Marcela Belchior, periodista de Adital, ha realizado una amplia entrevista al sociólog haitiano Fran Seguy. Ofrecemos  a los suscriptores de Pressenza la primera parte de esta entrevista, cuya versión completa en tres entregas, puede encontrarse en: site.adital.com.br

A diferencia de lo que divulgan los medios de comunicación hegemónicos y la Internacional Comunitaria, la Minustah (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) cumple este mes de junio 10 años de presencia en Haití, no para colaborar con una reconstrucción social o estabilización política de la nación, sino para dominar y explotar sus recursos humanos y naturales. Su actuación, hasta hoy, estaría centrada en reprimir las luchas sociales, beneficiarse de su potencial económico y parar cualquier intento de recuperación de la soberanía nacional.

La evaluación es del investigador haitiano Franck Seguy, que acaba de defender su tesis de Doctorado en Sociología por la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), en Brasil, discutiendo el tema. Él defiende que solamente el retiro inmediato de la Misión podrá generar condiciones adecuadas para la recuperación de la autonomía político-económica y para el enfrentamiento de los problemas sociales del país.

En medio de este contexto, él indica que la cuestión agraria es hoy la principal demanda del país, acompañada de la necesidad de organizar las luchas de la clase trabajadora y desvincular a los movimientos sociales de las fuerzas hegemónicas que hoy rigen a Haití. En entrevista exclusiva conAdital, Seguy debate parte del contexto de un país que históricamente ha sido privado de su poder de decisión y de desarrollo soberano.

ADITAL – En el actual contexto político-social del país, ¿cuál es el perfil de los movimientos sociales?

Franck Seguy – Ésa es una pregunta interesante. Creo que necesitamos dar una vuelta hacia atrás, hasta la década de 1960, para explicar el contexto de la respuesta a esta pregunta. Primero, tenemos que recordar que Haití pasó por una dictadura que se inició, algunas personas lo consideran así, en 1957. Pero en realidad, en 1957, el presidente se eligió «de modo democrático”. Y se proclamó presidente vitalicio a partir de 1963. Pero digamos que de 1957 a 1986, Haití vivió un período dictatorial de 29 años, con dos presidentes, un padre y su hijo –que la gente llama Papa Doc y Baby Doc, François Duvalier y Jean-Claude Duvalier, padre e hijo. Pero, al final de la década de 1960, para entrar en la década de 1970, ¿qué ocurrió en el país? En 1968, la izquierda haitiana, que estaba dividida en varios partidos políticos, se unificó en un partido único, que era el Partido Unificado de los Comunistas Haitianos (PUCH).

A partir de ese momento, la dictadura tuvo que tomar algunas medidas. Una de las medidas, gracias al apoyo del imperialismo estadounidense a través de su institución principal, que es la CIA [Central Intelligence Agency- Agencia Central de Inteligencia], permitió que Duvalier [Papa Doc] consiguiera introducir, infiltrar en la Comisión Militar del Partido Comunista Haitiano a un agente del imperialismo. Para tener una idea, en ese período, fin de los años 60, el Partido Comunista Haitiano era considerado el mayor partido comunista de América Latina.

Así, en el momento en que el partido estaba en el congreso, Duvalier mandó a su brazo armado, que en aquella época eran los Tontons-Macoutes, y ellos mataron a 200 militantes del partido comunista en un sólo día. Esto, de acuerdo con la prensa, que difundió la noticia, en 1971. Pero en detalle: no eran sólo militantes del partido, era la propia dirección del partido la que estaba en el congreso, en aquel momento.

A partir de allí, lo que restaba de la izquierda en Haití huyó al exilio. Una parte fue a México, donde, por ejemplo, muchos intelectuales haitianos se destacaron como profesores, principalmente en la UNAN [Universidad Nacional Autónoma de México]. Creo que el nombre más relevante en ese cuadro es el de Gerald Piachard, que es muy conocido en América Latina, porque muchos intelectuales latinoamericanos que estudiaron en la UNAN fueron sus alumnos.

Otra parte huyó a la Unión Soviética. Y otra parte, en menor número, se quedó en Europa. En Estados Unidos también había algunos, clandestinamente. Entonces, este cuadro va a hacer que, en la década de 1970, la oposición política a la dictadura en Haití fuese liberal, en torno de dos ejes. Como eje político: derechos humanos. Como eje económico: liberalización del país.

