Ésta fue la pregunta planteada esta semana en Madrid por Beatrice Fihn, Directora Ejecutiva de ICAN, a parlamentarios, alcaldes, diplomáticos internacionales, estudiantes y activistas de diversas organizaciones de la sociedad civil, durante dos días de actividades en la capital española, para incentivar el apoyo al Tratado de Prohibición de Armas Nucleares a todos los niveles de gobierno y para concienciar a la población sobre los riesgos y peligros de las armas nucleares.

Por invitación de Pedro Arrojo, activista ecologista y diputado español, y activistas de las organizaciones Mundo sin Guerras y Violencia y de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL), Fihn vino a recoger formalmente el apoyo de 91 congresistas de 6 grupos parlamentarios diferentes a la promesa parlamentaria de ICAN de «trabajar por la firma y ratificación de este tratado histórico…, ya que consideramos la abolición de las armas nucleares como un bien público global de primer orden y un paso esencial para promover la seguridad y el bienestar de todos los pueblos».

Durante la rueda de prensa en la que se entregaron las firmas, Pablo Bustinduy, coordinador del Secretariado Internacional de Podemos, calificó el compromiso como una invitación a «desafiar la idea de que lo mejor que España puede hacer en sus relaciones internacionales es asumir una posición subordinada, sujeta a los mandatos de la OTAN y EEUU». Añadió que «España tiene ante sí una oportunidad formidable para asumir el papel que le corresponde en el ámbito geopolítico. España tiene una capacidad de influencia, acción, intervención y liderazgo en las relaciones internacionales que es más necesario que nunca poner al servicio de la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional». Concluyó diciendo: «Tenemos dos años de este Parlamento por delante para desarrollar una estrategia, por todos los medios posibles y con espíritu pacifista, hasta que España firme y ratifique este tratado».

Tras la muy cordial reunión en el Congreso en la que se intercambiaron ideas sobre cómo crear una mayoría política capaz de dar los pasos necesarios para que España firme y ratifique el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares sin violar las obligaciones de España con la OTAN, los actos se trasladaron a la Universidad Complutense de Madrid, donde ICAN pronunció una conferencia ante 200 personas tras las palabras iniciales de bienvenida de Carlos Andradas Heranz, rector de la Universidad, Manuela Mesa de LIMPAL y Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO.

En su discurso, Fihn señaló que «los estados de la UE no han firmado nada en el Tratado del Atlántico Norte que tenga que ver con una doctrina de inestabilidad nuclear basada en la suerte y el riesgo. Nada en nuestra defensa colectiva debería obligarnos a participar en el uso de armas nucleares contra civiles. Eso es lo opuesto a la seguridad cooperativa».

Señalando la hipocresía en el apoyo a algunas armas de destrucción masiva y no a otras, añadió: «Ni el pueblo español ni sus representantes en el gobierno considerarían legítimo abstenerse de unirse a la prohibición de armas químicas o biológicas porque los EE.UU. quisieran mantener un’paraguas de gas mostaza’, o si el Reino Unido y Francia planearan utilizar una versión bio-diseñada de la plaga para la’disuasión extendida’. España no se quedaría callada mientras tres aliados de la OTAN construían nuevas armas químicas con el objetivo de facilitar su uso. Pero eso es exactamente lo que el gobierno está haciendo en el caso de las armas de destrucción masiva que uno de sus inventores llamó ‘el destructor de mundos'».

La visita de Fihn culminó el jueves con una reunión en el Ayuntamiento de Madrid, con los organizadores del II Foro Mundial sobre Violencia Urbana y Educación para la Convivencia y la Paz, para ver cuál es la mejor manera de promover el Tratado de Prohibición entre los 500 alcaldes de todo el mundo que participarán. A esto le siguió una reunión con Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que se comprometió a pedir al Ayuntamiento que apoye formalmente el tratado.