Fatiga de compasión es una expresión que escuché hace muchos años, tal vez cuando ocurría una serie de conflictos y desastres naturales o producidos por el ser humano, a finales de 1980. La expresión vino a mi mente en las últimas semanas. Otro dicho: Pensar globalmente y actuar localmente.

Por Mazin Qumsiyeh

Así que, pensando globalmente, me puse a pensar en cómo la humanidad pudo descender a tanta barbarie en todo el mundo. ¿Cómo es que pudieron los inmigrantes africanos arriesgar sus vidas dejando sus países, destruidos psicológica y económicamente por los europeos coloniales, para tratar de llegar al mismo continente que les subyugó? ¿Cómo pudieron los musulmanes rohingya de Myanmar ser sacrificados en miles por la mayoría budista, y los sobrevivientes haber terminado en barcos y ser enviados de vuelta a morir de hambre y a morir en el mar al ser rechazados por los países vecinos, incluyendo países como Indonesia, con mayoría musulmana? ¿Cómo pudieron los familiares de los sobrevivientes del Holocausto judío participar en el racismo y la limpieza étnica de los palestinos nativos, mientras que los familiares de los sobrevivientes del Holocausto armenio conducen una vida increíblemente rica, productiva y comprensiva? ¿Cómo podría un país tan rico como “Arabia Saudita” (las comillas son necesarias porque es un nombre impuesto a un país robado por la familia Saud) gastar miles de millones para apoyar la agenda israelí/ Estados Unidos de destrucción y caos en países como Yemen y Siria? ¿Cómo podría un piloto que dice ser musulmán, lanzar bombas contra civiles musulmanes? ¿Cómo puede un país tan poderoso y rico como EE.UU. ser tan manejado por el lobby sionista que envían a su “policía” a ser entrenados en el racismo y la opresión en el Apartheid de Israel, y luego regresar para matar a los negros en las ciudades de América? ¿Cómo logra el mundo tolerar el asedio continuo a Gaza y su población hambrienta y moribunda (la mayor prisión al aire libre con 1,7 millones de reclusos cuyo único delito es haber nacido en Palestina)? ¿Cómo podría el mundo mantenerse al margen y dejar a Egipto ejecutar o encarcelar a los disidentes políticos durante décadas, simplemente por exigir la libertad de la dictadura militar arraigada y financiada por los contribuyentes de Estados Unidos? Los grupos de presión sionistas de Estados Unidos y Canadá podrían tener éxito en conseguir la aprobación de leyes inconstitucionales que prohiban la defensa de los derechos humanos (apoyo al BDS contra el régimen del apartheid). Esto podría empeorar si el lobby consigue que los gobiernos serviles fuercen a los políticamente castrados dirigentes palestinos a aceptar una versión del apartheid (y sin derecho de los refugiados a retornar). Pero entonces, eso es lo que los líderes de la AP sabían que sucedería cuando firmaron los estatutos de la rendición, conocidos como los acuerdos de Oslo.

Entonces, ¿desarrollaron los seres humanos la fatiga de compasión? Y, ¿es éste un mal presagio para nuestro futuro como especie? No lo sé, y no puedo predecir el futuro. Solo puedo actuar contra las tendencias negativas e irme aproximando a otros activistas. Cuando encontramos gente que todavía se preocupa, nos aferramos a ellos y tratamos de hacer algo juntos para mantener nuestra salud mental. Los palestinos estaban realmente contentos de que el Papa decidiera canonizar como santas a dos monjas palestinas del siglo 19 y concluya un acuerdo que reconoce al “Estado de Palestina”. Esas personas positivas que tratan de hacer cosas buenas son tan necesarias cuando otros tantos son o apáticos o benefician directamente a Israel, mientras que se hacen ricos. Sin las pocas luces en la oscuridad, todos estaríamos perdidos y muy deprimidos.

Tal vez es por eso que la presencia de voluntarios alrededor nuestro en el museo y el jardín botánico  integrado/ecosistema es tan crucial para nuestra salud. Cuando caminamos o trabajamos en el jardín con otros, nos sentimos reforzados física y psicológicamente. De hecho, cuando hacemos algún trabajo juntos, nos sentimos con energía.

En el día conmemorativo de Nakba durante la semana pasada tuvimos una serie de actividades que incluyeron la instalación de una gran placa visible en la que habían secciones del famoso poema de Tawfiq Ziyad (“aquí nos quedamos”). Al día siguiente, fuimos anfitriones de un taller sobre el alivio del trauma a través de hierbas medicinales y del trabajo en jardines. Luego recibimos a 44 colegas de Nazareth para hacer un recorrido por Battir, y luego almorzamos en el museo. Ayer asistimos a una reunión sobre biodiversidad, hicimos trabajo de campo y recibimos a dos niños beduinos para ayudarnos a recoger algunas rocas redondas que necesitábamos para nuestra piscina en el museo, cerca de su campamento. Eran tan agradables y tan amables, y sus sonrisas (incluso después del trabajo sudoroso) siempre estarán conmigo.

Su espíritu de comunidad es fuerte, incluso cuando son amenazados como comunidad con desalojos (algo que ya se hizo son ellos anteriormente). Así, mientras pensamos globalmente, somos capaces de actuar en un lugar, y de seguir adelante sobre la base de la visión de que todas estas fronteras, divisiones y conflictos que nos imponen, se habrán ido algún día. Soñamos con una sociedad libre, interconectada, y con viajar libremente desde Belén hasta Jaffa, a Nazaret, a Beirut y Damasco, sin que nadie nos detenga en frontera alguna.

En mi escritorio hay una cita del Dalai Lama: “Nunca te rindas. No importa lo que esté sucediendo alrededor tuyo. Nunca te rindas…” A veces no sabemos el mejor camino a seguir, pero nunca debemos renunciar. Tengo un amigo en Gaza cuyo hijo tenía cáncer a la médula espinal, y ahora está paralizado parcialmente, y la familia constantemente hace llamados en busca de apoyo. Pero esa es una de las decenas de historias, necesidades cumplidas o incumplidas, etc.

Es natural que en ocasiones tengamos dudas sobre nuestro futuro como especie, y que volvamos a evaluar con frecuencia nuestros métodos. Pero hay que mantener la esperanza viva. Tenemos que seguir soñando, seguir intentando, seguir trabajando y seguir viviendo. Nunca debemos abandonar. Debemos “mantenernos humanos”, como Vittorio (amigo activista de Mazin) solía escribirnos.