Gran alboroto se ha creado con los reclamos de algunos de los candidatos presidenciales frente a los obstáculos que establece la nueva ley de donaciones a la política, que impide explícitamente que las empresas financien candidaturas. Es la misma ley que sancionaron quienes hoy reclaman y sus propios partidos. ¿A qué viene entonces esa pataleta? Se supone que todo el país está harto por la corrupción a la que se han prestado quienes fueron electos con platas empresariales. Ahora ya parecen haberse olvidado.

No sólo. Además se quejan, los mismos de siempre, que los bancos no les otorgan préstamos para financiar su publicidad. ¿O es que no conocen el proceder de las entidades financieras? Parece realmente ridículo que monten tal escándalo.

La Derecha a su vez, hará lo que siempre ha hecho: transferir desde sus propios bolsillos todo lo que requiera, ya que el dinero le sobra y no necesita recurrir a préstamos ni donaciones. Mal que mal representan a ese 1% más rico del país.

El gobierno ha respondido que no hará nada para cambiar las nuevas condiciones establecidas por la ley y el Subsecretario del Interior ha señalado que las candidaturas requieren desplegar “la creatividad”.

La verdad es que no cuentan con voluntarios, que todos los que trabajan en las diferentes campañas de los conglomerados tradicionales son funcionarios a sueldo y no saben desplegarse motivados por la fuerza de las convicciones.

El único caso que se diferencia diametralmente es el de Beatriz Sanchez, candidata presidencial del Frente Amplio, quien hoy ha lanzado la campaña #PesitoAPesito para recibir aportes voluntarios que permitan financiar una campaña que surge desde la ciudadanía, en base al trabajo voluntario. No irá a los bancos, ni a las empresas, ni pide modificación alguna de la ley electoral. Se dirige directamente a quienes creen en el proyecto del Frente Amplio y señala, de forma muy simple, cómo se pueden realizar estos aportes.

Acá las imágenes que ilustran el modo de contribuir a la campaña presidencial del Frente Amplio: