«El mayor peligro es la imposición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales», dice María Alejandra Díaz Marín. La abogada constitucional venezolana, Díaz Marín representa a su país en la Comisión y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinadora y asesora legal de la televisión nacional, VTV, es actualmente presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías Constitucionales en la Asamblea Nacional Constituyente, vigente desde 2017: una función, explica, que implica la recopilación de todas las propuestas relacionadas con el tema y de las denuncias de posibles violaciones. La Comisión «también debe elaborar propuestas para prevenir la constitución bolivariana de 1999 de cualquier deficiencia señalada en estos veinte años de operación».

El líder golpista Guaidó usa la constitución bolivariana para justificar su presunto nombramiento como «presidente interino». ¿En qué se basa y por qué recibe el apoyo de países que, en Europa, tienen una cultura legal experimentada?

Debemos entender que nuestra constitución establece 5 poderes: poder legislativo, ejecutivo, judicial, además del poder electoral y moral, o también llamado poder de los ciudadanos. Cada uno de estos tiene una función bien definida por el marco constitucional. No puede exceder. El poder legislativo, por otra parte, lo hizo, pretendiendo asignar funciones que pertenecen a los poderes ejecutivo y electoral, o al moral y judicial. Cuando la oposición ganó las elecciones legislativas en 2015, tuvo como objetivo hacer creer al mundo que era el único poder, aliándose de inmediato con fuerzas extranjeras hostiles para preparar un golpe de estado y rechazar las instituciones: empezando con el Consejo Nacional Electoral, el CNE, que había ratificado la veracidad de la votación. Ese mismo poder electoral que certificó la victoria de Maduro en las elecciones presidenciales…

Ahora, los líderes golpistas utilizan un artificio legal, argumentos pseudo legales para actuar fuera de la constitución y justificar el golpe. Citan en particular los artículos 233 y 333 para hacer creer que la elección de Maduro no fue válida. En este caso, estaríamos en presencia de un vacío de poder que les permitiría asumir las funciones del ejecutivo, incluso si la constitución no lo permite. Finalmente, emitieron un supuesto estado de transición sobre la base de una entidad legal que no existe en la constitución. En esta presunta ley, que no tiene valor como inconstitucional, han asumido funciones que pertenecen a otros campos del poder público, por ejemplo al nombrar embajadores: una atribución que es responsabilidad exclusiva del presidente de la república. Se están burlando de la ley, autonominándose, sin cumplir con las formalidades, sin pasar por el voto popular, como debe ser para el presidente de la República. Están utilizando el modelo constitucional para destruir la constitución. Este siempre fue su objetivo.

La derecha acusa al CNE de parcialidad y lo considera ilegítimo. ¿Sobre qué base, cómo funciona el poder electoral?

El poder electoral es independiente, sus miembros son designados por la Asamblea Nacional, así como los magistrados, todos deben pasar por un concurso público y por la revisión del poder moral. Sólo el presidente y los diputados son elegidos por el pueblo. Esta es la razón por la que los líderes golpistas dicen que son los únicos que tienen legitimidad como elegidos por el voto popular como diputados (y se olvidan de que el presidente también lo es). Disputan al CNE porque a ratificar a los cuatro líderes en el cargo fue la mayoría parlamentaria saliente, el único componente que cambió fue un representante de la oposición. Pero el CNE de hoy es el mismo que ha ratificado su victoria electoral. El nuestro es un sistema presidencial, no es parlamentario ni monárquico, es esto lo que no quieren entender.

Si el camino del diálogo falla y se impone el de la fuerza, ¿qué consecuencias pueden surgir de tal ruptura en el derecho internacional para los países del sur?

Se creará caos en las relaciones internacionales. Si asumimos que el único poder es el de la fuerza, de los hechos realizados, el mayor peligro es que el orden existente, ya precario, se rompa a nivel internacional. Se impondrá la fuerza de los misiles o de las bombas: un peligro inminente no solo para Venezuela, sino para toda la humanidad.

