Como periodistas de la agencia de prensa internacional Pressenza y activistas de la asociación humanista «Mundo sin guerras y violencia», queremos contribuir al debate de la DiEM25 y al desarrollo de una plataforma innovadora y valiente para las elecciones europeas de 2018.

El nuevo acuerdo europeo lanzado por DiEM25 presenta interesantes medidas dirigidas a combatir los crecientes niveles de pobreza causados por la austeridad, los bancos demasiado poderosos y los tecnócratas nominados, que no responden a nadie sino a sí mismos por sus decisiones. Sin embargo, un programa de este tipo es difícil de poner en práctica sin cortar los fondos masivos que se gastan actualmente en la acumulación militar y sin tocar el poder de la industria de armas.

La reducción del gasto militar y la imposición de un embargo a las ventas de armas liberarían inmensos recursos, además de constituir una opción ética de paz sobre la guerra. Estas medidas constituirían una contribución esencial para desactivar los conflictos armados que provocan colosales tragedias humanitarias y crear millones de refugiados en todo el mundo. ¡La mayoría de estas guerras se combaten usando las armas suministradas por los países occidentales!

Además, no podemos ignorar que los terribles atentados terroristas que cobraron tantas vidas en París, Niza, Berlín, Bruselas, Estocolmo, Manchester y Londres son, en parte, una respuesta monstruosa a las guerras que Occidente ha librado para obtener ganancias y materias primas, alimentando así una infinita espiral de odio, violencia y venganza.

El gasto militar no es una noticia de primera plana, pero involucra cifras enormes. Según los datos recogidos por SIPRI (Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo), el instituto de investigación más autorizado en este campo, el gasto militar de los países de la Unión Europea en 2016 ascendió a 225.000 millones de euros, es decir, el 1,54% del PIB agregado. Los países miembros de la OTAN gastaron 215 mil millones de euros, o 1,47% de su PIB. Si estos países siguieran la exhortación de Estados Unidos de contribuir más al presupuesto de la OTAN, alcanzando el 2% del PIB de cada país, el total sería de 295.000 millones de euros anuales, es decir, un 37% más que en la actualidad.

En Europa, sólo cuatro países – Estonia, Grecia, Polonia y el Reino Unido – actualente alcanzan o superan el 2% de su PIB en gastos militares. Por ejemplo, pagar el 2% para Italia significaría 20 mil millones de euros más, para Alemania 30 mil millones más y para España 16 mil millones más. Estas cifras son aún más significativas si pensamos en las consecuencias devastadoras que las políticas de austeridad han tenido y siguen teniendo en países como Grecia, Italia y España.

Dadas las recientes reacciones sumisas de los países europeos a las solicitudes de Trump en la cumbre de la OTAN en Bruselas, estos aumentos de gastos parecen casi seguros. Conclusión: se cortan los fondos para las pensiones, la asistencia sanitaria, la educación y la investigación, ¡pero el dinero siempre está disponible para las armas!

Otro tema importante que debe incluirse en el programa DIEM25 es el desarme, especialmente el desarme nuclear, y el cierre de las bases militares estadounidenses con armas atómicas. Según varios expertos, como Hans Kristensen de la Federación de Científicos Americanos, la doctrina de la OTAN de «Compartición Nuclear» en Italia, Alemania, Holanda, Bélgica y Turquía significa que hay 180 bombas B61 (estimación 2014). Estos cinco países son signatarios del Tratado de No Proliferación y, por lo tanto, violan el Artículo 2 (cada uno de los países no nucleares que han firmado el Tratado se compromete a no recibir armas nucleares u otros artefactos explosivos nucleares o a no tener control directo o indirecto sobre tales armas o artefactos explosivos…). Además, Francia posee aproximadamente 300 cabezas nucleares atómicas y el Reino Unido 225.

En este paisaje decididamente sombrío, las buenas noticias vienen de las negociaciones en curso en las Naciones Unidas alrededor de un tratado para prohibir las armas nucleares. Es promovido por 123 países, que son en su mayoría de África, Asia y América del Sur. La próxima sesión de negociaciones tendrá lugar del 15 de junio al 7 de julio. Estas negociaciones han sido completamente boicoteadas por las potencias nucleares y sus aliados, y tienen lugar en completo silencio mediático. Muy pocos países europeos apoyan el tratado (Austria, Chipre, la Santa Sede, Irlanda, Liechtenstein, Macedonia, Malta, San Marino y Suecia) y merecen todo el apoyo tanto de la sociedad civil como de los movimientos políticos que se preocupan por el futuro de la humanidad. Un escenario futuro que sea verdaderamente orientado hacia el futuro dependerá en gran medida de la eliminación de estas bombas de tiempo ilegales e inhumanas, las últimas armas de destrucción masiva que aún existen.

En resumen, hablar de políticas sociales europeas requiere propuestas claras y fuertes en la dirección de la reducción del gasto militar y el desarme.