Movilidad humana: desafíos globales para una comunicación… también humana.

El lugar desde el cual queremos hacer este aporte es Pressenza: una agencia de prensa internacional con enfoque de paz y no violencia. Es un espacio abierto a la expresión de la base social. Da visibilidad a las noticias, iniciativas, propuestas y escenarios ligados a la Paz, la No violencia, el Desarme, los Derechos Humanos y la lucha contra toda forma de Discriminación. Coloca al ser humano como valor y preocupación central y celebra la diversidad. Es así que propone un periodismo activo y lúcido que respete estas premisas esenciales, apuntando hacia la resolución de las crisis y conflictos sociales en todas las latitudes. Privilegia una óptica humanista universalista.

Cuando hemos sido convocados a este evento, situado desde América Latina y Caribe, para abordar los desafíos que comunicadores y periodistas deben enfrentar para dar cuenta de la movilidad humana en este continente pensamos que, esos desafíos no son únicamente para los comunicadores de este continente porque la movilidad humana es un hecho global. Decidimos entonces hacer un aporte desde esa mirada, una mirada global que permita a cada comunicador y periodista establecer relaciones, ampliar las conexiones, profundizar en la dimensión y la complejidad de los procesos de movilidad humana.

En ese contexto pensamos que sería útil comenzar desde el punto en que los retos que enfrentan los migrantes son los mismos, sin importar de dónde están huyendo y hacia dónde se dirigen: a saber, el propio viaje y el posterior proceso de integración en una nueva cultura y, posiblemente, el aprendizaje de un nuevo idioma.

En esta presentación utilizaremos ejemplos tomados de Europa, que ilustrarán las formas que hemos utilizado en Pressenza para hacer visibles estos problemas.

Europa está viviendo la mayor ola de migración humana desde la Segunda Guerra Mundial. Según los informes, habrá entre 700.000 y 1 millón de seres humanos que llegarán este año a Europa en busca de una vida mejor.

La mayoría de estas personas vienen de Siria, Afganistán y Eritrea; pero hay muchos otros países representados en las masas de seres humanos: Kosovo, Mali, Albania, Gambia, Nigeria y Somalia, entre otros.

Las cifras han ido creciendo en los últimos años. En 2014 se estima que 280.000 cruzaron las fronteras de la Unión Europea. Lamentablemente, miles de seres humanos también han muerto, y es en estos casos trágicos cuando los medios de comunicación dan cobertura a los temas planteados. El verano europeo ha visto una ola de tragedias humanas reportadas por los medios de comunicación:

  • El 27 de agosto, alrededor de 300 personas murieron cuando dos barcos se hundieron en la costa de Libia.
  • El mismo día una furgoneta fue descubierta estacionada en Austria con 71 cadáveres en su interior.
  • En abril, 800 personas murieron en un naufragio frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa.
  • El 2 de septiembre, el mundo se quedó atónito con la imagen de un niño sirio tumbado boca abajo en la playa, ahogado.

Se podría pensar, a partir de la cobertura en los medios de comunicación occidentales, que la migración es solo un problema que enfrenta Europa. Sin embargo, esta cobertura oculta el hecho de que hay 2 millones de refugiados en Turquía, 1 millón en el Líbano y 600.000 en Jordania.

A nivel mundial hay 60 millones de personas que son refugiados de conflictos, y hay muchos más que están escapando de la pobreza.

Ningún país de Europa se encuentra entre los primeros 10 países que acogen al mayor número de refugiados.

¿Cuáles son los desafíos del viaje?

En muchos casos, un refugiado está huyendo por su vida. En las experiencias en Europa de este año, la gente está huyendo de situaciones de guerra en las que sus casas y medios de subsistencia han sido destruidos.

Uno de los niños que entrevistamos para Pressenza, tenía 14 años y estaba huyendo con su primo porque sus padres y su hermano mayor habían sido asesinados por los talibanes. Otro chico que conocimos estaba huyendo de los talibanes porque podía hablar inglés. En algunos casos, familias enteras están migrando. Conocimos familias con niños pequeños y parientes ancianos, algunos incluso viajando en sillas de ruedas.

