Por Ruper Kroesen

Austria vota por un presidente: En una tercera elección gana el candidato más templado Alexander van der Bellen!

En Austria, el Presidente Federal es elegido directamente por el pueblo, en contraste con otros países. El cargo de Presidente es un cargo representantivo, pero a fin de cuentas es el Presidente quien puede disolver al gobierno o  decidir quien está en situación de gobernar.

Cuando en  la primera votación ningún candidato obtiene la mayoría absoluta, una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados se lleva a cabo.

En esta votación, ganó muy estrechamente Alexander van der Bellen – ex líder del partido verde y candidato independiente a Presidente. Luego esta votación fue impugnada por la FPÖ (el Partido Azul), el partido de derecha y su candidato Hofer. La Corte Supema decidió repetir las elecciones. Esto iba ser el 16 de octubre, pero unos días antes se detectó que los sobres de las cartas para votar por correo  no se cerraban correctamente y por lo tanto no estaban a salvo de fraude electoral. La repetición de la segunda vuelta se aplazó entonces al día de hoy, 4 de diciembre de 2016.

En resumen, esta elección llamó la atención de los medios de comunicación austríacos así como la atención general durante casi todo un año.

¿Qué está pasando en Austria? Parece que Austria no puede aislarse de la tendencia hacia la derecha que hay actualmente en Europa. El FPÖ se convierte en el defensor del hombre común alimentando los temores de la infiltración extranjera y la pérdida de prosperidad, prometiendo cosas que no se pueden observar con claridad después de las elecciones. Parece que el FPÖ se vende mejor, es el mejor servidor del libre mercado. Ellos saben cómo hacer que la gente tenga miedo. Recientemente el presidente del FPÖ, Strache, montó un escándalo diciendo que pronto vamos a estar en una inminente guerra civil.

Los partidos burgueses entran en este juego, algunos del ÖVP (Partido Popular) sostienen planteamientos xenófobos similares para ganar el favor de la población atemorizada, los socialistas mantienen sólo sus cargos ya adquiridos y tratan de defenderse contra las organizaciones de jóvenes de izquierda.

Para la gente común, la política es cada vez más irrelevante – se alejan de ella con asco y se encargan únicamente de sus asuntos «privados».

¿Es eso lo que quieren estas elecciones en última instancia? ¿La política es algo desagradable y queremos ocuparnos de nuestros «propios» asuntos?

Entiendo que estas elecciones son otra señal clara de que el sistema se está destruyendo y de que pronto puede surgir algo nuevo. Mi deseo es que esto nuevo pueda ser algo diverso, donde se pueda apreciar la singularidad de cada ser humano, que la gente y sus necesidades sean el valor y la preocupación central, que se comprenda que vivimos todos juntos en un mundo en red.