En un radiante día en el parque de «La Carolina» en Quito, se conglomeró un diverso y participativo grupo de personas que aportaron con su respectivo «granito de arena» para formar el símbolo de la Noviolencia, como una representación del esfuerzo constante de transformación y superación de la violencia del ser humano. El inicio de este mes nos recuerda el trabajo que tenemos por delante para insistir en la construcción de un mundo mejor.

Más de 300 personas, entre los cuales estaban el Alcalde de Rumiñahui y el Presidente del Club Deportivo Independiente del Valle, miembros de la Secretaria General de Gobernabilidad y Seguridad del Municipio de Quito, entre otras organizaciones y colectivos sociales, participaron de este acto simbólico en el que se comprometieron expresando su compromiso con la paz y la noviolencia en este año 2016.

El acto concluyó con una reflexión y un pedido por la noviolencia, a cargo de Walker Vizcarra, miembro de Pressenza Agencia Internacional (Redacción Ecuador) y uno de los promotores de Octubre Noviolento. A continuación sus palabras.

Amigos… Amigas…

Gracias por estar aquí hoy. Gracias por su presencia en esta mañana. Hoy es un día especial para muchos de nosotros. Esperamos que de a poco, sea un día especial para toda la humanidad.

Hace 147 años en la lejana India, nació Gandhi, uno de los líderes y promotores de la Noviolencia en el mundo. Hace 9 años atrás, la ONU declaró el 2 de Octubre como el Día Internacional de la Noviolencia. Por ese motivo, nosotros, nosotras, quienes promovemos la noviolencia la cultura de paz, la no discriminación, la inclusión, el respeto a las diversidades… nos estamos reuniendo aquí, la víspera, para celebrar este día.

Vivimos en una época de largo malestar, donde el temor, la rabia y la desconfianza han ido ganado terreno…  De acuerdo con datos oficiales, el año pasado la Fiscalía recibió 40.507 denuncias de violencia física, psicológica y sexual. Entre Enero y Julio de este año se han presentado 25.039 denuncias por violencia intrafamiliar. En ese mismo periodo se registra un promedio de 3.18 muertes violentas diarias en nuestro país.

Sabemos que estos datos no son completos, sabemos que muchas violencias son silenciadas, están ocultas por vergüenza o por temor, por intereses, o simplemente porque creemos que la violencia es algo normal.

La violencia por cierto no es solo la violencia física, la del golpe, la de la muerte; también es psicológica, la del insulto, la degradación del otro. La violencia también es social, se expresa en la discriminación y en la indiferencia. Es religiosa cuando queremos imponer nuestras creencias al otro. Es sexual cuando utilizamos el cuerpo del otro y negamos su libertad. Y también hay violencia económica, es aquella que se expresa en el hambre, la marginación y el desempleo. Por supuesto, hay violencia política, ésa que se expresa en la intolerancia y el acallamiento de pensamiento distinto. Y existe en cada uno de nosotros, una violencia interna, la de nuestros temores, nuestros resentimientos y el sinsentido de la vida.

¿Cuál es entonces la raíz de la violencia? Vivimos en una época de fuerte desestructuración social y personal, las creencias se debilitan, las tensiones aumentan, valores como la solidaridad, la comunicación se tambalean. El sinsentido, la desazón y el vacío ganan terreno.

Creemos firmemente que la raíz de esa violencia generalizada se debe a un sistema social injusto, discriminador, excluyente, inhumano que ha priorizado el dinero y la competencia descarnada como el máximo valor. Esa es la raíz social de la violencia.

¿Y qué podemos hacer?

  • Hemos aprendido que la Noviolencia no se predica, se practica…
  • Hemos aprendido que la Noviolencia implica superar el miedo y la cobardía…
  • Hemos aprendido que la Noviolencia requiere de valentía, fortaleza interna, prudencia y flexibilidad…
  • Hemos aprendido también que la Noviolencia no puede ser pasiva frente a la injusticia y la explotación…

La Noviolencia no es un discurso…, la Noviolencia tiene métodos, como la protesta y la persuasión; la no cooperación y la desobediencia civil; la intervención noviolenta.

La Noviolencia tiene que activarse en la casa, en los centros educativos, en los barrios y comunidades, con la familia, los vecinos, la pareja y los amigos. La Noviolencia tiene que trasformar las relaciones cotidianas entre todos los seres humanos.

¿Y eso cómo se hace? –nos preguntan-. Y nosotros decimos: Empecemos por algo simple: trata a los demás como quieres que te traten.

La Noviolencia puede ser un camino lento, pero es un camino acertado y coherente con la dignidad humana. Hemos fracasado tantas y tantas veces en nuestro intento de humanizar este planeta… pero insistimos porque “montamos en las alas de un pájaro llamado intento, que vuela por encima de las frustraciones, las debilidades y las pequeñeces…”

Y por ello estamos dispuestos a presionar a los que deciden para difundir los ideales de paz y noviolencia, para reconocer al ser humano como un valor central; para promover la igualdad de oportunidades para todos y todas; para reconocer y valorar la diversidad; para auspiciar la libertad de pensamiento; para luchar contra toda forma de discriminación y toda forma de violencia.

No es el fin de la Historia, ni el fin de las ideas, ni el fin del ser humano, tampoco es el triunfo definitivo de la maldad y la manipulación. Creemos que un nuevo mundo y una nueva sensibilidad están naciendo y abren su paso ampliando horizontes. Es posible cambiar las cosas y cambiarnos a nosotros mismos.

Por eso quienes nos hemos convocado en este lugar, queremos dar una señal potente a nivel mundial de que queremos una ciudad y un planeta en paz y sin violencia. Este es el intento que queremos hacer!

Invitamos a los aquí presentes a cerrar los ojos, a respirar suavemente y sin apuro, les invitamos a meditar en profundidad por unos minutos, y sentir su corazón…

Es necesario tomar una decisión personal y sincera que promueva la práctica cotidiana de la Noviolencia… Invitamos a los aquí presentes a reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás, a saltar por encima del resentimiento y la incomunicación…

Un día, ojalá no muy lejano, percibiremos que no va más el “ustedes” y “aquellos”. Sumaremos esfuerzos para que el ser humano encuentre que su esencia está conectada con la humanidad de todos; allí seremos un “nosotros”… Cuando eso pase las palabras irán muriendo en calma y nuestras miradas las reemplazarán… «Nuestras miradas se encontrarán y se comprenderán en profundidad. Para todos, de corazón a corazón, el deseo fervoroso del cambio social que se avecina y la esperanza del silencioso cambio que más allá de toda compulsión, más allá de toda impaciencia, más allá de toda aspiración violenta, más allá de toda culpa y de todo sentimiento de fracaso, ya anida en la íntima profundidad de muchos seres humanos» (Silo).

¡Paz, fuerza y alegría para todos!