Por Alejo Vargas Velásquez
Esta semana, el 7 de agosto como lo establece la legislación colombiana, se inicia formalmente el segundo gobierno del Presidente Juan Manuel Santos. Pero, ¿qué tanto de continuidad y/o de cambio tendrá en relación con el primero? Algunos dirán que si lo reeligieron es porque los votantes quieren la continuidad de sus políticas, entonces, el interrogante sería: realmente fue una reelección de todas sus políticas o gano por una en especial, la que suscito el apoyo de sectores de centro-izquierda que difícilmente de otra manera hubieran votado por él, la continuidad de las conversaciones con la guerrilla para terminar el conflicto armado. Personalmente creo que fue lo segundo lo que movilizo a muchos sectores de votantes en la segunda vuelta presidencial.
Si esto es así, el segundo mandato Santos debería ser consecuente en esa dirección, es decir terminar las conversaciones de La Habana con las FARC, pero claro terminarlas bien y dar inicio a las conversaciones con el ELN para poder hablar de un cierre definitivo del conflicto interno armado, que no de la violencia, porque ésta puede seguirse presentando a partir de otros factores y agentes de violencia. Esta tarea, que pareciera sencilla no lo es, porque claramente se trata de terminar un conflicto que ha dejado y está dejando, muchas secuelas en la sociedad colombiana, muchas heridas que va a ser complejo cerrar y además conversando en medio del conflicto lo cual hace difícil que la opinión entienda que se hable de paz y sigan produciéndose hechos de barbarie.
Por lo tanto este sería un gobierno para terminar el conflicto interno armado e iniciar la construcción de paz, o lo que otros denominan Post acuerdo o Post conflicto. Habría que ver en qué medida tanto la conformación del gabinete ministerial, como las políticas públicas van a estar en esa dirección.
El Presidente Santos ratificó al Ministro Cárdenas en Hacienda lo que significa una continuidad en las políticas macroeconómicas, que era lo esperado, en la medida en que vienen dando buenos resultados; igual sucede con la Canciller Holguín, que significa una valoración positiva de su gestión y una permanencia de la política exterior en sus ejes básicos y fundamentalmente en lo relacionado con mantener una fluida relación con los países de la región latinoamericana. Sumada a esto hay que mencionar la escogencia del ex presidente Ernesto Samper como Secretario General de UNASUR, el organismo de integración regional.
Igualmente el Presidente Santos nombró a Juan Fernando Cristo, destacado dirigente liberal, autor de la Ley de Víctimas y un decidido partidario de la política de superación negociada del conflicto interno armado, incluso víctima del conflicto, como Ministro del Interior, con lo cual reafirma la prioridad de la política que lo reeligió en la agenda del Gobierno, incluyendo la implementación de la ley de víctimas y de restitución de tierras. No hay duda que el nombramiento del Ministro Cristo es un mensaje de apoyo a una política reformista. Adicionalmente, conoce muy bien la dinámica del Congreso y en esa medida podrá liderar con solvencia la agenda legislativa del gobierno en el Congreso. También fue nombrado Aurelio Iragorry en el Ministerio de Agricultura: recordemos que como Ministro del Interior fue el encargado de negociar los paros agrarios de los últimos meses lo cual lo mostró como un ministro con capacidad de negociar con sectores sociales, una tarea que va a ser fundamental en los próximos meses y años en que la conflictividad social aparezca cada vez más como algo normal en el contexto de la democracia colombiana. Con un buen equipo técnico asesor que conozca los requerimientos de los diversos sectores de la producción agropecuaria podrá hacer un buen ministerio.
Hasta el momento las pistas apuntan hacia un gobierno orientado hacia la paz. Esperemos a ver cómo continua la conformación del resto de su gabinete y la ejecución de sus políticas públicas.
Fuente: alainet.net