Al igual que todos los años, la Asociación Chilena de Exportadores de Manufacturas (ASEXMA), comandada desde tiempos inmemoriales por el empresario Roberto Fantuzzi, en su cena anual se dio el gustito de regalarle al ministro de Economía, Luis Céspedes, una muñeca inflable. Todo ello bajo la sonriente presencia de dos pre-candidatos presidenciales de la Nueva Mayoría, Insulza y Guillier, y del propio ministro de Economía.

Una muñeca inflable con un mensaje en su boca, en la que se lee «para estimular la economía», haciendo una analogía entre las mujeres y la economía, en el sentido que a ambas hay que estimularlas.

La reacción vino con posterioridad, tanto por las redes sociales, como en las diversas esferas políticas. Tal como en muchos otros casos, los involucrados recién vinieron a percatarse del “desliz” ante la reacción generada y no tardaron en disculparse, partiendo por el propio Fantuzzi.

No se trata de hacer leña del árbol caído, mal que mal acá cayeron en el “desliz” moros y cristianos, de izquierda a derecha, como lo delatan las sonrisas al momento de posar para las fotos que terminaron por dar la vuelta al mundo.

La reflexión que cabe es en torno a lo que delata el hecho. Más allá de los avances en términos de género, persiste una cultura predominantemente machista e hipócrita, que se resiste a batirse en retirada. Persiste la desigualdad en el trato a la mujer, en el acceso a puestos de trabajo, en las remuneraciones, en la educación.

Está quedando atrás una sociedad explícitamente machista, en la que la mujer estaba relegada a funciones domésticas, cuyo rol era procrear y/o ser objeto de deseo para los varones. Se está transitando hacia una sociedad donde se reconoce que el machismo mata, daña las relaciones humanas, familiares, laborales, afectivas. Por lo tanto el machismo está siendo arrinconado, se está batiendo en retirada, pero sigue existiendo implícitamente y se resiste a morir.

Lo prueban los femicidios, expresión de desesperación de machos que no soportan que la mujer adopte iniciativas, los abandone, reemplace o complemente el rol de proveedores que les ha sido habitual. Machos que no soportan la igualdad de trato.

Tal como el regalo de la muñeca inflable fue un mal signo, la reacción que generó es un buen signo, es señal de una sociedad despierta, que aspira a avanzar hacia la eliminación de un machismo que sigue presente, reprimido o no.

Es tarea pendiente seguir avanzando a mayor velocidad en este y en tantos otros temas. Se agradece a Fantuzzi haber hecho evidente este lastre.