Por definición, «se llama pintada, grafito​ o grafiti​ a una modalidad de pintura libre, destacada por su ilegalidad, generalmente realizada en espacios urbanos. Su origen se remonta a las inscripciones que han quedado en paredes desde los tiempos del Imperio romano, especialmente las que son de carácter satírico o crítico. En el lenguaje común, el grafitti es el resultado de pintar textos abstractos en las paredes de manera libre, creativa e ilimitada con fines de expresión y divulgación donde su esencia es cambiar y evolucionar; buscando ser un atractivo visual de alto impacto, como parte de un movimiento urbano revolucionario y rebelde», de Wikipedia.

Chile se caracteriza por estas pinturas murales, que proliferan en sus barrios patrimoniales y ciudades más hermosas, como por ejemplo en los cerros de Valparaíso o en Santiago, en el Barrio Yungay.

Sin embargo el presidente Piñera ha decretado sancionar legalmente a quienes pinten espacios públicos, privados o medios de transporte, argumentando que «se termina creando una verdadera fábrica de delincuentes» y firmando una ley que crea figuras penales y otorga penas más severas contra los artistas urbanos.

Para que nuestros lectores puedan juzgar por sí mismos lo que de ahora en más resulta un delito, publicamos acá un fotoreportaje de algunas de las pinturas y grafitti chilenas. Las fotos son de Reto Thuminguer y Dalia Chiu: