de creatividad, modernidad, sátira, ironía, irreverencia e incluso, a veces, profecía.


Traducción: Ana Gabriela Velásquez Proaño