Las autoridades eclesiásticas de la Catedral de la Almudena de Madrid no permiten un encierro contra el paro y la precariedad, por considerar que no es un lugar para este tipo de reivindicaciones.

Este 23 de diciembre, miembros del Movimiento contra el Paro y la Precariedad entraron en la catedral de la Almudena de Madrid para encerrarse durante estas navidades y llamar la atención sobre la situación de emergencia social por pobreza, que viven cientos de miles de personas en la capital española, lo que no les permite comer decentemente, encender la calefacción o dormir bajo techo. Al mismo tiempo, reclamaban frente a esta situación, una renta básica universal que dignifique la vida de toda la población.

En la acción participaron miembros de la Solfónica, poniendo una vez más sus voces al servicio de las mejores causas, las causas del ser humano.

Vídeo de ILP Renta Básica

Las autoridades eclesiásticas del templo no lo permitieron, argumentando que estos lugares no son para reivindicaciones de este tipo porque van en contra de la institución, además de que estas acciones no sirven para nada…

Se entienden muy bien los argumentos de estas autoridades eclesiásticas, pese a la calidad del audio.

Nos preguntamos a qué intereses sirven estos clérigos y qué entienden por “estar cerca de los necesitados”, cuando niegan esta acción, al tiempo que no olvidamos cómo este templo sí está abierto, y por la puerta grande, a bodas reales y boatos parecidos.

Mientras que en Madrid fueron desalojados, en otras ciudades, como Barcelona o Badajoz, se mantienen encerrados llevando a cabo asambleas con quienes acuden a conocer sus reclamos y en las que explican la necesidad urgente de dar respuesta a esta emergencia social, que afecta a millones de personas en este país, y reclaman la decisión política ya de una renta básica universal.

Estas acciones reivindicativas no pueden desligarse de la crisis económica y estructural que afecta a la sociedad española. Recordemos que, en este momento, en España hay un 24% de paro según datos gubernamentales; que el trabajo cada vez es más precario con contratos temporales y mal remunerados y que los empresarios están aprovechando para poner condiciones, que se acercan cada día más a los tiempos de la esclavitud, haciendo contratos sin horario (disponibilidad veinticuatro horas al día) y con salarios miserables. Y no olvidemos los millones de inmigrantes que han vuelto a sus países o los españoles que han emigrado fuera de España.

En cualquier caso, como el MCPP y los defensores de la renta básica universal explican y reclaman, quizás ya no sea posible el pleno empleo dados los avances tecnológicos de los que podemos disfrutar, lo que lleva a imaginar y defender un nuevo modelo económico, en el cual no esté asociado el empleo a una vida digna, en el que se trabajen muchas menos horas y en el que se redistribuya la riqueza de manera justa.

Ésta es la clave, la distribución justa de la riqueza, y será respecto a esto que los representantes políticos, autoridades eclesiásticas de la Almudena o cualquier credo religioso, agentes sociales y población en general tendremos que posicionarnos si queremos construir un futuro digno para todos.