• Madrid no aprueba en la evaluación de espacios y servicios para la infancia. Padres y madres califican la ciudad con un 4,9.
  •  En el Día Internacional del Juego, padres, madres y colectivos se unen para construir un Madrid más amigable con la infancia.
  • Si esta propuesta consigue los apoyos necesarios, Madrid podría convertirse en ciudad internacional amigable con la infancia a través de un proceso histórico de innovación ciudadana

La mayoría de los madrileños están descontentos con los espacios y servicios de Madrid para sus hijos. Así se expresaron padres y madres en una encuesta ciudadana de más de 1.500 personas que se hizo viral y donde Madrid recibió una nota de 4,9 sobre 10. Frente a esta situación, padres, madres y colectivos decidieron aprovechar los nuevos mecanismos que ofrece el Ayuntamiento de Madrid para cambiar esta situación. Con este motivo, más de un centenar de personas se reunieron en el centro de innovación MediaLab-Prado el pasado 3 de marzo para formular colaborativamente una propuesta en la plataforma digital Decide Madrid.

Hoy, y en el marco de la celebración del Día internacional de Juego, se presenta el resultado de un enorme esfuerzo que ha generado la propuesta: Derecho a Jugar: por un Madrid más amigable con la infancia. Es una propuesta ambiciosa que contempla mejoras y ampliación de espacios públicos para la infancia: limpiar y mantener parques infantiles; renovar y crear nuevos parques más creativos; recuperar las plazas como espacios de la comunidad y de juego; o crear una red de ludotecas públicas, entre otros. Supone un cambio de visión de la ciudad y políticas públicas cuyo contenido íntegro se puede consultar en www.derechoajugar.es. [La página web, que redireccionará a la propuesta en Decide Madrid, estará disponible a partir del sábado 26]

Estos ciudadanos se inspiraron en buenas prácticas de Berlín, Dublín, Londres y en ciudades españolas como Pontevedra. La propuesta fue revisada por Andrés Payà (miembro del Observatorio Infantil), Tuline Gülgönen, experta internacional en participación y juego infantil (autora de Jugar la ciudad), Basurama y otros colectivos de arquitectos y expertos en infancia. La Asociación Ludantia, de la que es miembro de honor Francesco Tonucci, aplaude la propuesta. A partir de junio, muchos niños y niñas participarán en un proceso de participación infantil y definirán sus propuestas para garantizar su Derecho a Jugar.

La ciudad de Madrid se queda corta a la hora de cumplir el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño: «el derecho del niño al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes». La iniciativa quiere garantizar este derecho en Madrid puesto que es uno de los más olvidados según el Comité de Derecho de la ONU.  El juego es fundamental para el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los niños. Hoy, estudios demuestran que niños y niñas juegan la mitad de tiempo al aire libre en comparación con sus padres cuando tenían su edad, con consecuencias en la salud como el sobrepeso, la miopía infantil, la sobreexposición a pantallas, el sedentarismo o el aislamiento.

“Me gustaría que mi hija pudiera jugar como yo cuando era pequeño” comenta uno de los padres que acudió al evento. “Me preocupa que pase tantas horas frente a la tablet, no tengo opciones cerca de casa al aire libre” dice otra madre. “Yo creo que se debería poder jugar en Madrid como se juega en el pueblo, así es en Berlín” comenta otro participante.

La elaboración de la propuesta ha supuesto un gran esfuerzo para sumar las aportaciones de todos los participantes y expertos; y ahora tienen la difícil labor de conseguir que 28.000 madrileños la apoyen en Decide Madrid. En ese caso, se realizará una votación vinculante en la ciudad que, de salir favorable, pasará a ser ejecutada por parte del Ayuntamiento. Para alcanzar este ambicioso objetivo, el grupo ha lanzado la campaña #DerechoaJugar, en la que se han planificado acciones creativas como la organización por barrios para pintar rayuelas en las calles de Madrid.

La propuesta quiere seguir el camino de Rotterdam, la ciudad peor puntuada en relación a infancia en los Países Bajos, que logró transformarse en una ciudad amigable para los más pequeños en pocos años y con medidas simples. De la misma manera, Madrid podría convertirse en ciudad internacional amigable con la infancia a través de un proceso histórico de innovación ciudadana.