El viernes 1 de mayo, las organizaciones de la sociedad civil tuvieron la oportunidad de hacer presentaciones a diplomáticos en la Conferencia de Revisión del TNP en la ONU, Nueva York. Pressenza fue una de decenas de organizaciones de todo el mundo que respaldaron la siguiente declaración, preparada por Fundación Legal de Estados Occidentales de los Estados Unidos.

Hace cinco años, en la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear de 2010, las partes reafirmaron su compromiso con una “disminución del uso de armas nucleares en las políticas de seguridad, para minimizar el riesgo de que estas armas sean utilizadas y para facilitar el proceso de su total eliminación”. [i] Desde entonces, no ha habido iniciativas por parte de los estados con armas nucleares que mantengan la promesa de reducir el número de arsenales nucleares capaces de destruir nuestra civilización. [ii] En lugar de ello, están modernizando sus arsenales para su duración a futuro. El Boletín de Científicos Atómicos afirma que “los programas de las nuevas o mejoradas armas nucleares que están en marcha en todo el mundo incluyen, al menos, 27 misiles balísticos, nueve misiles de crucero, ocho buques de guerra, cinco bombarderos, ocho cabezas nucleares y ocho fábricas de armas”. [iii] Por poner solo un ejemplo, Estados Unidos planea construir 12 nuevos submarinos de misiles balísticos, cada uno con 16 tubos de misiles que pueden lanzar misiles de ojivas múltiples. Se espera que estén en servicio para la segunda mitad del siglo 21. [iv]

Más alarmante aún; una vez más, las armas nucleares han tomado mayor protagonismo en los enfrentamientos entre los Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia, países que en conjunto poseen la mayor parte de las armas nucleares existentes. Estos países han convertido un conflicto civil en Ucrania en una poderosa guerra violenta en las fronteras de Europa. Las tensiones generadas por esta confrontación se han intensificado enormemente -y potencialmente catastróficamente- por el blandir de armas nucleares por parte de ambos lados. Esto ha incluido el despliegue de envíos de bombarderos estratégicos a Europa por parte de Estados Unidos, el posicionamiento de bombarderos estratégicos rusos en Crimea, y un ritmo acelerado de ejercicios militares y patrullas tanto convencionales como nucleares. Y el enfrentamiento en Europa es solo uno de varios potenciales focos nucleares, con nuevas tensiones y carreras armamentistas desde el Pacífico occidental al sur de Asia.

La posibilidad de un incidente no intencionado en espiral fuera de control es real. Pero el mayor peligro es que los gobernantes de un estado con armas nucleares puedan calcular mal los intereses y temores del otro, empujando algunas tácticas geopolíticas hasta el punto en que las presiones económicas, acciones encubiertas, guerra de baja intensidad y muestra de fuerza de alta tecnología, se conviertan en una guerra general.

Los que gobiernan los estados con armas nucleares han mostrado una falta terrible de juicio y previsión con respecto a lo que siempre ha sido el mayor peligro: sus propios arsenales nucleares. Año tras año, los cinco estados originales con armas nucleares emiten declaraciones conjuntas felicitándose a sí mismos sobre su progreso en el desarme, que aparentemente ven como más que adecuado. [v] Hace solo cinco años, en un comunicado emitido poco antes de la Revisión del TNP 2010, el Presidente de los Estados Unidos proclamó que “hoy, la amenaza de una guerra nuclear mundial ha pasado”. [vi] Hace menos de dos años, el Departamento de Defensa de Estados Unidos declaró que los peligros nucleares más urgentes son la proliferación y el “terrorismo nuclear”. [vii] El tiempo que ha pasado entre esas complacientes declaraciones y la renovada confrontación nuclear de hoy es solo un abrir y cerrar de ojos en la escala de tiempo para el desarme contemplado por los estados con armamento nuclear.

El dilema nuclear de hoy es claro. Sin un cambio profundo en el comportamiento de los gobiernos con armas nucleares, los arsenales nucleares capaces de destruir nuestra civilización permanecerán aún durante muchas décadas. Las entrelazadas crisis ecológicas, económicas y políticas del siglo 21 avanzan a toda velocidad al ritmo de una modernidad dependiente de un crecimiento exponencial sin hacer caso de los límites de la naturaleza. Esto está generando ahora tensiones que aumentan el peligro de una guerra entre los países con armas nucleares en una escala de tiempo medido en meses y años, no en décadas y décadas.

