Declaración de la comunidad de minorías étnicas de Hong Kong, publicada a principios de este mes:

Minorías étnicas: Hong Kong es nuestro hogar – ¡Condenemos la violencia! ¡Opongámonos a la manipulación! ¡No al prejuicio racial!

Somos un grupo de minorías étnicas de primera, segunda y tercera generación que han vivido en Hong Kong durante los años 80 y 90, durante el dominio británico y después de la entrega de mando. Hemos visto cambios a lo largo del tiempo que vivimos en Hong Kong, pero para la mayoría de nosotros nos hemos mantenido al margen de la sociedad, como ciudadanos de segunda clase, debido a los muchos prejuicios en contra de nosotros y numerosas políticas gubernamentales que nos ignoran o perjudican. Pero aún así una y otra vez hemos perseverado; nos caemos pero de alguna manera volvemos a levantarnos. Hemos enfrentado desafíos en nuestras vidas en la escuela, en el trabajo e incluso dentro de nuestros vecindarios y comunidades, y sin embargo, Hong Kong sigue siendo nuestro hogar. Muchos de nuestros padres son inmigrantes que se sentían marginados por la sociedad de Hong Kong, que vinieron aquí a hacer una vida antes de regresar a sus países de origen.

A pesar de que han contribuido a la fuerza laboral de Hong Kong y al progreso económico, nunca se sintieron plenamente aceptados y siempre fueron vistos como extranjeros, solo como otro grupo más de trabajadores migrantes.

Pero nacimos y crecimos aquí.

Poco hicieron nuestros padres para darse cuenta o prever que los niños que criaron en Hong Kong llamarían a esta ciudad como su hogar, y no a cualquier otro; que verían a este lugar como parte de su futuro, y que se verían a sí mismos como habitantes de Hong Kong y no pertenecientes a la patria de sus padres.

Al haber pasado ya un mes desde que empezó el Movimiento de los Paraguas, nos sentimos orgullosos de haber resistido con nuestros compañeros hongkoneses desde el principio. Hemos marchado por las calles cada noche, sostenido discusiones, cantado canciones, compartido la comida, ayudado a limpiar y compartido nuestra cultura y arte para promover la democracia. Al estar allí presentes, haber marchado, haberles dado apoyo – a los habitantes de Hong Kong que se han quedado durante días y noches, a pesar del viento, la lluvia, la humedad y el calor –, les hemos dado un gran impulso a los espíritus, y a la moral. Los locales y expatriados por igual nos preguntan: ¿Por qué les interesa? ¿Qué hay de bueno en todo esto para ustedes? ¿Por qué se llaman a ustedes mismos hongkoneses cuando todo el tiempo han sido marginados por estas mismas personas?

Nuestra respuesta es simple. No importa cuánta lucha, dolor y decepción hayamos sentido en todo nuestro tiempo en Hong Kong, nos sentimos tan orgullos en esta ciudad y sus valores como cualquier otra persona. Hemos sido parte de Hong Kong a lo largo de su historia; seguimos contribuyendo para lograr un Hong Kong económicamente fuerte y libre. Si hoy no nos ponemos de pie junto a nuestros hermanas y hermanos chinos, compañeros en la lucha para proteger nuestra libertad, los valores y los derechos, entonces ¿cuándo más podremos hacerlo? Nosotros, tanto como ellos, tenemos un interés en Hong Kong. Esta es nuestra ciudad tanto como la suya; nos preocupa tanto como a ellos. No estamos luchando juntos solo para hoy, sino por el mañana, por el futuro y por las generaciones que vienen. Nosotros, los habitantes de Hong Kong hemos probado la libertad y no podemos ya aceptar nada menos. Inmersos en el espíritu de Hong Kong, vamos a superar estos obstáculos, tal como hemos superado numerosos tsunamis financieros y crisis económicas, la epidemia de SARS, la incertidumbre que vivimos antes de la entrega del poder, la amenaza a la educación nacional, el peligro del artículo 23 y muchos otros obstáculos. ¡Venceremos!

Por último, pero no menos importante, nosotros, los jóvenes de las minorías étnicas de Hong Kong, quienes realmente hemos crecido aquí, quienes tenemos verdaderamente los valores de Hong Kong inculcados en nosotros, estamos sorprendidos y avergonzados por el comportamiento de ciertas personas de nuestra comunidad. El caso del Sr. Mohammed Aslam* es uno de los pocos incidentes aislados, sensacionalizado por los desgraciadamente sesgados medios de comunicación. Estamos triste y dolorosamente vinculados con esos vergonzosos individuos, a pesar de que no hemos hecho nada malo, a pesar de haber dedicado gran parte de nuestro tiempo y energía para estar día a día con el movimiento. Estamos avergonzados de los grupos étnicos minoritarios que se han unido a movimientos anti-democracia impulsados por las palabras dulces de grupos políticos o partidos que dicen apoyar a las minorías étnicas, pero que en realidad los engañan, traicionan e ignoran en momentos de necesidad.

Por desgracia, muchas minorías étnicas están en ese tipo de situaciones económicas vulnerables, en las que no tienen más remedio que unirse a estos movimientos, sin saber que en el largo plazo ellos serán los más afectados por la pérdida de las libertades de Hong Kong. En muchos casos no saben que el Movimiento de los Paraguas es para todos en Hong Kong, incluidos ellos. Nos ponemos de pie lado a lado, como verdadera minoría étnica local hongkonesa, para condenar esos actos violentos, cobardes y vergonzosos, y destacar que esos casos aislados no representan a la mayoría de la comunidad étnica minoritaria.

Pedimos al público en general y a los medios de comunicación que no saquen conclusiones acerca de las minorías étnicas a partir de esos incidentes, que no se formen pensamientos sesgados o ideas acerca de las minorías étnicas, como creer que todos estamos apoyando a los listones azules, o que somos personas violentas que estamos allí solo por el dinero. Vamos a decirlo ahora, y lo diremos después. Somos hongkoneses, y vamos a apoyar al Movimiento de los Paraguas, al lado de los estudiantes y del público hasta el final. No importa cuál sea el resultado, lo diremos de nuevo: Hong Kong será una ciudad más fuerte y unida, porque este movimiento ha despertado nuestro espíritu.

[*Nota del Editor: Mohammed Aslam, líder de la juventud paquistaní local, estuvo en un momento en el bando de la oposición anti-ocupación.]