Guillermo Sullings, economista humanista, escritor y conferenciante, participará como ponente en distintos momentos del Foro Humanista Europeo 2018, que tendrá lugar en Madrid del 11 al 13 de mayo. Su libro Encrucijada y futuro del ser humano. Los pasos hacia la Nación Humana Universal ha sido traducido a distintos idiomas y se ha constituido en el origen de la conformación de la Red de Constructores de la Nación Humana Universal (NHU). En este libro, Sullings hace una evaluación del momento actual y hace una propuesta de qué habría de hacerse y cómo, para ir encaminándonos hacia ese nuevo mundo.

 

Sin duda, para hablar de soluciones necesitamos conocer el panorama del que partimos ¿Podrías hacernos un análisis breve de la situación actual?

Nada fácil lo que me pides, no solamente por la complejidad de las diversas situaciones por las que atraviesa el mundo, sino porque además ni siquiera podemos tener información completa sobre lo que se está complotando en las sombras, por parte de los inmensos poderes que operan en el mismo. Pero si hablamos de tendencias, seguramente que están muy vigentes y avanzados los procesos que ya anticipaba Silo hace 25 años en sus Cartas a Mis Amigos. Recuerdo que en su Segunda Carta, refiriéndose a la etapa de saturación del capitalismo neoliberal, afirmaba que cuando la recesión y la desocupación afectaran también a los países más ricos, comenzarían las políticas de control, de coacción y emergencia. Pues bien, todo parece indicar que ya entramos en esa etapa, y las democracias formales empiezan a endurecer sus políticas, al no poder ya brindar un estado de bienestar fronteras adentro. Parece que la panacea de la globalización económica se agotó con la crisis del 2008, y como era de prever el único ganador fue el poder financiero internacional. Ahora cada cual busca defender sus intereses y empiezan las guerras comerciales hacia afuera, y el disciplinamiento social hacia adentro. Continuará aumentando la conflictividad en el ámbito internacional, acicateada como siempre por los negocios del complejo militar industrial, pero también por la necesidad de algunos gobiernos de coaccionar a su población con el pretexto de los enemigos externos. De todos modos la conflictividad dentro de los países también aumentará, y eso abrirá posibilidades para la movilización social; el desafío será la orientación que puedan tomar esos procesos, para no diluirse en el espontaneísmo. Y al respecto podemos recordar también lo dicho en la Décima Carta en 1993, con respecto a la tendencia a la desestructuración en todos los órdenes, los sincretismos ideológicos y la pérdida de referencias; eso también ha llegado y dificulta la cohesión de las poblaciones para rebelarse y tomar el destino en sus manos. Pero ese vacío de referencias en algún momento buscará llenarse, y habrá que estar atentos a que no lo haga el autoritarismo; en este sentido confío en la sensibilidad de las nuevas generaciones, que si bien son las que más sufren la falta de referencias y el nihilismo,  creo que sabrán detectar mejor la manipulación mediática, las mentiras de los políticos y la tentación de los autoritarismos, para rechazarlas. El desafío será construir otras opciones y visibilizarlas, como quien enciende un faro en una noche de tormenta para tener algún punto de referencia en el cual confiar.

«…si la encrucijada es global, la respuesta debe ser global.

Suena raro escuchar hablar de Nación Humana Universal, en un momento en que pareciera que todo va hacia la desestructuración ¿Responde a un puro ensueño compensatorio de la situación actual o te basas en indicadores que den pie a creer que es posible construir otro paradigma y, por tanto, otro mundo?

