Por Gustavo Figueroa/Periferia

Desaparición forzada: caso Carlos Painevil.

Allen, Río Negro. 10 cuerpos de un expediente, 22 testimonios, 3 escenarios. Una carta. Un pen drive. Un auto Ford Corsa. Una agencia de Radio Taxis. Dos comisarías. 2 teléfonos celulares. Un desaparecido. 5 ciudades. 2 provincias (que se declaran incompetentes). Un Estado ausente. Tres pericias. Un chaleco perdido. Una colilla de cigarrillo. Una filmación que no se perició, y otra que se pidió tarde. Una fiscal que no sabe nada. Muchos responsables. Ninguna pista. Ninguna línea investigativa. Ningún juicio. Ningún detenido. Ningún imputado. Cuatro años de dolor y angustia. Una desaparición (forzada) que luego de cuatro años logra finalmente obtener una representación legal y jurídica con independencia de la fiscalía. Una fiscalía que no ha estado a la altura de las circunstancias, y como asegura la abogada querellante Gisella Moreira el “Estado tiene un papel de responsabilidad y complicidad innegable”. Dos de los cinco nuevos testimonios aportan datos reveladores para el destino procesal de la causa, sin embargo la fiscal Teresa Giufrida, el día que Claudia Painevil se constituyó como querellante, desconocía este último informe del caso. De esta forma los familiares de Carlos Painevil comienzan a transitar las líneas investigativas -ineficaces y deshumanizadas- del laberinto judicial y estatal de Río Negro, reconociendo en su interior la profundidad del sendero.

Entre unos camiones viejos e inutilizables dentro de la agencia de taxis de la familia Gullello se encuentra el auto que conducía Carlos el día de su desaparición. Foto Gustavo Figueroa.

Entre unos camiones viejos e inutilizables dentro de la agencia de taxis de la familia Gullello se encuentra el auto que conducía Carlos el día de su desaparición. Foto Gustavo Figueroa.

“Nosotros no somos los que debemos traer novedades, ellos son los que deben investigar”. Claudia Painevil, hermana y querellante dentro de la causa por “Desaparición de persona” por su hermano.

“Presentarnos como querella nos permite presentar nuevas pruebas y exigir nuevas líneas investigación respecto de lo que la familia considera que es lo que sucedió con Carlos Painevil. Y además impulsar nuevas medidas probatorias para determinar finalmente qué es lo que ocurrió. Nosotros hacemos responsables no sólo a la fiscalía, sino también al Juzgado de Instrucción que no ha investigado adecuadamente las diferentes pruebas que han surgido y las pocas pruebas que figuran en el expediente que han sido aportadas por la familia, cuando existe una obligación legal de la fiscalía y del Juzgado de Instrucción de investigar qué es lo que pasa con la desaparición de una persona. En este sentido estamos alarmados por las situaciones que ocurren en Río Negro. No hay que dejar de mencionar que existen desaparecidos en democracia como es Daniel Solano, y como ocurrió con el caso del policía Muñoz en Bariloche, en donde está implicado no solamente el poder judicial sino también la policía. Nosotros nos presentamos como querellantes porque no es que decimos, sino que desconfiamos directamente de las posibles medidas de investigación que pueda llegar a hacer la fiscalía”. Gisella Moreira, abogada querellante de la causa.

En contexto. Introducción.

Carlos Painevil desapareció en la noche, luego de cantar un viaje a Cipolletti. Su auto, un Ford Corsa azul (oscuro), fue hallado en la madrugada del 4 de junio de 2012 cerca del puente que une Neuquén con Cipolletti. En el interior del auto no había nada. No había sangre, ni signos de violencia. Tan sólo un jugo, una colilla de cigarros, algunos cd con música, un pen drive y dos huellas dactilares. Carlos Painevil es taxista. Trabajaba en la agencia “La Nave” de Allen. Carlos también es bombero. Dejó en su casa un niño y a su esposa embarazada. Las primeras hipótesis (apresuradas) aseguraban que Carlos había intentado quitarse la vida, luego mencionaron que se había ido hacia el sur de la provincia de Neuquén. Rápidamente sus familiares desmintieron estas teorías: “Carlos no dejaría nunca solo a sus hijos”. El caso estuvo cuatro años sin representación jurídica. Hoy, su hermana Claudia Painevil se constituyó como querellante para avanzar en el caso con el apoyo de la abogada Gisella Moreira. Pero para que el caso sea elevado a juicio es necesario profundizar en los recientes testimonios que realizó un testigo de identidad reservada -testimonio que como ya advertí la fiscal desconocía-. Previo a eso la abogada querellante y la hermana de Carlos deberán exigir el cambio de carátula: Carlos Painevil aún figura como “Desaparición de persona”.

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