En el campo de exterminio de Auschwitz floreció la vida. Parece un oxímoron, pero en medio de aquel horror inimaginable de muerte y de sufrimiento nacieron más de 370 bebés de familias gitanas. No sabemos los nombres que les pusieron sus padres, ni su aspecto o su carácter, sólo sabemos que algunos vivieron lo suficiente como para que los nazis se tomaran la molestia de asignarles un número. La existencia de estos recién nacidos fue breve. Todos fueron exterminados. Samudaripen, que en romanó significa la gran matanza, es el término que utiliza el pueblo gitano para referirse al genocidio padecido durante la Segunda Guerra Mundial.

Por José Antonio Moreno y Saúl Roas para el Observatorio Proxi

Según la comunidad académica, se desconocen los factores exactos que motivaron la diáspora del pueblo rom; los datos y estudios disponibles nos indican que es un pueblo milenario de origen indio que llegó a Europa en el siglo XII a través de Grecia. En los inicios, los gitanos fueron bien acogidos en aquellas regiones donde se instalaron, pero a causa de las primeras políticas de homogenización cultural, germinó un sentimiento de odio y rechazo, conocido en la actualidad como antigitanismo1. El pueblo gitano ha sufrido diferentes episiodios de violencia y discriminación, pero ninguno ha sido tan mortífero y devastador como el Samudaripen.

Primo Levi decía que no podemos comprender ese odio que los nazis tenían por judíos y gitanos, pues estaba más allá del fascismo. Los antecedentes antigitanos producidos en Alemania que contribuyeron a la creación y desarrollo de la maquinaria de exterminio que se estableció en Europa fueron los siguientes: la conferencia en Munich sobre la sociedad gitana en 1890 y la creación de la Oficina para luchar contra las molestias gitanas, el censo del pueblo rom en 1922, y la recomendación de  esterilizaciones a mujeres en 1928. Con la instauración del III Reich, las políticas y actuaciones antigitanas se agravaron con las órdenes de esterilización y catastración de 1934, las leyes de Nuremberg de 1935, las primeras deportaciones de gitanos a campos de trabajo en 1936, la «Semana de Limpieza Gitana” en junio de 1938, el decreto de «Lucha contra la plaga gitana” de Himmler en 1939, los planes para deportar a todos los gitanos alemanes y austríacos a los campos de concentración polacos en 1940 y la orden de exterminio en el mismo año.

Durante el Samudaripen, se cree que la mayor parte de los asesinatos hacia los gitanos no se produjeron en los campos de exterminio. El pueblo rom oponía mucha resistencia a los miembros de la SS, y como respuesta acababan fusilados en sus propios hogares. Para acabar con la imagen negativa que proyectaba el régimen asesinando a sus ciudadanos en plena calle, se creó el Zigeunerlager, el campo gitano de Auschwitz. A diferencia de otros campos, en éste estaban recluidas familias enteras. Con el uso del miedo, la fuerza y el engaño, los nazis encerraron a unos 23.000 gitanos en Zigeunerlager en marzo de 1943. La vida de los romaníes en Auschwitz fue un verdadero infierno: epidemias, desnutrición, violencia y maltratos eran fenómenos cotidianos que mataban física y espiritualmente al pueblo gitano. Especial mención merece el doctor Mengele, conocido como el ángel de la muerte por el aparente buen trato que mostraba hacia los niños para que éstos confiaran en él y posteriormente fueran víctimas de sus múltiples experimentos científicos. Este fenómero no era aislado. En 1940, 250 niños gitanos fueron asesinados durante experimentos que tenían el objetivo de comprobar la eficacia mortífera del gas ziklon B. El “delito” de todos estos ciudadanos, de todos estos niños, era ser gitanos, seres racialmente inferiores y asociales, siguiendo los argumentos del Instituto para el Estudio de la Higiene Racial.

