Declaración conjunta OMS, PMA y UNICEF: las familias de Yemen no pueden soportar otro día de guerra, y mucho menos otros 1.000. La OMS, el PMA y el UNICEF piden el acceso humanitario y el fin del conflicto, ya que el 75% de la población necesita asistencia urgente. Compartir Tweet NUEVA YORK, 29 de diciembre de 2017 – «Hemos superado el hito de 1000 días de guerra en Yemen. A medida que la violencia se intensificó en los últimos días, los niños y las familias vuelven a morir en ataques y bombardeos. «Más de 1000 días de familias expulsadas de sus casas por la violencia brutal. Mil días sin suficientes alimentos para comer y agua segura para beber. Mil días de hospitales bombardeados y escuelas dañadas. Mil días de niños reclutados para pelear. Mil días de enfermedad y muerte … de sufrimiento humano inimaginable. «El conflicto en Yemen ha creado la peor crisis humanitaria en el mundo, una crisis que ha envuelto a todo el país. Alrededor del 75% de la población del Yemen necesita asistencia humanitaria, incluidos 11,3 millones de niños que no pueden sobrevivir sin ella. Al menos el 60% de los yemeníes padecen inseguridad alimentaria y 16 millones de personas no tienen acceso a agua potable y servicios de saneamiento adecuados. Muchos más carecen de acceso a servicios básicos de salud. Menos de la mitad de las instalaciones de salud de Yemen son completamente funcionales y el personal médico ha pasado meses sin recibir sus salarios.

«Este horrendo recuento de la devastación del conflicto refleja solo lo que sabemos. En realidad, es probable que la situación sea peor. Los organismos de las Naciones Unidas no tienen pleno acceso humanitario a algunas de las comunidades más afectadas. En muchos, ni siquiera podemos evaluar sus necesidades.

«Pero sí sabemos esto: Yemen ha pasado el punto de inflexión de un rápido declive de la crisis a una catástrofe cada vez más profunda.

«Hemos visto algunos avances en los últimos días con las primeras importaciones comerciales de combustible permitidas en el puerto de Hudaydah, tras las recientes importaciones comerciales de alimentos. Es fundamental que estos suministros se mantengan, ya que las restricciones en las importaciones de combustible han causado que el precio del combustible diésel se duplique, amenazando el acceso a agua potable y saneamiento, y atención médica urgente. Demasiados hospitales carecen de combustible para los generadores que les permiten permanecer abiertos. Las estaciones de bombeo de agua que atienden a más de 3 millones de personas se están quedando rápidamente sin el combustible que necesitan para operar, mientras que el precio del agua comercial transportada en camiones se ha multiplicado por seis. El agua segura ahora es completamente inaccesible para más de dos tercios de los yemeníes que viven en la pobreza extrema. Todo esto amenaza con socavar los esfuerzos para contener los brotes letales y en curso de difteria, cólera y diarrea acuosa aguda.

«Seguimos comprometidos a ayudar a la gente de Yemen. Hemos llegado a casi 6 millones de personas con agua limpia, distribuido 3,7 millones de litros de combustible a hospitales públicos, tratado a más de 167.000 niños por desnutrición aguda severa, entregado más de 2.700 toneladas métricas de medicinas y suministros médicos, y vacunado a 4,8 millones de niños contra la polio , y entregado asistencia alimentaria a alrededor de 7 millones de personas por mes. «Hoy en Yemen, cualquier persona enferma con presunta cólera que pueda acceder a los servicios de salud tiene casi un 100 por ciento de posibilidades de sobrevivir.

«Sin embargo, el empeoramiento de las condiciones sobre el terreno amenaza con abrumar nuestra capacidad de respuesta.

«Si no podemos obtener un mayor acceso y la violencia no disminuye, el costo en vidas será incalculable. Es por eso que una vez más hacemos un llamamiento a las partes en el conflicto para que de inmediato permitan el pleno acceso humanitario en Yemen y para detener la lucha.

«Las familias de Yemen no deberían tener que soportar otro día de guerra, y mucho menos otros 1.000».

Declaración conjunta atribuible al Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al Director Ejecutivo del PMA, David Beasley, y al Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake.

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Nota para el editor:

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Traducido del inglés por Alejandra Llano