El 19 de octubre, el líder laborista Jeremy Corbyn asistió a la convención de los socialistas europeos, «Together!», en Bruselas; fue presentado como «el nuevo Primer Ministro de Gran Bretaña» y su apasionado discurso recibió dos ovaciones de pie del numeroso público.

Corbyn no utilizó medias palabras para condenar la tendencia de la izquierda a desplazarse hacia el centro, para que pareciera «ya no estar en contacto con la realidad y demasiado comprometida con la defensa del status quo y el orden establecido». El resultado fue catastrófico: «Aquella parte de la población que se siente abandonada por este sistema ha encontrado las voces de la extrema derecha más radicales que las de la izquierda» y ha quedado encantada por su mensaje.

«Desde el estallido de la crisis económica, los pueblos a los que debemos representar con demasiada frecuencia no han asociado a la izquierda, y en general al campo progresista más amplio, con el cambio que les gustaría, mientras que por el contrario la derecha nacionalista y racista ha cosechado los beneficios de este sistema enfermo», añadió el líder laborista, reiterando una vez más que «el modelo económico neoliberal no funciona».

«Sabemos que la política de odio, culpabilidad y división no es la respuesta, pero si no podemos ofrecer soluciones creíbles, radicales y alternativas a los problemas a los que se enfrentan las personas, si no ofrecemos la oportunidad de cambiar este sistema fracasado y si no sabemos cómo ofrecer la esperanza de un futuro más próspero y equitativo, entonces allanaremos el camino a la extrema derecha, para que ésta pueda penetrar aún más en nuestras comunidades. Su mensaje de temor y división se convertirá en el discurso político predominante», advirtió Corbyn.

Por eso es esencial «ofrecer una alternativa radical». Tenemos las ideas necesarias para hacer de las políticas progresistas la fuerza dominante de este siglo, pero si no sabemos cómo expresar nuestro mensaje de la manera correcta, si no defendemos nuestros ideales fundamentales, si no apoyamos el cambio, acabaremos hundiéndonos y fosilizándonos».