Los humanistas hemos estado activos apoyando el proceso de paz en Colombia y estamos pidiendo a todas las partes involucradas mantener la discusión abierta y poner todo su esfuerzo en tener una resolución de paz firmada. Durante los últimos cinco años Colombia ha cambiado drásticamente, con unas condiciones de vida más estables para un gran porcentaje de la población. El acuerdo va a poner fin a uno de los conflictos más duraderos y violentos en la historia del mundo actual y será, una victoria que debe ser celebrada. Pero la resolución del conflicto es también una oportunidad para dar forma al futuro de Colombia y dirección a un nuevo tipo de cultura con un conjunto diferente de valores. No podemos usar un viejo sistema y esperar un nuevo resultado.

La propuesta humanista es la solución más poderosa para el futuro de Colombia, ya que su base es la no violencia. La mayoría de los colombianos saben, por experiencia, que la violencia no resuelve los conflictos, la violencia no trae la paz, y la violencia no ayuda a nadie.

Con mucha razón, la población está muy preocupada por lo que viene para Colombia.
¿Cómo será la economía de Colombia? ¿Qué lugar tendran las minorías de campesinos, Afro – Colombianos, y las comunidades indígenas respecto a la mayoría de los Colombianos? ¿Cómo volverá a tener acceso la población desplazada a sus tierras? ¿Cómo será el sistema democrático? ¿Cómo será el sistema jurídico después de que el período de justicia de transición haya terminado? ¿Cuál será la participación de la comunidad internacional para ayudar a Colombia? Y podemos imaginar mil preguntas más.

La propuesta Humanista está orientada hacia la construcción de la Colombia del futuro y tenemos fe en que la gente está dispuesta a participar en este desafío. En el momento histórico actual Colombia ha madurado para traer cambios profundos en las mentes y los corazones de la gente. Las conversaciones de paz en el país y en La Habana (Cuba) en los últimos cinco años son un ejemplo concreto de un cambio de disposición. El proceso de reconciliación se está moviendo en la dirección correcta y necesita ser profundizado aún más. El acceso y el control de los recursos económicos deben ser compartidos entre todos y no pueden ser controlados sólo por unos cuantos. Políticamente, nuevos métodos tienen que ser desarrollados para garantizar la participación de todos, incluyendo las minorías, en el proceso de toma de decisiones. El proceso de justicia transicional abre la puerta para redefinir el sistema de justicia y su funcionamiento; es una buena oportunidad para ver a la justicia de una manera no violenta. El objetivo principal de no continuar de la forma vigente para el sistema de justicia, por ejemplo, se ve interesante, al igual que la formación de las fuerzas militares con fines humanitarios. En este proceso una enmienda a la Constitución es necesaria; garantizando para todos los menores de 18 años la educación pagada por el estado y prohibiendo enlistarse en la policía, fuerzas militares y otras organizaciones. Muchas otras propuestas deberían ser concretadas; como temas ambientales, problemas de la mujer y las cuestiones de infraestructura y energía, todos estos temas abordados a través de un proceso democrático verdadero.

El reto puede parecer insuperable. Mentes violentas, nihilistas, y algunos intereses económicos van a hacer todo lo posible para reorientar el proceso de nuevo hacia una sociedad violenta. En estos tiempos caóticos, todo carece de sentido y nos corresponde a cada uno de nosotros conectar con nuestras mejores aspiraciones, para definir las condiciones en que queremos vivir y para asegurarnos de que estamos haciendo nuestra parte en este proceso de humanización. ¿Qué otra cosa podría ser más significativa para uno mismo que eso?

Por último queremos recordar el principio de acción válida que dice: » No te opongas a una gran fuerza, retrocede hasta que esta se debilite, y luego avanza con resolución » Ha llegado el momento de avanzar con resolución.

Partido Humanista Internacional

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