«Animar a los editores a no entrar en conflicto de intereses con otros sectores empresariales o con la política para garantizar una información libre e imparcial para todos«, es el objetivo del Movimiento Cinco Estrellas, como se explica en un artículo de ayer publicado en el «Blog de las Estrellas«.

«Hay claros intereses empresariales y vínculos con el partido de referencia en diferentes editoriales», continúa.

La propuesta es, por tanto, la de una transparencia inmediata sobre estos «entrelazamientos» y, por otro lado, en un plazo más largo, la de una ley sobre el «conflicto de intereses».

Esta es la posición de un partido político legitimado democráticamente más allá del lenguaje un poco folklórico utilizado contra algunos periodistas («putas y chacales«, según informó Repubblica el 10 de noviembre).

Periodistas profesionales contra el Movimiento Cinco Estrellas

Periodistas, especialmente la asociación «Artículo 21«, según informa Pressenza, que responden igualmente de forma legítima con la petición de «rechazar todos juntos los ataques vulgares e inaceptables contra la información y los periodistas». Según ellos, los juicios del Movimiento Cinco Estrellas son simples «acciones destinadas a desacreditar a una categoría de profesionales«.

Por esta razón, los periodistas profesionales protestaron ayer en algunas plazas italianas y apoyaron el eslogan #giùlemanidall’informazione (Quita las manos de la información).

En mi opinión, el término «periodista profesional» no es sinónimo de información ni de democracia.

En 1945, Luigi Einaudi, futuro presidente de la República Italiana, escribió sobre la Orden de Periodistas: «Los periodistas son todos aquellos que tienen algo que decirEl registro obligatorio es inmoral, porque tiende a poner un límite a lo que no tiene y no debe tener, a la libre expresión del pensamiento«.

71 años después, las palabras de Einaudi están vigentes.

¿Libertad de información? Tarjeta corporativa

El artículo 19 de la «Carta Universal de Derechos Humanos» establece: «Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, incluido el derecho adifundir información e ideas por cualquier medio«.

El artículo 21 de la «Constitución italiana» confirma: «Toda persona tiene derecho a expresar libremente su pensamiento mediante la palabra, la escritura y cualquier otro medio de difusión» y «la prensa no puede estar sujeta a autorización«.

En realidad, la prensa está sujeta a «autorización» porque «no puede publicarse ningún periódico o revista a menos que se haya inscrito en el registro del tribunal» -véase el artículo 5 de la Ley 47/1948 (“Disposiciones relativas a la prensa”).

El artículo 3 de la Ley 47/1948 añade la obligación de «tener un director responsable» para «todo periódico u otra publicación periódica«.

El artículo 46 de la Ley 69/1963 (“Reglamento de la profesión de periodista”) precisa a continuación: «El director y el redactor adjunto responsable de un periódicoserán inscritos en la lista de los periodistas profesionales… o en la de los publicistas«.

El propósito de censura pura y simple se puede ver desde el origen fascista de las reglas.

Fue el dictador fascista Benito Mussolini, de hecho, el promotor de la Ley 2307/25, que siguió al Real Decreto del 26 de febrero de 1928, n. 384, «que establecía que los periódicos sólo podían ser dirigidos, escritos e impresos si tenían un director responsable reconocido por el prefecto«.

El artículo 46 de la Ley 69/1963 se basa en el artículo 19 del Real Decreto 384/1928.

Wikipedia recuerda que, tanto entonces como ahora, «las noticias políticas llegaban a las redacciones directamente desde Roma, desde las oficinas del Ministerio de Cultura Popular«.

Libertad de prensa: debe suprimirse el requisito de la tarjeta corporativa.

El «Movimiento Cinco Estrellas» ha apoyado en el pasado esta tesis. En 2008, con motivo del segundo «Día de Vaffa», recogió miles de firmas inútiles y en 2013 presentó un proyecto de ley que fue rechazado por el Parlamento.

En el vídeo que sigue al “post”, el discurso del senador M5S Giovanni Endrizzi del 3 de agosto de 2016 sobre DDL n. 2271 (Publicación).

El periodista Franco Abruzzo, sin embargo, no está de acuerdo: «una vez que la Orden sea abolida, el INPGI [Fondo de Pensiones de los Periodistas, NDR] desaparecerá. Los periodistas acabarán en la caldera del INPS, lo que dará al INPS un patrimonio de 2.500 billones de liras antiguas (bienes raíces y reservas)«, escribe en su blog Abruzzo.

Probablemente sería suficiente la simple derogación del artículo 46 de la Ley 69/1963, que sólo prevé la inscripción de un periódico en presencia de un director responsable inscrito en el registro profesional de periodistas.

Traducido del italiano por María Cristina Sánchez