Del 27 al 30 de mayo de 2016, fuerzas militares estadounidenses cruzarán el territorio de la República Checa en el marco de la operación Saber Srike. Los medios minimizan este acontecimiento para no despertar las sensibilidades del pueblo checo que en 2009 llevó a impedir la instalación de una base militar de los Estados Unidos. Engañosamente se habla de “tránsito”, pero en realidad se trata de ejercicios militares conjuntos de los Estados Unidos y la República Checa. Engañosamente el ministro de Defensa Martin Stropnický habla de ejercicio de la OTAN, cuando en efecto se trata de una operación del ejército de EE.UU. en Europa (ESAREUR) que terminan en ejercicios militares en los Estados Bálticos. Una delegación de Mundo sin Guerras y sin Violencia remitirá en unos días más la siguiente carta a la Embajada de EE.UU. en Praga.
Queridos soldados:
Bienvenidos a este país. Les expresamos nuestra amistad y proximidad como a todos aquellos que, por una u otra razón, están lejos de su tierra y de sus seres queridos.
Este mensaje está escrito también como una forma de compartir con ustedes nuestros pensamientos y preocupaciones relacionados con la situación actual y la problemática que seguramente conforman la base de vuestra presencia aquí, en estos días.
Estamos confiados en que conociendo la tradición de democracia y de amor a la libertad que anima los mejores ideales de vuestro país, estarán dispuestos a comprender nuestros pedidos.
Ya en marzo de 2015, un contingente de sus compañeros soldados había cruzado la República Checa a bordo de máquinas de combate, en el marco de la operación denominada “ Dragoon Rider”.
En esa ocasión, vino mucha gente, algunos para acogerlos y otros para protestar contra vuestra presencia. Incrédulos, asistimos al espectáculo de los niños que, con inmensa alegría, tuvieron la “suerte” de verlos personalmente y de tocar los vehículos y equipos de guerra, que sin duda habían visto hasta entonces solo en películas y videojuegos. Para muchos niños, ese día fue un día de fiesta. Uno de los motivos principales por los que nuestros niños estaban contentos de ver sus tanques y de tocar con sus manos vuestras armas de combate es porque estos niños nacieron en momentos de paz. Para ellos las ametralladoras, los misiles y los tanques les evocan únicamente tardes felices en el cine con el olor de los pop-corn calientes y con sus familias. Y es normal que esto sea así.
Nuestros niños nacieron en tiempos de paz y no conocen el horror de la guerra, nunca estuvieron aterrorizados por el ruido ensordecedor de los cañones, nunca sintieron el olor agrio de los cuerpos quemándose ni escucharon los gritos desesperados de padres que llevan aferrados en sus brazos los cuerpos sin vida de sus hijos. Lamentablemente, ese es el verdadero rostro de la guerra y nadie lo conoce mejor que ustedes. Y si nuestros niños lo supieran, ya no estarían fascinados por vuestros uniformes, sino que correrían a esconderse cuando ustedes pasan.
Nuestros niños nacieron en tiempos de paz. Es entonces nuestro deber y nuestra responsabilidad como padres y seres humanos velar para que la paz continúe.
Nos dicen que vuestra presencia aquí es útil para mantener la paz, que en este momento corre peligro. Nos dicen que tenemos que armarnos y estar listos para defendernos del peligro de una invasión.
En esa lógica, ustedes serían los “buenos”, aquellos que tendrían que protegernos contra los “malos”. Pero incluso este argumento, y ustedes lo saben mejor que nosotros, es algo que existe solo en las fascinantes producciones hollywoodenses, tan asimiladas por nuestros niños.
Todos sabemos que la realidad es mucho más complicada. Nosotros, los adultos, sabemos además que las poderosas armas atribuidas a vuestros gloriosos ejércitos son producidas por algunos. Sabemos que los que producen estas armas están muy interesados en crear las condiciones para que se vendan. Y para venderlas es necesario crear las condiciones para utilizarlas. Sabemos igualmente que las empresas que producen y venden armas tienen el poder suficiente como para influenciar los acontecimientos y así asegurarse de contar siempre con los clientes dispuestos a comprar sus productos. Somos los suficientemente adultos como para comprender también que las empresas que producen las armas no distinguen mucho entre los “buenos” y los “malos”, pues es precisamente de eso que depende la prosperidad de su empresa.
Esperemos que no se sientan ofendidos si les decimos que su presencia aquí está siendo utilizada por algunos para promover sus productos, estimular sus ventas y, desgraciadamente, su uso.
Si fuera una loción para después de afeitarse o una bebida gaseosa, no tendríamos ningún problema en aceptarla, ya que como vivimos en el libre mercado sería algo totalmente normal. Pero como se trata de instrumentos de muerte, estamos obligados por las circunstancias a pedirles atentamente pero con firmeza que no se presten a este ejercicio: esto no es digno de vuestra misión y contrario a los principios de vuestra democracia inspirada en los valores de paz y libertad.
Les pedimos, como hombres y mujeres libres, a partir de hoy, que dejen de aceptar los proyectos de las facciones que hacen uso ilegal su influencia política y económica para exacerbar los conflictos actualmente existentes.
Les pedimos, como hombres y mujeres libres, que ejerzan presión ante sus gobiernos y sus superiores, para que la cantidad enorme de recursos actualmente consagrados al armamento se convierta en medios y acciones para producir una solución diplomática y no violenta de los conflictos en los que vuestro país está directa o indirectamente implicado.
Estamos seguros que no caerán en el error de interpretar este pedido como un acto de hostilidad personal hacia ustedes o hacia el pueblo estadounidense, con quien cultivamos una gran amistad y una simpatía espontánea.
En nuestra historia reciente, ya hemos conocido la censura intelectual, en la que toda persona que manifiesta ideas en desacuerdo con la información oficial ha sido inmediatamente calificada de enemigo de la patria. De este modo, los que se opusieron a la presencia de los tanques rusos en el suelo checo fueron acusados de ser pro-capitalistas o pro-Estados Unidos.
Hoy, paradójicamente, nos acusarán de ser pro-rusos, o como todavía se dice por aquí, “bolcheviques”. Pero es inútil decir, que si sus carros blindados enarbolaran las banderas rusas o alemanas o tal vez unas banderas desconocidas de otro planeta, para nosotros no hace ninguna diferencia. No estamos ni a favor ni en contra de ninguna facción en especial y no queremos participar en este juego de contrastes que amenaza con lanzarnos rápidamente al abismo de un nuevo conflicto en Europa.
Como ustedes, amamos de corazón la paz, y vamos a trabajar con todos los medios democráticos y no violentos para conservarla.
Con el ánimo de verlos pronto en nuestra ciudad como turistas, reciban nuestros mejores saludos.
Tania Bednarova
Presidente
Mundo sin Guerras y sin Violencia