El pre-carnaval de la megalópolis Sao Paulo en Brasil de la que participaron cerca de un millón de personas, estuvo marcado por una gigantesca protesta contra el presidente del país, Jair Bolsonaro.

Uno de los más grandes bloques carnavalescos de la ciudad, los Académicos del Bajo Augusta, hicieron eje en sus críticas a la homofobia expresada en los primeros días de gobierno por Bolsonaro y la ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, una pastora evangélica que prometió que los niños volverían a usar el azul y las niñas el rosa.

No hay antecedentes de un bloque de carnaval en el que participaran tantas personas, “el millón de personas es una cifra increíble”, explicaba uno de los integrantes del bloque, que contó además con la participación de músicos como Wilson Simoninha, María Rita o Mariana Aydar.

Claro que las críticas al mandatario y su gabinete no fueron solo patrimonio de los paulistas, también se burlaron en las calles de Rio de Janeiro del exjuez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, célebre por encarcelar al expresidente Lula da Silva, “sin pruebas, pero con convicciones”.

También se han visto a muchos desfilar vestidos de naranja, una manera de denunciar las candidaturas “fantasmas” que utilizó el partido de los Bolsonaro para hacer negocio en las últimas elecciones.

Incluso desfiló un bloque llamado Unión de Repúblicas Socialistas de América Latina, en la que se rindió homenaje al Che Guevara, al propio Lula y a Fidel Castro, entre otros personajes.

Los mensajes en contra de la censura a los artistas, la presencia de los militares en el poder y la discriminación contra las minorías sexuales se convirtieron en los temas centrales del pre-carnaval, que tendrá todo su esplendor el fin de semana próximo en el sambódromo de Rio de Janeiro, ciudad gobernada por un obispo de la Iglesia Universal que se opone al carnaval.

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