Liana Semchuk, Universidad de Oxford para The Conversation

Vender armas letales a Ucrania equivale a verter gasolina sobre el fuego. Pero las actuales hostilidades entre Ucrania y Rusia -incluida la crisis del estrecho de Kerch, que comenzó a finales del año pasado cuando Rusia interceptó tres buques ucranianos y se llevó cautivos a 24 miembros de la tripulación- son también una gran oportunidad de negocio para los mayores contratistas de defensa del mundo. A pesar del riesgo de una grave intensificación, estas empresas siguen proporcionando a Ucrania una ayuda letal para que pueda defenderse de Rusia, por un precio, por supuesto.

El representante especial de los Estados Unidos para las negociaciones con Ucrania, Kurt Volker, declaró recientemente que Washington sigue comprometido a prestar apoyo a Ucrania y a sus fuerzas armadas, incluidos los sistemas antitanque. Incluso insinuó que EE.UU. está considerando expandir los tipos de ayuda letal que podría empezar a vender a Ucrania, diciendo: «También tenemos que considerar la defensa aérea y la defensa costera.»

Esta es una perspectiva preocupante. En marzo, el general del ejército estadounidense Curtis Scaparrotti dijo que Estados Unidos también podría reforzar las capacidades de los francotiradores del ejército ucraniano. Hablando con el Comité de Servicios Armados del Senado, dijo:

Hay otros sistemas, sistemas de francotiradores, municiones y, tal vez mirando al Estrecho de Kerch, también la consideración de los sistemas navales, en un futuro, a medida que avancemos.

Este comentario ha sido ampliamente subestimado y no ha recibido la atención que merece al considerar las posibles consecuencias.

En el peor de los casos, una ayuda más letal podría agravar aún más el conflicto. En el mejor de los casos, seguirá manteniendo vivo un conflicto que ya se ha cobrado más de 10.000 vidas. Encontrar una alternativa política sencilla es difícil, pero enviar más ayuda letal para lograr el objetivo inalcanzable de que Ucrania derrote a Rusia no es ciertamente una solución.

Impacto

A pesar de los intentos de Volker y Scaparrotti de comercializar la propuesta como una forma de ayudar a Ucrania a defenderse de Rusia, los beneficios inmediatos parecen más claros para el sector de fabricación de armas de Estados Unidos que para los civiles ucranianos, que sin duda quedarán atrapados en el fuego cruzado.

El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo informó que Estados Unidos alberga a cinco de los diez mayores contratistas de defensa del mundo. Lockheed Martin, por mucho el más grande en el campo, en 2017 tenía un estimado de 44.900 millones de dólares en contratos de armas a nivel mundial.

La compañía también fue contratada (con Raytheon) en 2018 para suministrar a Ucrania misiles antitanque Javelin.

El Pentágono de los EE.UU. dijo: «El sistema Javelin ayudará a Ucrania a construir su capacidad de defensa a largo plazo para defender su soberanía e integridad territorial con el fin de satisfacer sus necesidades de defensa nacional».

Pero Lockheed Martin probablemente se benefició generosamente del trato. Mientras tanto, los informes financieros de la compañía mostraron ventas netas en el cuarto trimestre de 2018 de 14.400 millones de dólares, en comparación con 13.800 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2017. Este año, la compañía espera que las ventas crezcan hasta en un 6%. Es poco probable que esto ocurra si el número de conflictos en todo el mundo disminuye.

Está claro por qué Washington quiere vender más armas a Ucrania. Pero si Ucrania sigue siendo receptiva y dispuesta a seguir comprándolos puede depender del resultado de las próximas elecciones presidenciales, que están previstas para el 31 de marzo.

El candidato presidencial Volodymyr Zelensky, que actualmente lidera las encuestas, parece ofrecer esperanzas de que Ucrania pueda cambiar su estrategia actual. Esto se refleja en una declaración hecha por Zelensky en marzo en la que subrayó la necesidad de negociar con Rusia para «salvar vidas humanas».

¿Existe una solución?

Además de una mejor diplomacia, Zelensky también ve en la democracia directa una forma de resolver la crisis. En lugar de seguir la misma política ineficaz, que no ha conseguido absolutamente nada excepto un mayor número de muertos y una creciente miseria humana, propuso un referéndum sobre el resultado de sus negociaciones con Rusia sobre el conflicto en Ucrania oriental. Este enfoque podría no conducir a una solución rápida ni a un restablecimiento inmediato de la paz en la región, pero es más probable que tenga éxito que el simple suministro de más armas para prolongar los combates.

Occidente no debe abandonar su retórica de apoyo a la integridad territorial de Ucrania. Pero los responsables políticos y la sociedad en general deben tener cuidado de no asumir que la simple venta de más armas a Ucrania dará lugar a una victoria definitiva sobre Rusia y sus aliados separatistas.

Si bien la guerra que se libra en la región oriental de Donbas y el reciente incidente de Kerch presentan una oportunidad para que las grandes empresas obtengan beneficios, es la gente corriente la que pagará el precio. El enfoque actual para reducir la tensión del conflicto debe ser reevaluado drásticamente, y las armas letales deben ser retiradas de la mesa de negociaciones.

Liana Semchuk, PhD Candidata en Política, Universidad de Oxford

Este artículo ha sido reeditado de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.


Traducción del inglés de: Antonella Ayala