El momento más sangriento del Samudaripen tuvo lugar en la noche del 2 al 3 de agosto de 1944 en Auschwitz, en la que murieron 2897 gitanos. Los nazis ya habían intentado asesinar a los gitanos el 16 de mayo de 1944, pero debido a la dura y valerosa resistencia protagonizada por mujeres gitanas, tuvieron que desistir. Cuando los rusos liberaron el campo de Auschwitz en enero de 1945, entre los supervivientes no había ningún gitano. Algo parecido había ocurrido en otros campos de exterminio. Entre finales de 1941 y enero de 1942 fueron asesinados unos 4.400 gitanos en el campo de Chelmno, gaseados en camiones con monóxido de carbono. En Treblinka los exterminaron en 1942. En 1941, los gitanos hacinados en el gueto de Lodz, Polonia, fueron asesinados poco después en el campo de exterminio de Kulmhof. Un gran número no llegó ni a entrar. Construyeron un campamento en las afueras y allí los mataron y enterraron en fosas comunes. A muchos de los recién nacidos los estamparon contra los árboles. Los ustashi croatas asesinaron a unos 30.000 gitanos en los campos de Jasenovac y Djaklovica. De todas estas formas horribles y llenas de odio, los nazis y sus aliados asesinaron entre 500.000 y 1.000.000 de gitanos. En algunos países de Europa, el 80% de la población gitana fue aniquilada.

Al finalizar la II Guerra Mundial, todo parecía indicar que la suerte del pueblo gitano mejoraría, pero no fue así; la discriminación se ha mantenido muy presente hasta nuestros días. La comunidad gitana, formada por 12 millones de personas, es la minoría europea más discriminada. En la mayoría de los estados europeos existen partidos antigitanos, lugares aislados de las grandes urbes donde habitan gitanos en condiciones infrahumanas, colegios segregados y altos niveles de discriminación. En Hungría, República Checa y Eslovaquia, ataques en masa a la población gitana están a la orden del día, mientras los gobiernos e instituciones comunitarias miran hacia otro lado.

Han pasado 71 años desde de aquel fatídico 2 de agosto y a pesar de la discriminación y marginación que aún sufre el pueblo gitano, no se puede obviar otra realidad. Los gitanos que nacieron durante la barbarie nazi y lograron sobrevivir, iniciaron el camino de lucha por la libertad, reconocimiento e igualdad del pueblo gitano. Esta generación empezó a meditar, exigir igualdad, a reivindicar justicia y a crear las bases del movimiento asociativo gitano en Europa. Ellos fueron los artífices del 1er. Congreso gitano celebrado en Londres en 1971, donde se instituyó la bandera, el romanó, el himno, la Unión Romaní Internacional, el Día Internacional del Pueblo Gitano y se inició el proceso de reconocimiento del exterminio. Esta generación, conjuntamente con la de los jóvenes actual están trabajando para convertir Europa en una sociedad más justa e igualitaria.El pasado 2 de Agosto de 2014, Ternype, una red europea de jóvenes gitanos, organizó una de las campañas más mediáticas y poderosas que ha llevado a cabo el pueblo gitano en su historia. Dentro de la campaña Dik i na Bistar, más de mil jóvenes gitanos y no gitanos solicitaron, en Auschwitz, el reconocimiento por parte de las instituciones comunitarias del Samudaripen. El 15 de abril de este año, el Parlamento Europeo lo ha reconocido. (Resolución 2015/2615 (RSP) International Roma Day)

Gitanos y no gitanos debemos luchar contra los fantasmas de discordia que sacuden Europa y retomar los valores de solidaridad, justicia y tolerancia que inspiraron la Unión. El 2 de agosto no es sólo un día para recordar y conmemorar a todos los gitanos asesinados en Auschwitz y otros campos de exterminio, si no para exigir igualdad y reivindicar justicia para un pueblo que lleva más de cinco siglos en Europa.

José Antonio Moreno Bravo y Saúl Roas son técnicos de la Federación de Asociaciones Gitanas de Catalunya (FAGIC)

1 Definición de la European Comission against Racism and Intolerance: “el antigitanismo es una forma específica del racismo, una ideología basada en la superioridad racial, una forma de deshumanización y de racismo institucional alimentado por una discriminación histórica, que se manifiesta, entre otras cosas, por la violencia, el discurso del miedo, la explotación y la discriminación en su forma más flagrante. (…) el antigitanismo es una forma de racismo particularmente persistente, violenta, recurrente y banalizada,(…) la discriminación contra los Romá está basada fundamentalmente sobre su origen étnico y su modo de vida”.

Fuentes:
D. Kenrick y GrattanPuxon, Gitanos bajo la cruz gamada, Ed. Presencia gitana, 1997
Esculies, J. “I els gitanos van arribar a Europa…”, Revista Sàpies, núm 87, 2010
Andrzej Mirga, El legado de los sobrevivientes: Recuerdos de la persecución nazi contra los pueblos gitanos. Claves para luchar contra el racismo actual, en: http://www.un.org/es/holocaustremembrance/docs/paper10.shtml
D. Kenrick y GrattanPuxon, Gitanos bajo la cruz gamada; Ed. Presencia gitana, 1997

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