Posiblemente no esté libre de ensueños compensatorios, y si así fuera no vendrían mal como paliativos frente a las tendencias depresivas que suele generar la realidad. Pero como suelo decir en algunas presentaciones del libro, todos tenemos nuestros días optimistas y nuestros días pesimistas, y yo elegí escribir sólo en los días optimistas. En esos momentos he encontrado algunos indicadores que me permitieron creer en la posibilidad de construir otro mundo. Es bueno tomar las cosas en perspectiva, estudiar la historia, viendo cómo muchas realidades de hoy eran las utopías del pasado. Hasta hace dos siglos la esclavitud era una institución aceptada por la mayoría. La conquista de los derechos civiles de las minorías, los derechos de la mujer, los derechos laborales, es todo bastante reciente. Y podríamos seguir enumerando indicadores históricos de un camino evolutivo, en el cual por cierto falta mucho aún, pero hay que ponderar los procesos históricos no por coyunturas sino por tendencias de más largo plazo. En ese sentido, creo que la tendencia a la mundialización continuará profundizándose, a pesar de que últimamente haya habido reacciones en contrario. El ser humano cada vez más se registra a sí mismo como un ciudadano del mundo; las nuevas generaciones se comunican y se sintonizan en intereses comunes que ya poco tienen que ver con su localización geográfica. Desde luego que este fenómeno no es uniforme, pero la tendencia va hacia allí, y es por ello que pensar en una civilización planetaria, en una Nación Humana Universal, o el nombre que queramos darle a ese futuro sin fronteras, está en sintonía con esa tendencia. Desde luego que para que sea posible será necesario cierta organización, lo que pareciera dificultarse por la tendencia hacia la desestructuración que mencionas. Y también para que esa mundialización lleve el signo de la humanización, será necesario superar la violencia, la manipulación y la concentración de poder que hoy por hoy parecen llevar al mundo en sentido contrario. Nunca dije que fuera fácil. Hay tendencias que favorecen, y otras que frenan, habrá que ver qué camino toma el ser humano, pero la historia demuestra que ha sorteado situaciones muy complejas en su camino evolutivo. Ahora se agrega la complejidad de la mundialización, y ese es el desafío, porque si la encrucijada es global, la respuesta debe ser global.

«Debemos comprender que también tenemos en común nuestra debilidad, y que de nuestra unidad surgirá la fuerza para poder transformar las cosas y transformarnos nosotros como especie.

El lema del Foro Humanista Europeo 2018 es “Lo que nos une hacia la Nación Humana Universal”. Sabemos que apoyarse en eso que nos une constituye una de las claves de partida para alcanzar el objetivo pero ¿Qué consideras tú que nos une o qué elementos que nos pueden unir deberíamos priorizar?

Todos los que trabajamos por producir algún cambio positivo, por ganar mayores derechos para los seres humanos en el campo que sea, por ese sólo hecho ya tenemos algo en común. Si nos remontamos a los orígenes de la humanidad, la historia ha sido una concatenación y secuencia de actos en los que la intencionalidad humana se ha impuesto por sobre los condicionamientos de la realidad para transformarla positivamente. En ese sentido esa historia que tenemos en común, nos debiera unir a quienes hoy buscamos esa continuidad evolutiva.  Si en vez de mirar al pasado miramos al futuro, nos encontraremos con que esa aspiración de un mundo solidario, sin guerras y sin violencia, con justicia y equidad, con equilibrios sustentables, con igualdad de derechos, responde a una imagen de mundo que la mayoría llevamos dentro como aspiración. Por lo tanto, eso también nos une. Nos une nuestro pasado y nuestra aspiración de futuro. Eso para empezar.

Pero claro, a veces no tenemos esa perspectiva tan amplia, nos concentramos en las especificidades de cada persona, grupo u organización, y pareciera que poco tiene en común, quien trabaja por la protección del medio ambiente, con quien se ocupa de los derechos laborales, o quien lucha por el desarme, o quien exige otro tipo de organización política y económica, otra educación, y varios etcéteras. Sin embargo, podríamos decir que ese mundo al que aspiramos es como un diamante, del cual cada uno ve una faceta diferente, pero se trata del mismo. Si comprendemos eso, veremos que tenemos un gran proyecto en común, aunque cada cual vea sólo una parcialidad. Pero lo más importante es que comprendamos que se trata de una estructura en la que será muy difícil transformar una particularidad sin que se transforme el resto. ¿Cómo lograr detener el desastre ecológico sin modificar la matriz consumista-productivista?, ¿Cómo modificar tal matriz sin cambiar el sistema económico?, ¿Cómo cambiar el sistema económico sin cambiar la política? ¿Cómo cambiar la política sin cambiar la cultura?, y así podríamos seguir dando ejemplos de cómo todo está concatenado, y por eso los intentos parciales y aislados resultan demasiado débiles frente al poder concentrado que maneja los hilos del planeta. Debemos comprender que también tenemos en común nuestra debilidad, y que de nuestra unidad surgirá la fuerza para poder transformar las cosas y transformarnos nosotros como especie. Creo entonces que nos unen muchas cosas, pero si nos apoyamos en una gran imagen a futuro que contenga las aspiraciones de todos, ese diamante multifacético que mencionaba, frente a esa imagen, tal vez utópica, pero luminosa de una Nación Humana Universal, si nos une ese proyecto inmenso, digno del ser humano y de su historia, seguramente que las pequeñas diferencias que podamos tener las comprenderemos como la riqueza de la diversidad y no como obstáculos para la unidad.

