Ante la declaración de la Conferencia Episcopal de Chile conocida esta tarde, esta Red de
Sobrevivientes desea expresar lo siguiente:

1. Nos parece innecesario aplaudir que ciudadanos chilenos y una institución que funciona en
territorio nacional declare que colaborará con la Justicia de nuestro país. ¿No es obvio que todos
estamos obligados, máxime cuando se trata de delitos sexuales y de abuso contra la infancia?

2. Nos resulta aberrante que se hable de la firma de un documento para colaborar con la Justicia,
nadie que está siendo investigado como ellos actualmente puede tener la desfachatez de aparecer
firmando colaboraciones cuando se trata de su deber ciudadano. ¿O acaso desean acogerse a
algún tipo de beneficio delatorio? ¿Dejarán de ser encubridores para convertirse en
colaboradores de la policía?

3. Esperamos que a partir de las declaraciones de voluntad expresas y reiteras de colaborar con las
investigaciones penales vigentes dicha colaboración se concrete de alguna forma real y que no
sigan escondiendo carpetas bajo mantos de impunidad como sucedió por ejemplo en
allanamientos realizados a recintos clericales.

4. Consideramos que cualquier protocolo interno que piensen redactar debe atenerse primero que
nada a las exigencias de las leyes y normas chilenas, terminar con las ventanillas paralelas de
denuncias y por sobre todo atender a que las autoridades del Estado Chileno sean las encargadas
de revisar y aprobar dichos documentos, especialmente cuando se trata de espacios frecuentados
por niños, niñas y adolescentes: colegios regentados por congregaciones, espacios parroquiales,
grupos scouts, entre otros.

5. Nos parece del todo insuficiente lo hasta aquí conocido como “medidas” analizadas por los
Obispos, es casi una tomadura de pelo a toda la sociedad chilena que tras días de trabajo sean
incapaces de realizar acciones concretas para modificar las prácticas que sitúan a su Institución
como la más peligrosa en materia de abusos. Así mismo, los sobrevivientes seguimos sin
escuchar una propuesta de justicia y reparación que esté a la altura de los crímenes cometidos.

6. Llamamos a la sociedad pero especialmente al Estado de Chile a vigilar con sumo cuidado los
pasos de quienes hoy siguen a cargo de la Iglesia. Denunciados por su propio superior en Roma,
siguen ganando tiempo con anuncios vacíos que benefician a los delincuentes que permanecen
en sus filas o aparentar estar expulsados pero sabemos están al cuidado de la Iglesia.

7. Reiteramos nuestro llamado a la urgente conformación de una Comisión Nacional que se ocupe
de atender la violación sistemática de los DDHH en relación a los delitos sexuales y de abuso
contra la infancia y adolescencia.

8. Reiteramos también nuestro total apoyo a la actual discusión en el Congreso Nacional de la
imprescriptibilidad de estos delitos incorporando las indicaciones de retroactividad necesarias
para que ningún sobreviviente quede fuera de la posibilidad de Justicia.

Nunca más solos.
Nunca más en silencio.