Este 24 de noviembre 2016, nuestra querida amiga Catherine perdió su última batalla contra la enfermedad y se fue a otros espacios, otros tiempos, otra frecuencia menos densa.

Catherine comenzó a participar en Pressenza traduciendo artículos. Le apasionaba la traducción, traducía desde el Español. Los traductores saben bien que su oficio es un poco como escribir un nuevo texto, que son seres que construyen puentes entre los diferentes mundos de cada uno, los que cada uno se representa.

Pasaron los días, y luego los meses y un día ella dijo: «ya está, me lanzo, voy a escribir”. Celebramos ese momento. Dimos gracias a la vida, porque la novedad no fue sólo el hecho de escribir sus propios artículos, sino de asumir que ella quería hacerlo,valorizarlo, desarrollarlo, y sobre todo aprender a amarlo.

Partió en buenas condiciones, con amigos a su alrededor. Su compañero, Denis, la asistió con una ceremonia para ayudarla a orientarse hacia la luz.

Catherine siempre agradeció los ámbitos: “Pressenza me da alas”. Su último artículo, ‘Eco-ciudad: tener o no’, publicado el 14 de octubre del 2016 fue el más leído de ese mes en Pressenza francófona. Ella se complació riendo y se complace todavía.

Había comprado los pasajes para participar del Congreso del International Peace Bureau en Berlín a principios de octubre, ya que quería sentir el ámbito internacional de Pressenza. El médico no la dejó viajar. Con lo que le fuimos comentando, con los artículos y las fotos que le enviamos, fue tratando de vivir el evento desde el tamiz de nuestros registros.

Últimamente, nos decía: «Pressenza está en mi corazón para siempre, pero tengo que asumir lo evidente: no tengo suficiente energía para vencer las resistencias, a pesar de que normalmente tengo ideas para artículos. Es difícil, pero es más coherente decirles adiós en relación a esta gran aventura. Lo mejor está todavía por delante, para todos nosotros.»

Los siloístas de todo el mundo acompañan su partida con ceremonias de bienestar y de muerte.

Aquel que no siente la presencia de otra vida separada del cuerpo, considere que aunque la muerte haya paralizado al cuerpo, las acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás. Esta cadena de acciones desatadas en vida no puede ser detenida por la muerte. ¡Qué profunda es la meditación en trono a esta verdad, aunque no se comprenda totalmente la transformación de una acción en otra!

Y aquel que siente la presencia de otra vida separada, considere igualmente que la muerte sólo ha paralizado al cuerpo; que la mente una vez más se ha liberado triunfalmente y se abre paso hacia la Luz…

Sea cual fuere nuestro parecer, no lloremos los cuerpos. Meditemos más bien en la raíz de nuestras creencias y una suave y silenciosa alegría llegará hasta nosotros…

¡Paz en el corazón, luz en el entendimiento!

Entonces no lloremos. Permitámonos más bien sentir una suave y profunda alegría, agradeciendo el haber tenido el privilegio de contar con la presencia de Catherine entre nosotros.