Los peligros en el camino son muchos. El mismo niño de 14 años y su primo viajaron con un grupo desde Afganistán a Irán, donde fueron capturados por la policía, y algunos de los mayores fueron asesinados a tiros. A los más jóvenes se les permitió continuar su viaje.

Viajando luego a través de Turquía hacia Bulgaria, la policía búlgara atrapó a los niños cruzando la frontera, y se les quitaron todo lo que tenían de valor. Desde entonces, han viajado pidiendo comida y buscando la ayuda de extraños. Uno de los niños tenía marcas en sus brazos, producto de una golpiza dada por la policía.

Hay muchos otros que caen en manos de bandas de traficantes. Se ven obligados a pagar sumas de dinero que no pueden afrontar, a personas que ofrecen «ayudarlos» a entrar en Europa.

Y, sin embargo, hay momentos de alivio para los viajeros. Todos los que viajan parecen conocer a alguien en Europa que proviene del mismo pueblo o de la misma familia. Y, rápidamente circula la información acerca de dónde comprar el pan más barato y el agua, y dónde se puede dormir con seguridad por la noche.

Luego, está la bondad inesperada de gente desconocida, y este fenómeno ha ido en aumento a lo largo del año, en la misma medida en que los medios presentan aún más una imagen negativa de los refugiados.

Una anécdota interesante proviene de Hungría, un país con un gobierno extremadamente nacionalista y una mala situación económica. Cientos de miles de ciudadanos han abandonado el país para ir más al oeste buscando ganar más dinero, sobre todo aquellos con una mejor educación.

De vuelta en el país, un desagradable presidente, que culpa a todo el mundo, excepto a la corrupción de su propio gobierno, por los problemas económicos de su país, ha ido tomando gradualmente el control de los medios de comunicación, llenándolos de propaganda anti-refugiados.

A principios de este año, el gobierno distribuyó un cuestionario preguntando a la gente cuáles eran sus prioridades, y no es de sorprender que una de las principales preocupaciones eran los extranjeros que llegan a Hungría. Esto llevó al gobierno a gastar una increíble cantidad de dinero en una campaña de carteles con mensajes tales como: «¡Si vienes a Hungría, no debes quitarle el trabajo a los húngaros!», y, «¡Si vienes a Hungría, debes respetar nuestras leyes!», todo ello escrito en húngaro.

Sin embargo, nadie en el mundo, aparte de los húngaros, puede entender el idioma húngaro. Así que este mensaje era totalmente incomprensible para todo refugiado que llegara al país.

A pesar de ello, el efecto que finalmente tuvo fue fomentar una reacción por parte de la oposición silenciosa del país. En 3 días después de colocar los carteles, a través de un sitio web se había recaudado el dinero suficiente para colocar otros carteles con mensajes como: «Pedimos disculpas por nuestro Presidente», y, «Si vienes a Hungría, por favor, no robes. El gobierno no puede soportar la competencia».

Entonces, se produjo una respuesta aún más inesperada. Los húngaros empezaron a ir a las estaciones de tren por las que pasaban los refugiados y buscaban a los que necesitaban ayuda. Estos voluntarios húngaros iban primero al supermercado y compraban botellas de agua, fruta, papel higiénico, cepillos de dientes y juguetes para los niños, y luego iban a esperar en las estaciones de tren.

Fue extraordinario. Se creó una página de Facebook y en dos semanas miles de personas se habían unido a ella. Sin ningún tipo de organización formal, cientos de voluntarios iban a las estaciones de tren para ayudar a los recién llegados. Así es como conocí a los niños que entrevisté. Los húngaros no solo llegaron con comida y agua, también llegaron con documentos en los idiomas que los refugiados podían leer, explicando sus derechos y la forma de moverse a través de Hungría hacia los centros de recepción a los que debían ir. Un hombre que conocí tenía un dolor de muelas. Un mensaje fue publicado en Facebook y en 10 minutos un dentista voluntario envió sus datos de contacto, y el refugiado fue atendido de forma gratuita.

Fue una experiencia extraordinaria poder presenciar todo esto, y no solo se limitó a Budapest; la misma respuesta comenzó a aparecer en toda Europa.

