Esta es la segunda entrega de la serie “Colectivos que transforman” en este 2017. Cada mes nuestros lectores encontrarán una experiencia nueva de algún colectivo ecuatoriano que está transformando la realidad.

Por: Patricio Guevara

Fotografía: Evelyn Jaramillo

Siguiendo con esta serie de colectivos que transforman, visitamos a los jóvenes que conforman EL CHURO, quienes conforman un medio con casi 12 años de vigencia, varias generaciones de personal rotativo, innovación continua y activa participación en lo social. EL CHURO se posiciona hoy como una de los medios comunitarios más participativos de la región.

En las puertas del centro histórico de Quito, en el casco colonial, se encuentra un pequeño y acogedor espacio que constituye el centro de operaciones de EL CHURO. Es un departamento claro, una cartelera llena de recortes y decoraciones llamativas a la vista que dan la bienvenida; cobija a un grupo de personas que decidieron congregarse para dar forma a un medio comunitario que afronta lo comunicacional, lo social, lo político y hasta lo educacional.

Jorge Cano (Coordinador de la “Wambra Radio” y miembro fundador) junto con Roberto Chávez (Audiovisual-Educación popular-Diseño gráfico) son dos, de los muchos integrantes que dan vida a EL CHURO y sus múltiples proyectos; en esta ocasión nos han abierto las puertas de su espacio “sagrado” para conocer un poco más de este proyecto. Y en boca de Roberto (“Beto”) ya empezamos a dimensionar la visión del conjunto: “EL CHURO siempre ha sido una suma de capacidades (…) ha sido como que cada uno mejore sus capacidades, pero que también aporte al proyecto en general.”

En un principio –nos dijeron- consistía en abrir un espacio entre los y las jóvenes tomando en cuenta el contexto comunicacional en el que está encerrado Quito (CIESPAL, ALER, etc.); así que, en un 2005 se propusieron a crear un medio, que en sus bases quería fijarse en lo político pero definiendo su autonomía de cualquier movimiento político o religioso –en ese momento se vivía la caída del ex presidente Lucio Gutiérrez-. Así surge EL CHURO, como un espacio de toma de poder de la comunicación y no como un espacio marginal.

Pero ¿por qué “EL CHURO”? El churo tradicionalmente es un caracol que se usa como un instrumento de comunicación en el mundo andino. Por lo general EL CHURO utiliza dos colores: el rojo y verde, los cuales representan la lucha, el trabajo colectivo y  la esperanza, alegría y festejo, respectivamente.

¿Y cómo se proyecta EL CHURO? Este colectivo va más allá de lo que puede aparentar, ya que han tomado el gran labor de afrontar varios frentes, desde: lo comunicacional (radio), lo educacional (constante retroalimentación y capacitación en comunidades), lo social (fuerte presencia con otros colectivos sociales), lo político (fortalecimiento de su filosofía imparcial) y con la constante preocupación de renovación (recambio), preocupándose por refrescar espacio e ideas. Además saben y tienen claro que su espacio no es el de una ONG, fundación o medio tradicional, sino de un espacio colectivo generando movilización en el país.

EL CHURO, como tal, ha visto en sus oficinas a un grupo considerable de personas rotativas que han aportado su grano de arena a este ambicioso proyecto. Como los chicos integrantes exponen, en su mayoría, EL CHURO se maneja con estudiantes de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad Politécnica Salesiana; específicamente, de chicos de las facultades de comunicación de estas dos instituciones de la capital ecuatoriana. Hay que tener en cuenta que las personas a cargo de EL CHURO mantienen un seguimiento constante sobre sus miembros: reconocen sus debilidades, sus fortalezas y sus aportes, y los toman en cuenta para que EL CHURO siga adelante con sus múltiples proyectos, cuya importancia clave radica en su enfoque social. EL CHURO no se estanca, ni envejece.

¿Por qué destaca EL CHURO? Por varias cosas, por ejemplo, por fijarse en aquello que grandes medios no se fijarían porque no da rentabilidad, nos referimos a múltiples luchas sociales, colectivos indígenas, problemas sociales y comunitarios de toda índole, comunicación comunitaria, lucha indígena, temas ambientalistas, temas animalistas, mujeres sindicalistas, cumbres agrarias, encuentros juveniles, CONAIE, ECUARUNARI, etc. En segundo lugar, porque es un espacio constituido por jóvenes, donde las personas que hoy están a cargo de EL CHURO detestan la idea de inmortalizarse en este colectivo y, al contrario, piensan y se preocupan por renovar constantemente su enfoque, asegurando así una presencia de jóvenes que le imprimen su “buena onda”.

Jorge Cano nos dice: “EL CHURO es una espiral, es un símbolo de la comunicación, es un espacio de trabajo colectivo hacia la disputa del poder de la comunicación en el país. El churo es un símbolo de espiral cíclico, entonces, nosotros y nosotras –en el colectivo-  entendimos el tema de la interculturalidad como saberes y aprendizajes de nuestra propia historia de la comunicación; no somos lineales, no partimos de la nada, no somos los creadores de lo que hay, sino somos quienes retomamos una historia que creíamos que estaba en cierto modo abandonada y estamos repitiendo algunas acciones. (…) Somos ese mismo proceso que existió hace 30 años pero en un nuevo contexto, trabajamos lo mismo, esencialmente lo mismo: el derecho a la comunicación de colectivos, de sujetos colectivos, de organizaciones. Ese es, esencialmente EL CHURO.”

Y terminando mi breve pasada por el hogar de El Churo, luego de conocer sus modestas, pero funcionales instalaciones desde donde nacen sus grandes ideas, no deja de sorprender que lo que hace 12 años parecía una locura, hoy es un proceso que se va consolidando. Con un apretón de manos y una grata experiencia, no podía dejar de pensar en el trabajo que aún queda por hacer en el país, lo mucho que le debemos a la comunicación comunitaria  y lo importante de reconocer lo impropio que es decir: “darles voz a los que no tienen voz”.