Invitado al foro organizado por la Democracia Cristiana chilena, respecto de su propia crisis y rescatando visiones y opiniones de personeros de otras colectividades para definir qué necesita para salir de su situación de descomposición, el diputado humanista el Frente Amplio, Tomás Hirsch, expresó su parecer con las siguientes palabras:

«Muchas gracias a las y los organizadores por la invitación a reflexionar sobre las necesidades actuales de la DC. Se me ha pedido dar mi visión (desde afuera) sobre la crisis del Partido Demócrata Cristiano y lo que se debiera hacer para salir de ella. Por supuesto, mi visión se da desde un punto de vista particular: como humanista, y como diputado parte del Frente Amplio. Por esto mismo, agradezco la disposición a escuchar voces externas, con el convencimiento de que es algo acertado, ya que en muchas ocasiones son “otros ojos” los que nos permiten identificar nuestras virtudes más importantes. Esas virtudes que son aquellas en las que nos apoyamos para avanzar, igual que en el plano individual.

A lo largo de esta reflexión, mi mirada buscará rescatar hitos y liderazgos clave de la historia de la Democracia Cristiana en Chile, que pueden servir de inspiración para el momento de crisis actual. Me parece que la recuperación de estos pilares puede ser útil para orientar nuevamente a la DC en dirección comunitarista, mística y coherente. Tres elementos claves para la salida a su crisis actual, signada por el individualismo, el coyunturalismo y la contradicción con sus propios principios.

Primero. La democracia cristiana tiene un fuerte componente comunitarista, que la ha llevado a impulsar políticas de reconstrucción del tejido social en varios momentos de su historia. Tiene un eje puesto en la construcción de comunidad social y política. Así, durante el gobierno de Frei Montalva se avanzó en la creación de cooperativas y nuevas organizaciones sociales, bajo la idea de crear organizaciones de base capaces de dar respuesta a sus propios problemas. Esa misma dirección también se observa en el fortalecimiento del sindicalismo durante ese mismo mandato. Quizás el referente más fuerte de esa dirección sea el impulso a la reforma agraria dado durante esos mismos años. Ese componente comunitarista puede ser un pilar doctrinario clave para la salida de la crisis actual de la DC. Como un bastión de la organización social frente al individualismo a ultranza que plantea el modelo neoliberal que impera en nuestro país hace varias décadas. La doctrina política histórica de la DC no va en la misma línea que el neoliberalismo que abrazaron algunos de sus militantes más conservadores como Mariana Aylwin. No es esa la línea histórica de la DC. Creo que como partido tiene un rol que cumplir en este momento política de Chile, ofreciendo alternativas a este individualismo mezquino gobernado por el mercado.

Segundo. Otro de los elementos históricos que debe rescatarse es la mística lograda presente en la Democracia Cristiana en muchas de sus luchas. La “Marcha de la Patria Joven” o la lucha contra la dictadura de Pinochet, son ejemplos de ello. Ese tipo de acciones transformadoras tienen que rescatarse y servir de guía e inspiración estos momentos. Hace poco leía en una entrevista al senador Huenchumilla en la que afirmaba que la Democracia Cristiana hoy no tiene una estrategia, que “simplemente coordinamos el día a día”. Ahí está la síntesis de mi argumento y una de las claves de la crisis. Eso es un claro reflejo de ese coyunturalismo y esa falta de proyecto estratégico que antes mencionaba. La DC pasó de querer transformar el país a administrar el modelo neoliberal. Frente al pragmatismo y la coyuntura de corto plazo, frente a la inmediatez de los intereses particulares y la simple búsqueda de poder; la mística -hoy ausente- puede ser un trampolín hacia una política que construya sentido y trascienda lo particular. Hay que buscarla, porque está. Esa mística que está presente en los militantes de base y que está presente a lo largo de la historia de la DC. Que no está en los “personajes”, sino en la gente común.

Tercero. Muchas veces se habla de las “dos almas” que tiene la DC: una progresista y otra conservadora. Hay quienes dicen que pueden convivir y quienes dicen que no hay espacio para las dos almas en el partido. La coexistencia (conflictiva) de las dos almas tiene un límite, y este límite es la contradicción con los propios principios. Los principios que dan origen a la Democracia Cristiana son unos, más allá de las múltiples interpretaciones. Esa declaración de principios de 1957 menciona que la DC tiene la misión de “realizar una verdadera democracia”, que ella es una tarea de “liberación humana” y que “impulsa el ascenso de fuerzas populares tendientes a transformar las estructuras de la sociedad de nuestro tiempo”1. Yo no veo dos almas, veo una sola. Veo un alma y unos principios muy claros. Si hay “personajes” del partido que quieren ir en otra dirección, será con la carga de contradecir esos principios, más allá de cualquier justificación sobre la cantidad de almas que pueda tener la DC. Sin embargo, tengan en claro que cuando un partido entra en contradicción con sus propios principios está destinado a la intrascendencia política. La crisis surge cuando se pierde conexión con el sentido más profundo que guía la acción política, y se pierde y diluye en el análisis cortoplacista y la simple búsqueda de poder (por el poder mismo). La Democracia Cristiana ha perdido la coherencia con sus propios principios y tiene que recuperarla. Un partido incoherente no tiene destino salvo la desaparición.

Me parece valorable reconocer que el PDC se encuentra en crisis. Está en una crisis enorme. Y no da señales de cambio por ahora. Su realidad está marcada por las luchas de poder, por la pérdida de dirección y estrategia y por la incoherencia con sus propios principios. No tiene proyecto. Sin embargo, con una adecuada reflexión, tiene en sí misma los elementos para poder salir de la crisis. No abundan, pero están. Su posición comunitarista frente al individualismo neoliberal, su mística y sus principios frente al predominio del corto plazo y el pragmatismo, son algunos pilares que puede (y debería) abrazar si tiene interés en salir de la crisis.

¿Y cómo se traduce eso (desde nuestro punto de vista como frenteamplistas) en una agenda legislativa concreta? En una agenda de fortalecimiento de la democracia, con un acento puesto en la descentralización del poder, robusteciendo la base social. En una agenda que priorice el fortalecimiento de la organización sindical, retomando la negociación por rama como un eje central. En la recuperación de los recursos naturales, comunes a todos las chilenas y chilenos: el agua, el cobre y el litio. En el fortalecimiento de lo común, de lo colectivo. De eso creo que habla la historia progresista de la DC.

Espero que mi reflexión sirva como aporte para identificar elementos de diagnóstico en la crisis de la DC, pero también algunas “virtudes” que pueden servir de pilar para salir de la misma. Toda crisis puede ser dolorosa, pero también trae consigo la posibilidad de cambiar las cosas y abrir un camino de nuevos horizontes. Cierro mi exposición manifestando mi sincera esperanza de que estos elementos de futuro que mencioné prevalezcan sobre aquellos que han llevado a la profundización de la crisis.

Agradezco nuevamente la invitación a quienes organizaron este evento.»

1 Declaración de principios del Partido Demócrata Cristiano (1957). Extraído de: http://www.archivochile.com/Partidos_burguesia/pdc/de/PBdepdc0001.pdf