Por Marc Hatzfeld (*)

Gracias a los zadistas de Notre-Dame-des-Landes y de otros lugares. Ustedes nos han enseñado que ante los errores de los negocios, podemos resistir cincuenta años sin aflojar y sin dejar de reír. Ustedes nos han enseñado lo que es un humedal y cómo el humedal es también hábitat humano. Ustedes nos han enseñado que nueve mil años después de la lenta invención de la agricultura, todavía podemos descubrir, innovar, experimentar, soñar con alimentarse mejor y lograrlo en un pedazo de tierra que sólo espera eso. Nos han recordado el placer de compartir conocimientos, experiencias, idiomas, generaciones y formas de ver la relación con la tierra y muchos otros temas. Nos han recordado que la juventud francesa y la juventud del mundo están despiertas, activas, inventivas, organizadas a su manera, que se proyectan sin cálculo y que son generosas con sus hallazgos como lecciones de sus fracasos.

Gracias a los zadistas de Notre-Dame-des-Landes y de otras partes por la lección infligida con claridad, pero sin odio a los hombres blancos que nos gobiernan armados con certezas tan ingenuas en las virtudes de la competencia y con creencias tan resumidas en los milagros de las tecnologías venideras.

Gracias a los zadistas por habernos ganado, y siempre riendo, una batalla contra la exigencia política del autoritarismo de la subprefectura como caballeros de las tristes figuras de la razón de Estado. Gracias por los pájaros que son nuestros primos cercanos y por los fresnos que son nuestros guardias. Gracias por las abejas, por la Granja de los Cien Nombres, por el albergue Liminbout. Gracias por haber trazado para nosotros una historia de luchas campesinas contra la torpe avaricia de la gente de las ciudades. Gracias por habernos hecho una idea viva y tentadora de los bienes comunes que invitan a la alegría en la política.

Gracias a los zadistas por haber mantenido un diálogo fructífero y sostenido con los campesinos de Bolivia, los cooperadores de la India, los inventores de las Américas y tantos otros para llevar a esta solidaridad planetaria el genio histórico de las revueltas a la francesa. Gracias por habernos regalado un atisbo y la esperanza de construir un mundo más justo, más deseable, más divertido, más elegante que el que ostenta los porcentajes de crecimiento y las vicisitudes de los poderosos. Gracias por ser hermosos, y orgullosos de mostrarlo. Gracias por haber alimentado nuestra imaginación con la reinvención de la vela, con la amistad de los animales, con las ciudades silenciosas que aún nos quedan por descubrir. Nos han demostrado que no se conforman con palabras y teorías, sino que saben usar sus manos y su caprichosa inteligencia para hacer cosas sólidas, para emprender con audacia, para construir cosas bellas. Gracias por nosotros, gracias por nuestros hijos, gracias por nuestro país, gracias por la vida en la tierra, gracias por mucho más de lo que puedo decir. ¡Honor a los zadistas!

Fuente: https://www.marchatzfeld.com/single-post/2018/04/15/Honneur-aux-zadistes

 

 

 

(*) El autor

Marc Hatzfeld

Soy principalmente un sociólogo, o antropólogo de los suburbios y de los márgenes sociales. En los últimos años, he dividido mi tiempo entre el asesoramiento a asociaciones o autoridades locales y el trabajo como investigador.

El consejo me ha permitido tener relaciones concretas y largas con la vida de la gente y con líderes de todo tipo. La investigación me ha dado la oportunidad de explorar nuevos campos, intercambiar con otros y publicar mi trabajo.

También trabajo en la India en la relación de los seres humanos con la tierra, en algunos temas sociales, la tradición, el yoga.

Últimos libros publicados :

Les Lascars (Autrement, 2011),

The Poetics of Land (Black Apollo, UK, 2016; Sampark press, India, 2018)

www.marchatzfeld.com