Tecnócratas de seguridad nacional hablan de “administrar” el ascenso de nuevas potencias. Pero un orden social que se acerca rápidamente a sus límites, generará conflictos en formas tanto esperadas como impredecibles, y probablemente inmanejables. Lo más difícil de manejar, es el descontento generado por una economía global que sirve solo a una fracción de la población, dejando a cientos de millones de personas totalmente desesperadas, y a miles de millones más con pocas esperanzas de un futuro mejor. Los que gobiernan los países más poderosos parecen decididos a repetir los errores del pasado, manipulando la rabia y la desesperación que da como resultado ponernos unos contra otros, en su lucha por la riqueza y el poder sin fin. Las armas nucleares son la máxima expresión de la irracionalidad en este orden de cosas, y también pueden ser el instrumento que le ponga fin, destruyendo todos nuestros futuros.

Puede parecer imposible abordar todas estas crisis a la vez, pero no tenemos otra opción. Nuestra supervivencia depende de la transformación mutua de los patrones que refuerzan la injusticia y la desconfianza, los ciclos autosustentables de violencia y las formas no sostenibles de convivencia con los opuestos. Nuestro futuro común descansa en nuestra voluntad de confiar en los comprometidos y urgentes esfuerzos para construir una economía justa y democrática, desarrollar tecnologías sostenibles; y, desarmar y desmontar los complejos militar-industriales del siglo 20, será la base y el refuerzo necesarios para ello. Los que están en la cúspide del sistema de guerra mundial deben empezar a tomar distancia del aparato de aniquilación que ha distorsionado enormemente el desarrollo humano por generaciones. Nos corresponde a todos nosotros desmontar la maquinaria de la injusticia y la opresión, y construir una nueva economía y sociedad en equilibrio con los ritmos ecológicos de nuestro planeta. Ya es hora. Empecemos.

Presentación de la Fundación Legal de Estados Occidentales a la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear, Nueva York, 1 de mayo de 2015, por Andrew Lichterman, Analista Principal de Investigación.

[i] Conferencia de Revisión de las Partes en el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares 2000, Documento Final, Tomo I, NPT / CONF.2000 / 28 (Partes I y II), p.15; reafirmado por la Conferencia de Revisión de las Partes en el Tratado sobre la No Proliferación de Armas 2010, Documento Final, Tomo I, p.19.

[ii] «Ni una sola arma nuclear ha sido en realidad eliminada por compromiso de los tratados. En lugar de ello, hemos sido testigos solo del retiro voluntario de ciertas armas obsoletas, con algunas limitaciones en las diversas implementaciones. Y ninguna negociación de desarme nuclear ha sido puesta en marcha en los 45 años de historia del Tratado de No Proliferación Nuclear, a pesar de la obligación de llevarlas a cabo”. Angela Kane, Alto Representante de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme, “¿El Régimen del Desarme Nuclear?” Conferencia de la No-Proliferación y el Desarme en la UE, Bruselas, Bélgica, 30 de septiembre 2013.

[iii] Hans M. Kristensen y Robert S. Norris, “Desacelerando la reducción de armas nucleares y un sinfín de modernizaciones de armas nucleares: un desafío para el TNP”, Boletín de Científicos Atómicos 2014, vol. 70 (4) 94 a 107, 96.

[iv] Véase en general Ronald O’Rourke, Programa de Reemplazo de Submarinos de Misiles Balísticos de la Armada Ohio (SSBN [X]): Antecedentes y Cuestiones para el Congreso, Servicio de Investigación del Congreso, del 24 de marzo de 2015.

[v] Véase, por ejemplo, “Declaración conjunta de los Estados poseedores de armas nucleares en la Conferencia P5 en Londres», Departamento de Estado de EUA, Oficina del Portavoz, 6 de febrero de 2015; “Declaración Conjunta sobre la Conferencia P5 en Beijing: Reforzar la Confianza Estratégica y Trabajo Conjunto para la implementación de la Revisión de Resultados del Tratado de No Proliferación Nuclear”, Departamento de Estado de EUA, Oficina del Portavoz, 15 de abril de 2014; “Cuarta Conferencia de P5: En Camino a la Conferencia de Revisión del TNP 2015”, Departamento de Estado de EUA, Oficina del Portavoz, 19 de abril de 2013.

[vi] La Casa Blanca, Oficina del Secretario de Prensa, Declaración del Presidente Obama en el 40 aniversario del Tratado de No Proliferación Nuclear, 05 de marzo, 2010.

[vii] Departamento de Defensa, Informe sobre la Estrategia de Uso Nuclear de los Estados Unidos especificado en la Sección 491 de 10 USC, 12 de junio de 2013, p.2.