En Milán, nuestros corresponsales estaban teniendo experiencias similares; y en Palermo, Sicilia y a lo largo de la costa italiana, la gente iba a las playas para sacar, literalmente, a los refugiados fuera del agua. Los pescadores en sus botes hacían lo mismo, y todo esto lo hacía la gente sabiendo que, en Italia, si la policía descubre a alguien ayudando a los refugiados, ese alguien puede ser arrestado.

Estas experiencias, estas historias humanas de los refugiados y las experiencias de los voluntarios, han sido un componente importante de la cobertura de Pressenza acerca de la crisis de los refugiados en Europa este año.

El desafío de la integración

Sin embargo, el reto para los refugiados no termina con la llegada a la Unión Europea, dado que el país anfitrión debe enfrentarse al reto de cómo integrar a todas estas personas. Alemania cuenta con cerca de 1 millón de refugiados este año, y se enfrenta a grandes problemas.

  • Las construcciones dónde ubicar a todas estas personas mientras se procesan sus solicitudes de asilo.
  • Los alimentos, agua, camas para dormir y la ropa para mantener el calor en el frío invierno europeo.
  • Si se van a integrar y a encontrar trabajo, entonces tienen que aprender a hablar alemán.
  • Ellos necesitan tener acceso a los servicios médicos en los idiomas que hablan.
  • Los más jóvenes necesitan acceso a los servicios de educación.
  • Muchos alemanes no quieren que los refugiados lleguen. Hay pequeñas minorías que son xenófobos y violentos. Los refugiados necesitan protección.

Hemos visto las dificultades de integración de minorías étnicas en muchos países: en el Reino Unido, en Francia, hay barrios enteros poblados de minorías étnicas, como resultado de las políticas de integración incoherentes que obligaron a las poblaciones minoritarias a vivir juntos con el fin de sobrevivir y protegerse de aquellos que los discriminan. En el Reino Unido, si usted tiene un nombre que suena no europeo, entonces usted tiene mucho menos probabilidad de tener un empleo. Algunas personas incluso han llegado a extremos de cambiar legalmente su nombre con el fin de obtener, al menos, una entrevista.

Las minorías étnicas tienen más probabilidades de ser víctimas de la policía, de ser víctimas de la violencia y acabar cayendo en la criminalidad. Todo ello es un fracaso del gobierno en el apoyo a las minorías étnicas, muchos de los cuales hacen los peores y menos remunerados trabajos en la sociedad, para los que muchas personas propias del lugar creen que son demasiado buenos.

Como si todo esto no fuera suficientemente, las minorías étnicas son luego culpadas por los partidos de la derecha por todos los problemas de la sociedad.

En Pressenza también damos espacio a estos temas que se destacaron recientemente en Uruguay, cuando cinco familias sirias que habían estado viviendo en América del Sur durante más de un año decidieron que lo mejor para ellos era volver al campamento de refugiados en el Líbano.

«Queremos volver a Líbano. No más. El futuro para nosotros aquí es muy negro», dijo Ibrahim, uno de ellos. Tiene tres hijos menores de cinco años y no puede sobrevivir con su sueldo del $370 mensuales.

Identificando la raíz del problema

Pero para Pressenza no es suficiente informar acerca de la tragedia y solidaridad humana que se encuentra en el proceso de la migración y las dificultades de integración. En Pressenza estamos interesados en dar con las raíces del problema, y es aquí donde tenemos más dificultades para ser escuchados porque estamos operando en un sistema que no quiere que la luz caiga sobre sobre esas raíces. Sin embargo, ofrecemos este análisis porque es coherente y porque, afortunadamente, no necesitamos que preocuparnos de molestar a nadie, ya que somos una red de voluntarios de periodistas, fotógrafos, traductores, editores y especialistas en informática, y no dependemos de dinero para continuar publicando nuestro punto de vista.

Y nuestro análisis es éste:

Vivimos en un mundo donde el ser humano no es el valor central. El dinero es más importante que la vida humana, el prestigio es más importante, incluso el sexo es más importante que la vida humana, y es esta invertida y anti-humanista escala de valores la que está en la raíz de todos los problemas sociales que vemos hoy en el planeta. Lo mismo va para el medio ambiente, por lo que los seres humanos y el planeta están sujetos a los deseos de un número cada vez más reducido de banqueros, comerciantes de armas, industriales, magnates de los medios y políticos, cuyo incesante deseo de dinero y poder a toda costa, ha impulsado al mundo a la situación que enfrenta hoy en día.

