Por Daniel Cruz

Los días históricos, para que así sean calificados, deben de ser pocos. Unos cuantos días excepcionales que, a lo largo de toda una vida, han sido los escogidos para señalar y recordar para la posteridad una hazaña política, cultural o deportiva de enorme importancia y trascendencia que merece ser explicada a los que no la han podido vivir en primera persona. En Catalunya esta norma se rompe. Los días se califican como históricos al principio de la jornada y, a medida que esta avanza, se van desinflando. Hoy, en cambio, se ha roto por fin esta tendencia. Hoy es un día histórico de manual. Y así nos vamos a ir refiriendo a él.

Este viernes 27 de octubre, histórico, ha empezado con una nueva convocatoria a la ciudadanía por parte de las entidades independentistas a las puertas del Parlament de Catalunya, puesto que a las 12h del mediodía estaba previsto que empezara el pleno para dar respuesta a la aplicación por parte del gobierno de Rajoy del artículo 155 de la Constitución Española. Más de horas antes de la hora de inicio, todos los accesos al Parlament se encontraban acordonados por los Mossos d’Esquadra (ni rastro de Guardia Civil ni Policia Nacional) para que nadie que no fuera responsable político o prensa pudiera acceder. La calma, pues, estaba asegurada.

A las 12.15h se anuncia que el pleno se retrasa unos 30 minutos. Los días históricos requieren preparación. Finalmente, alrededor de las 13.00h, empieza la sesión en el Parlament con todos los diputados sentados en sus escaños y dispuestos a defender sus planteamientos. A estas alturas, los periodistas ya agotan la segunda carga del día y buscan desesperados un bar para poder recargar y seguir la nueva maratón histórica. En los bares, precisamente, es donde se respira el ambiente más festivo. A las puertas del blindado Parlament solo se masca la tensión, en los bares la gente está más distendida y conversa con las mesas vecinas. Pero llega el momento cumbre.

Una vez finalizadas las previsibles intervenciones de todos los grupos políticos, empiezan las votaciones. Primero se votan 3 enmiendas que propone la oposición que, al no tener mayoría, todas ellas son tumbadas con facilidad y, por suerte, rapidez. Hay una enmienda más que sí sale adelante. A propuesta de Junts Pel Sí (el grupo mayoritarío en el hemiciclo, con 62 de 135 escaños), pide que la votación sobre la proclamación para la independencia sea secreta. Sin duda, una estrategia de los servicios jurídicos del los letrados del Parlament para proteger mínimamente a los diputados sediciosos. Para que esta propuesta saliera adelante solo hacía falta que dos grupos parlamentarios lo apoyaran, y la CUP lo hizo. La votación ha sido secreta.

A las 15.04h, Carme Forcadell, presidenta del Parlament de Catalunya, lee de forma solemne el resultado: 70 votos a favor, 10 en contra y 2 en blanco. A las 15.30h se proclama la República Catalana. Y así se ha vivido en las puertas del Parlament. Agustí Alcoberro, vicepresidente de la
Assemblea Nacional de Catalunya y cara visible en substitución del encarcelado Jordi Sánchez, nada más conocerse la noticia, ha declarado que “ahora toca a los catalanes defender de manera pacífica las instituciones políticas”, y aún más contundente ha sido el ya inhabilitado Francesc Homs: “más que la encarcelación de Pugidemont, me preocupa que no se respete el estado de derecho y todo lo que se ha votado democráticamente aquí”. La batalla está servida. La sensación en la calle no puede ser más plana, la gente ha gritado, sí, pero no ha habido la explosión de euforia esperable a la altura de las masivas movilizaciones de los últimos 10 años. Hay tensión en las calles. Tantas jornadas históricas han acabado aguando la celebración de la proclamación de la República Catalana.

Solo 20 minutos más tarde, a las 16.00h en punto, la maquinaria del Estado español ha empezado a girar y el senado con mayoría absoluta del Partido Popular vota, entre vítores y aplausos, la aplicación del 155 sobre Catalunya. El autogobierno de Catalunya, a partir de este momento, queda suspendido justo 40 años y 3 días después de su restauración. La primera reacción europea llega de Donald Tusk y pide a Rajoy que, para restablecer el orden constitucional, use “la fuerza del diálogo y no de la fuerza”, veremos si le hace caso. Veremos cómo acaba la ya, hoy sí, jornada histórica. De momento, conciertos y fiesta en plaça Sant Jaume. A ver cuánto dura.