La primera Asamblea Constituyente de FridaysForFuture, el movimiento nacido a raíz del ejemplo de la joven activista sueca Greta Thunberg, se celebró hoy en el aula magna Levi de la Universidad Estatal de Milán. Durante la mayor parte del día, los portavoces de más de 100 ciudades italianas, grandes y pequeñas, se presentaron en el escenario, donde este movimiento se activó y se puso en acción. Desde Turín, Roma, Nápoles y Palermo hasta Fano, Acireale, Ladispoli, Alcamo, Pomigliano (solo por mencionar algunos), jóvenes, sobre todo, pero también otros menos jóvenes, aportaron con su experiencia y expresaron sus necesidades y expectativas sobre la construcción de esta nueva realidad que empieza a tomar forma.

La definición del movimiento es prácticamente unánime: pacifista, abierta, política pero no partidaria, consciente del riesgo de manipulación por parte de «ellos» y decidida a continuar la lucha, no solo para su propio futuro sino también para el futuro de los que vendrán después. «¡Y que quede claro que los problemas climáticos surgen de un sistema económico!»

Está finalmente emergiendo una nueva sensibilidad; una sensibilidad que se manifiesta en un mundo que la necesita mucho: una sensibilidad que respeta, protege y cuida. No la propia nación, no el propio patio trasero, no solo los seres queridos, sino todos los seres vivos. La justicia climática está acompañada por la justicia social porque están relacionadas, y los derechos son los derechos de todos los seres. Así que se dice no a la agricultura intensiva y no a la deforestación, no a la explotación en nombre del beneficio: «Debemos unirnos a las luchas de los trabajadores». No a las grandes obras inútiles y dañinas: «Con 3 metros de TAV puedes hacer 4 aulas de jardín de infantes». Algunos dicen: «Envenenan nuestro espíritu.»

Cada ciudad, pequeña o grande, tiene heridas que contar: incineradores, industrias químicas y petroquímicas, inundaciones, enfermedades y muertes causadas por la contaminación o radiación, derrames de contaminantes; pero también cuentan historias de acciones colectivas para limpiar playas, caminos, bancos, de propuestas – casi que ni se escuchan «pero seguiremos adelante»- llevadas a los alcaldes por las mismas ciudades, de aperitivos en la plaza con alimentos por caducar recolectados en los supermercados, de asambleas semanales, de micrófonos abiertos.

¿Qué forma tomará este movimiento? Las propuestas hablan de una coordinación que coordine y que no represente, de la asamblea como un órgano de toma de decisiones, de la transversalidad como una fortaleza. Se solicita la máxima autonomía de los territorios.

¿Qué es lo que busca? Quiere el cumplimiento de los acuerdos de París. Quiere parar con esta «ideología tumoral» de crecer por crecer, de crecer para destruir, quiere acciones valientes, inmediatas e inflexibles de parte de los políticos.

«Somos la última generación que puede hacer algo con respecto a este cambio, salvemos el lugar donde vivimos de aquellos que lo convirtieron en una sociedad sucia guiada por el materialismo». «Tenemos que pasar a la historia, no como los que lo intentaron, sino como los que tuvieron éxito.»

«Salvemos este planeta, es el único con pizza…»


Traducción del italiano por Michelle Oviedo