El 11 de abril, Julian Assange – el creador y animador de la magnífica organización de la libertad llamada WikiLeaks – fue tomado por la fuerza por la embajada ecuatoriana en Londres y arrestado por la policía del Reino Unido. Luego Julian fue «arrestado de nuevo» en nombre del gobierno de Estados Unidos para satisfacer las buenas relaciones entre el gobierno de Gran Bretaña y el de Estados Unidos.

Assange está pagando muy caro, y no sólo por haber revelado datos sobre los crímenes de guerra de Estados Unidos en Afganistán (The Afghan War Diary) e Irak (The Iraq War Logs), sino también por haber difundido la evidencia de la corrupción que se desarrolla en varios gobiernos «democráticos».

Y esto podría ser incluso más grave (si es posible) porque estaba investigando acerca del uso que Google (y suponemos que las grandes multinacionales de la información) se disponía a darle a la inmensa cantidad de «nuestros» datos que tenía a su disposición. El relato de Giorgio Agamben, quien recientemente se reunió con él en la embajada ecuatoriana, se trataba de «vender a las compañías de seguros y a los Servicios Secretos datos sobre los intereses, los deseos, el consumo, el estado de salud, las lecturas, en definitiva, sobre la vida en todos sus aspectos de millones de personas». Para Assange, esto habría significado «un aumento sin precedentes de las posibilidades de control de los poderes económicos y policiales sobre los seres humanos». La detención de Assange es, por tanto, no sólo «el deseo de castigar las investigaciones pasadas de Wikileaks, sino también de impedir la investigación en curso, que evidentemente es percibida por los afectados como una amenaza». También por esta razón debemos expresar nuestra solidaridad con Assange incondicionalmente.

En este asunto, que nos habla de la violación de los derechos, de las intimidaciones internacionales, de la corrupción y, sobre todo, de la falta de transparencia de la información -esencialmente, de la muerte de las democracias occidentales-, han aparecido varios artículos que merecen la pena ser leídos, ¡sugerimos algunos, porque el arresto de Julián nos afecta a todos!

Fabio Chiusi

Alessandro Gilioli

Franco Berardi

Gennaro Carotenuto

Brandon Soderberg

Paul Craig Roberts y Caitlin Johnstone


Traducción del italiano por Nicole Salas