Hace un año, el ex-agente de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos) Edward Snowden hizo explosivas revelaciones sobre las irregularidades del fuerte esquema de espionaje gubernamental que Estados Unidos mantiene en países de todo el mundo. El caso adquirió relevancia internacional por llamar la atención sobre el respeto del derecho a la protección internacional de las personas que denuncian irregularidades y, claro, a la protección del derecho a la privacidad. En relación con esos dos puntos la organización Amnistía Internacional destaca la urgente necesidad de reformas que garanticen esos derechos.

La institución destaca que las leyes son diferentes en cada nación, pero en Estados Unidos son más duras, prueba de ello es que el gobierno presentó una denuncia contra Snowden en el marco de la Ley de Espionaje, negándole la posibilidad de defensa de la denuncia de irregularidades de interés público. En el caso que sea juzgado en el país, Snowden podrá ser condenado a 10 años por cada acusación.

«Nos preocupa profundamente el tratamiento recibido por Edward Snowden y también somos plenamente conscientes de que hay miles de denunciantes de irregularidades que también sufren persecución por el mero hecho de traer a la luz informaciones que son de interés público. Es imprescindible que todos los Estados realicen lo posible para que cualquier persona pueda denunciar abusos contra los derechos humanos en condiciones de seguridad”, manifiesta Michael Bochenek, director general de Derecho Internacional y Política de Amnistía Internacional.

Actualmente Snowden vive una situación de inestabilidad. Hace 10 meses, recibió asilo político y vive en Moscú, Rusia, pero no tiene garantías de que pueda quedarse en el país por tiempo indeterminado; su asilo vence a comienzos de agosto. Además, Estados Unidos ha presionado a algunos países para que no concedan asilo o permitan que el ex-funcionario de la NSA cruce su espacio aéreo. En el caso que vaya a Estados Unidos, hay mucha probabilidad de que sea detenido, ya que hoy es el «criminal” más buscado del mundo.

«Las revelaciones de Edward Snowden conmovieron el mundo y demostraron, lejos de toda duda, que los gobiernos violaron sistemáticamente el derecho de sus ciudadanos a la privacidad. Ahora, Amnistía Internacional, junto con otras organizaciones, hace suya la lucha por la privacidad y exige que los gobiernos respondan por su abuso de poder”, afirma Michael Bochenek.

Al contrario de lo que fue ampliamente divulgado por Estados Unidos, Snowden era un funcionario del alto nivel en la NSA. Él tomó la decisión de denunciar las irregularidades después de ver a James Clapper, jefe de espionaje, jurar en el Congreso que Estados Unidos no monitoreaba informaciones de miles de estadounidenses. Snowden entregó una serie de documentos al periodista Glenn Greenwald, que comprueban que Estados Unidos, mediante la NSA, monitoreaba comunicaciones por teléfono e internet en todo el mundo, inclusive a los propios ciudadanos estadounidenses, evidenciando una flagrante vulneración del derecho internacional.