Las guerras en Irak, Afganistán, Siria, Libia y otras partes del mundo, no pueden justificarse con el argumento de que estas guerras fueron para defender los derechos humanos de la población y para llevar la democracia. Los regímenes anteriores en el control de esos países pueden no haber sido muy agradables y democráticos, y pueden no haber respetado los derechos humanos, pero lo que existe ahora en esos países es mucho, mucho peor que la situación anterior, y esto queda claro cuando se mira la situación geográfica, las relaciones comerciales internacionales y los recursos naturales de los países donde ha habido guerra, en los que los derechos humanos y la democracia eran una cortina de humo para una agenda mayor que los medios no discuten.

¿Por qué el discurso de la democracia y los derechos humanos sirve para “explicar” la guerra contra Saddam Hussein en Irak o contra Bashr Al-Asad en Siria y, al mismo tiempo, se establecen alianzas y acuerdos con Arabia Saudí o con Egipto, cuyas democracias y respeto a los derechos humanos están, claramente, en duda? Evidentemente, la democracia y los derechos humanos no se respetarán a través de la guerra, el medio más antidemocrático y vulnerador de derechos humanos que ha inventado el ser humano para “resolver conflictos”. Pero también, evidentemente, las razones de las guerras nunca han estado y no lo están ahora, vinculadas ni a la democracia, ni a los derechos humanos.

En lugar de ello, le damos espacio a todo lo que es un efecto de demostración de un mundo posible: un mundo que, sospechamos, está en el horizonte, incluso si no podemos verlo aún del todo.

Conclusión

Por lo tanto, el reto para los medios de comunicación para dar visibilidad a la movilidad humana en América Latina y el Caribe, se convierte en el reto de cómo informar a nuestros lectores, espectadores y oyentes acerca de cuáles son las causas reales de esta movilidad humana.

En nuestra opinión, no es suficiente informar simplemente sobre la crisis humanitaria, incluso si una organización centrada en lo humano, como Pressenza, se enorgullece de dar una perspectiva humanista en las noticias, contando las historias de los refugiados y de los que reaccionan a través de la ayuda y la solidaridad; lo que adicionalmente se necesita es una fuerte aclaración de quién es responsable de producir la movilización de los seres humanos.

Sabemos que el planeta tiene todos los recursos necesarios para que cada ser humano viva seguro en su lugar de nacimiento. El planeta es capaz de generar los alimentos necesarios para sus 8 mil millones de habitantes. Los seres humanos en el planeta son capaces de construir la infraestructura y brindar los servicios públicos necesarios para que cada ser humano viva una vida digna, con un trabajo digno, proporcionando un tiempo de ocio digno, hasta que finalmente llegue a una muerte digna.

Pero hay una pequeña minoría en el mundo para los que tal situación no es conveniente, y mientras los medios de comunicación se nieguen a hablar de ello, más tiempo continuará este lamentable estado de las cosas. Y lo más grave de este momento es que estos idiotas tienen armas nucleares y tienen en sus manos la seria y real posibilidad de poder destruir esta embrionaria y desigual civilización humana, por la que hemos trabajado tan duro para alcanzar como raza humana.

Pero, no todo son malas noticias, porque incluso sabemos, por nuestra propia historia reciente, que los procesos históricos no se mueven linealmente. Sabemos que un día, algo tan permanente como el Muro de Berlín, se puede venir abajo en solo una noche.

Podemos ver en nuestras generaciones más jóvenes que está naciendo una nueva sensibilidad: una sensibilidad que es internacionalista, que es no discriminatoria y que rechaza la violencia en todas sus formas.

Así que, aunque en Pressenza no vemos la situación actual del mundo de una manera muy positiva, si nos fijamos en el sistema, en lo establecido, en las generaciones más jóvenes y en todas aquellas acciones de solidaridad y no violencia activa vemos las semillas de la Nación Humana Universal que surgirá, tal vez cuando menos lo esperamos, y esto es algo muy inspirador para nosotros.

Gracias.