Publicado originalmente en Truthout, 7 de febrero de 2019

El 23 de enero, justo después de una llamada telefónica de Donald Trump, Juan Guaidó, ex presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, se declaró presidente. No hay votación. Cuando tienes el reconocimiento oficial de The Donald, ¿quién necesita elecciones?

¿Que qué?

Puedo explicar lo que está pasando en Venezuela en tres fotos:

Primero, tenemos a Juan Guaidó, autoproclamado (y proclamado por Trump) presidente de la nación, con su esposa y su hija, una foto destacada en The New York Times.

A continuación, la foto grupal de los miembros del partido de Guaidó en la Asamblea Nacional, blancos como la nieve…

 

… especialmente en comparación con sus opuestos políticos en la tercera foto, los miembros del Congreso que apoyan al presidente electo Nicolás Maduro. Los partidarios de Maduro son casi todos de un tono más oscuro.

 

Esta es la historia de Venezuela en blanco y negro, la historia no contada en The New York Times ni en el resto de nuestros medios de comunicación. El llamado levantamiento popular de este año es, en el fondo, una reacción violenta de los venezolanos más blancos (y más ricos) en contra de su reemplazo por los pobres mestizos, quienes son más.

Cuatro siglos de supremacía blanca en Venezuela por parte de quienes identifican a sus antepasados como europeos terminaron con la elección de Hugo Chávez en 1998, que ganó con el apoyo abrumador de la mayoría mestiza. Este alejamiento de la supremacía blanca continúa bajo Maduro, el sucesor elegido por Chávez.

En mis entrevistas con Chávez para la BBC a partir del 2002, él hablaba con humor acerca de la furia de una clase social dominante blanca que se encontraba siendo desplazada por un hombre de piel obscura que era tan visiblemente “Negro e Indio”, una etiqueta que él usaba con orgullo.

¿Por qué amaban los pobres a Chávez? (Y amar no es una palabra demasiado fuerte). Tal como dice en el sorpresivamente honesto libro Fact Book de la CIA de E.E.U.U.:

«La inversión social en Venezuela durante el gobierno de Chávez redujo la pobreza de casi el 50% en 1999 a aproximadamente el 27% en 2011, aumentó las matrículas escolares, disminuyó sustancialmente la mortalidad infantil y de bebés, y mejoró el acceso al agua potable y al saneamiento a través de la inversión social».

Lo que debería agregarse es que, incluso más que los Estados Unidos, la raza y la pobreza están vinculadas.

Pero justo cuando Maduro asumió el cargo en 2013, el precio del petróleo comenzó a colapsar, y los vastos programas sociales pagados por el petróleo ahora se pagaban pidiendo prestado dinero e imprimiéndolo, causando una inflación descontrolada. La crisis económica se ha empeorado increíblemente debido a lo que el relator de la ONU para Venezuela comparó con los «asedios medievales». La administración de Trump aisló a Venezuela de las ganancias de la venta de petróleo de su principal cliente, Estados Unidos.

Todos han sido perjudicados económicamente, pero las cuentas bancarias de la clase privilegiada se han vuelto casi inútiles. Entonces, sabiendo que la mayoría mestiza no elegiría a su Gran Esperanza Blanca Guaidó, los blancos enojados simplemente tomaron las calles, a menudo armados. (Y sí, ambos bandos están armados).

He visto esta película antes. Cuando miro las noticias de hoy sobre manifestaciones masivas contra la llamada «dictadura» del gobierno de la izquierda de Venezuela, se parece mucho a 2002, cuando estuve en Caracas por primera vez reportando para la BBC.

Luego, The New York Times, NPR y otros medios de comunicación principales en los Estados Unidos informaron sobre marchas contra el gobierno de Chávez, mostrando a las decenas de miles de venezolanos que piden la destitución de Chávez. Pero cuando llevé a mi equipo de cámaras de la BBC a marchar con estos manifestantes, eran claramente de la minoría de piel clara. También eran los ricos, y querían que lo supieras. Muchas de las mujeres marcharon en tacones altos, los hombres que se pavoneaban en trajes de negocios, se mostraban orgullosos con los uniformes de su clase privilegiada.

Los chavistas llevaban camisetas patrióticas amarillas, azules y rojas, con zapatillas y jeans.

La raza era tanto un tema como una filosofía política. Cuando marché junto a los manifestantes de la oposición, gritaron «¡Chávez, mono!», Y peor.