Hablas en tu libro Encrucijada y Futuro del Ser Humano de 120 pasos, ¿Podrías sintetizarlos en base a temáticas o a los momentos/pasos más importantes a tener en cuenta?

Estos pasos no pretenden ser una receta taxativa, sino propuestas indicativas de hacia donde habría que encaminarse si se quiere avanzar hacia una Nación Humana Universal. Es solamente un intento de aproximarnos a imágenes más concretas que nos permitan convertir la utopía en un proyecto; pero los caminos definitivos deben construirse con el aporte de millones de voluntarios y especialistas que compartan ese objetivo y esa sensibilidad por el futuro del ser humano. Los pasos enunciados son una suerte de síntesis propositiva emergente del análisis previo de áreas temáticas muy variadas, tales como el desarme, el rol de las Naciones Unidas, el sistema financiero, la ecología, las migraciones, la democracia, la cultura, y otras más. En ese sentido no podemos decir que un tema sea más importante otro, por lo tanto ningún paso es más relevante que otro, porque todo funciona en estructura y es muy difícil cambiar solamente una parte. Creo que lo más importante es precisamente ese concepto, el de que hay que aprender a trabajar interdisciplinariamente, generando sinergias que permitan alcanzar el potencial necesario para producir las transformaciones. Porque muchos de los pasos enunciados tienen que ver con propuestas que debieran implementarse desde los gobiernos; pero hoy los gobiernos son parte del problema y no de la solución; así que tales pasos hay que tenerlos como imágenes movilizadoras de objetivos a lograr, en la medida que nos vamos organizando. Pero lo prioritario es ir dando los pasos que tienen que ver con la construcción de una organización social que derive hacia una democracia real, hacia un cambio cultural profundo, porque eso es lo que nos permitirá acumular la fuerza para poder concretar los otros pasos. Así que todo lo que tiene que ver con las temáticas de cambio cultural, organización social y democracia real, tienen importancia prioritaria.

«Se debe lograr la convergencia en una dirección, minimizando las diferencias porque lo que nos une es mucho más grande, y en esa convergencia nos iremos organizando

A partir de tu libro Encrucijada y futuro del ser humano. Los pasos hacia la Nación Humana Universal, se está organizando una Red de Constructores de la NHU en distintos países. ¿En qué consiste esta Red?

Recién hablábamos de la prioridad de generar formas organizativas, en torno a objetivos comunes, que nos permitan en algún momento acumular la fuerza suficiente para dar los pasos de las diferentes áreas. Pues bien, entre mucha gente que comparte esta necesidad y sintoniza con la imagen a futuro, ha ido surgiendo la propuesta de conformar una red en la que se vayan articulando todos los que compartan estos objetivos. Pero sabemos también que aunque se perciba esta necesidad de unirse y articularse interdisciplinariamente e internacionalmente, difícilmente se logrará si se lo hace desde ambiciones personalistas, desde liderazgos hegemónicos, o desde la manipulación. No se le puede decir a la gente: ¡únanse… detrás nuestro! porque esa morfología organizativa es precisamente parte de un mundo que ya no queremos, en el que la concentración de poder es la principal enfermedad. La idea de una red apunta a lograr cierto nivel de organización que permita acumular fuerzas y trabajar en conjunto, ejercitando la misma democracia real que proponemos para las sociedades. Se debe lograr la convergencia en una dirección, minimizando las diferencias porque lo que nos une es mucho más grande, y en esa convergencia nos iremos organizando. La Red de constructores de la NHU se propone dar impulso a esa convergencia, generar los ámbitos para facilitarla, los protagonistas serán todos los voluntarios, organizaciones e instituciones que vayan encontrándose. Ya hay amigos de varios países de América y Europa que se han ido sumando a esta red, y comenzamos a trabajar en los últimos meses.  Por el momento estamos desarrollando una web con abundante material y una plataforma que sirva como ámbito virtual para esa convergencia, y a partir de allí se irán generando foros, campañas y proyectos con continuidad creciente. Seguramente que el próximo Foro Humanista de Madrid será un ámbito propicio para dar a conocer más detalles.