A pesar de la propaganda de guerra que presenta el proceso bolivariano como una «dictadura», el debate dentro y fuera del chavismo está encendido. Sus intervenciones públicas también en el conocido programa de Mario Silva, La Hojilla, son un ejemplo. ¿Qué debe hacer el gobierno como jurista y constituyente?

La observación más estricta me parece que concierne a la ejecución de la autoridad. En esto deberíamos haber sido más rigurosos, proceder con una revisión exhaustiva del poder público para racionalizar su funcionamiento y permitir un mayor nivel de seguridad.

En Italia (y también en Europa), la mayoría de los partidos izquierdistas, los que se han vuelto liberal pero también los que no quieren estar del lado de Trump o Maduro, no se movilizan contra el golpe o ni siquiera lo apoyan. Hemos visto a ex ministros de Chávez que se espera que sean más chavistas que todos los demás reunidos con Guaidó, un personaje de extrema derecha. Con ellos también estaba el profesor Lander, que es escuchado por cierta izquierda «crítica» en Europa. ¿Cómo lo explica?

Parece que estas categorías ya no sirvan más, dado que muchas personas de izquierda defienden posiciones de derecha. Creo que en este momento la discusión principal es sobre la globalización, sobre las diferentes actitudes que existen entre globalistas y soberanos: donde los primeros parecen estar dispuestos a destruir el planeta para continuar acumulando dinero, mientras que los últimos – me refiero a aquellos que creen en un espacio de poder compartido en armonía y respeto por las diferencias, independencia, autodeterminación de los pueblos – luchan por un desarrollo del ser humano que respete la naturaleza, cuyos recursos deben usarse para hacer que todos estemos mejor y no con fines de lucro. Sin embargo, aquellos sectores de la izquierda que permanecen en silencio en un momento similar como este son cómplices. En cuanto a los ex ministros, ¿qué decir? Son unos sinvergüenzas, un ejemplo más de que estuvimos durmiendo y estamos durmiendo con el enemigo en casa.

El gobierno ha presentado un paquete de medidas económicas. ¿Cuál es tu opinión? ¿Funcionarán para combatir eficazmente la guerra económica?

Como yo lo veo, no se está haciendo lo suficiente. Estamos en guerra y necesitamos medidas adecuadas para la guerra. La situación debe ser revisada a fondo con los bancos, con Colombia. Se necesitaría denunciar a Colombia ante la Organización Mundial de Comercio por la guerra que está haciendo hacia nuestra moneda. En cambio no hicimos lo suficiente para defendernos. La relación entre la moneda virtual, Petro y los productos básicos debe ser revisada. Necesitamos anclar el bolívar directamente a los productos básicos y no a través del Petro, como explica la economista Pasqualina Curcio, de lo contrario, corremos el riesgo de que se pierda valor. Debemos recuperar las reservas internacionales. Debemos desarrollar un sistema de control y supervisión a todos los niveles. El gobierno revolucionario diseñó una estrategia de cobertura y subsidios cuya eficiencia debe ser evaluada exhaustivamente, acción que aún no ha sido realizada adecuadamente. No obstante, de manera más general, creo que el problema es estructural, sistémico y no solo político, económico. Y así tenemos que observarlo. El mundo que conocemos está experimentando una transformación rápida y radical debido al desarrollo tecnológico y financiero. En este momento, la Reserva Federal está tratando de apropiarse de la riqueza del mundo porque su forma de producir dinero no es sostenible. Necesitan anclarse a la realidad, y para ello necesitan nuestros recursos, de los países que tienen la posibilidad de anclar su sistema monetario a los recursos materiales. Ante estos objetivos y estos cambios, debemos comprender cómo podemos integrarnos en esta globalización sin desintegrarnos.

Geraldina Colotti (reeditado por «Faro di Roma»)


Traducido del italiano por Michelle Oviedo