Muchos en los Estados Unidos nunca han escuchado esta historia de guerra racial en Venezuela (y guerra es lo que es), ya que la prensa de los Estados Unidos no reconoce su propio sesgo racial. En 2002, al igual que hoy, las demostraciones masivas de los venezolanos más blancos fueron reportadas como evidencia de que Chávez era extremadamente impopular. Sin embargo, un día después de cada marcha en contra de Chávez, yo presenciaba y filmaba las manifestaciones a favor de Chávez que inundaron Caracas con un océano de casi medio millón de manifestantes, mestizos en su mayoría pobres, que recibieron poca o ninguna cobertura en la prensa estadounidense.

El sesgo continúa. El New York Times no publicó una foto de las demostraciones pro Maduro de la semana pasada. Pero en las fotos y los informes difíciles de encontrar de mis colegas en el terreno, las manifestaciones chavistas son más grandes, con participación masiva en varias ciudades, no solo en barrios ricos de Caracas.

#HandsOffVenezuela pic.twitter.com/YBQpqbdEfl
— Abby Martin (@AbbyMartin) February 2, 2019

Traducción del tweet: ¿Cuántos medios de comunicación occidentales mostraron las marchas masivas en Venezuela en protesta por el golpe apoyado por los Estados Unidos hoy? #HandsOffVenezuela

¿Por qué los pobres marchan a favor de Maduro? Aunque la mayoría mestiza sufre hoy, no volverán a los días previos a Chávez del apartheid de facto.

Y debemos recordar que esta no es la primera vez que el gobierno de los Estados Unidos ha tratado de derrocar al gobierno electo en Venezuela.

En 2002, el Departamento de Estado de George W. Bush celebró el golpe de estado. Los conspiradores secuestraron a Chávez y lo mantuvieron como rehén. El golpe fue liderado por un líder de la industria petrolera y jefe de la Cámara de Comercio, Pedro Carmona, quien se había apoderado de la Casa Blanca de la nación y, como Guaidó hoy, se declaró presidente. Carmona me dijo con orgullo sobre el elegante baile inaugural celebrado por la élite de la nación y al que asistió el embajador de Bush.

Pero el golpe Bush/Carmona se derrumbó cuando un millón de venezolanos de piel oscura inundaron la capital y obligaron a los conspiradores a devolver a su héroe, el supuestamente impopular Chávez, a Miraflores, el Palacio Presidencial. El «Presidente» Carmona huyó.

Hoy, los simpatizantes de Guaidó, como los de Carmona, saben que no pueden ganar una elección dado el hecho abrumador de la mayoría mestiza recién empoderada. Así que Guaidó se ha saltado la idea de una elección en conjunto, simplemente reemplazando la candidatura al cargo por el «reconocimiento» de Trump y los aliados que Guaidó no puede obtener de los venezolanos.

Cuando veo las imágenes y escucho los cantos de los manifestantes anti-chavistas ahora, también recuerdo lo que vi en un mitin de Trump en Macon, Georgia, el pasado noviembre. El presidente salió del Air Force One para decirle a la multitud, fuertemente ponderada por los supremacistas blancos, que necesitaban recuperar a su país de los «invasores» de la frontera. Trump les dijo que temieran a la candidata a la gobernación Stacey Abrams, quien es negra, y dijo que ella «convertiría a Georgia en Venezuela».

No creo que Trump estuviera hablando del programa de Abrams para llevar la atención médica universal a Georgia, como lo hizo Chávez para Venezuela.

La prensa estadounidense condena rápidamente el odio racial que se muestra en los mítines de Trump. Pero todavía no he escuchado o leído en la prensa de los Estados Unidos lo que nuestros ojos pueden ver en las tres fotos de Venezuela: un levantamiento de personas blancas que desean «recuperar su país».

Y tome nota: el golpe de Venezuela por parte de la minoría adinerada y conectada internacionalmente está operando mediante un plan de cambio de régimen diseñado por el neoconservador John Bolton, el asesor de seguridad nacional de Trump. Y tome nota adicional: es un plan para controlar a Venezuela y su petróleo, como Bolton orgullosamente proclama abiertamente.

Ah, sí, el petróleo. Siempre es el petróleo. Y Venezuela tiene mucho que aprovechar: las reservas más grandes del mundo.

 

Llegaremos a eso en la Parte II.

 

Por Greg Palast

Tomado de “Information Clearing House” el 10 de febrero de 2019.

Derechos de autor, Truthout.org. Reimpreso con permiso

 

Nota: Greg Palast cubrió Venezuela durante la presidencia de Chavez para BBC Television Newsnight y The Guardian. Descargue la película de los informes de la BBC de Palast, El asesinato de Hugo Chávez, GRATIS o con una donación al Fondo de investigación de Palast. Este artículo incorpora informes adicionales de William Camacaro en Caracas.  www.gregpalast.com,


Traducción del inglés de: Antonella Ayala