Sobre todo a partir del momento en que Jimmy Carter, en 1976, fue elegido presidente de Estados Unidos. Porque, en aquella época, su política exterior era exactamente eso: liberalización económica y democratización de las sociedades que estaban pasando por procesos dictatoriales.

Cuando [Ronald] Reagan fue electo en 1980, cambió un poco el cuadro. Pero va a llevar a Haití hasta el año 1986, momento en que cayó la dictadura. Es decir, cuando cae la dictadura en Haití, la izquierda combativa, radical, estaba fuera de Haití –la que se había salvado, porque Duvalier ya había matado a la mayoría. A partir de 1986, los movimientos sociales aparecieron más visiblemente en el escenario político. Sólo que en ese período, la dominación va ser por la vía electoral.

Por ejemplo: existe una expresión en Haití en la lengua haitiana, el criollo, que dice así: Rache manyòk.Rache manyòk, literalmente, es «desenraizar la mandioca”. Desenraizar la mandioca, ¿qué quiere decir en aquella época? La mandioca es una planta que puede reproducirse a partir de sus raíces, aún después de la cosecha. Era una manera de decir para el haitiano de que «es verdad que el dictador huyó del país, pero lo que está ocurriendo ahora es todavía una dictadura”. ¿Por qué? Porque cuando Duvalier cayó, en febrero de 1986, quien tomó el poder después de él fue un consejo de tres militares. Es decir, los militares, que eran la base de la dictadura, fueron ellos mismos los que hicieron la transición entre la caída del dictador y la elección de un presidente civil.

A partir de ese momento, el pueblo procuraba desenraizar la mandioca. Quiere decir, procuraba limpiar el país del resto de la dictadura. Sólo que los líderes de los movimientos sociales más populares de la época decían «no, vamos a desenraizar la mandioca en las elecciones”. Y ellos canalizaron las energías populares hacia las elecciones. Así, en la primera elección democrática, el primer presidente electo en diciembre de 1990 fue Jean-Bertrand Aristide, que era un joven sacerdote de 35 años. A partir de ese momento, él fue electo, y después sufrió un golpe de Estado a los 7 meses de mandato. Quedó en el exilio durante tres años, después volvió a Haití y, cuando volvió, comenzó a institucionalizar todo lo que había de lucha en Haití.

El principal, lo más simbólico de esto, fue la creación del Ministerio de las Condiciones Feministas y de los Derechos de las Mujeres, porque el movimiento feminista en Haití era uno de los más significativos en el movimiento social haitiano. Entonces, él creó el Ministerio y, a partir de ese momento, las militantes feministas pasaron a ocupar las vacantes del Ministerio; y el movimiento, que era reivindicatorio, pasó a ser un movimiento de negociación y diálogo.

Actualmente, en Haití, ¿qué tenemos del movimiento social? Cada vez que voy a hablar sobre esta cuestión es siempre una lucha, porque, según mi lectura, lo que digo es que el movimiento social haitiano hoy está en proceso de desaparición. Es un movimiento que está en extinción, porque no lucha más, no reivindica más. Su papel principal, su arma de combate, hoy, es lo que se llama en francés plaidoyer, que podría ser traducido al español como «abogacía”. ¿Qué quiere decir? Hacer esa política, discutir con un diputado, con los senadores, hacer todo eso, pero no llevar adelante la lucha de la manera que la conocemos desde las épocas anteriores.

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Hoy, el cuadro general del movimiento social de Haití, cualquiera que sea el sector que se tenga en consideración, es la misma cosa, esa política, plaidoyer, para usar la palabra en francés, para convencer al otro partido a adoptar el punto de vista de los movimientos. Pero no el enfrentamiento, no más las reivindicaciones. Los movimientos sociales haitianos, hoy, se caracterizan por la negociación y el diálogo. Son las dos palabras que mejor traducen la actuación de los movimientos sociales haitianos en la actualidad.

ADITAL – ¿Ellos están articulados entre sí?

Seguy – Tienen bastante articulación. Los movimientos que están en la cuestión de los derechos humanos están articulados en una plataforma que se llama POHDH, Plataforma de las Organizaciones Haitianas de Derechos Humanos. Las organizaciones feministas están articuladas en una plataforma que se llama CONAP, coordinación Nacional de Abogacía para el Derecho de las Mujeres. En Brasil, creo que una de las plataformas más conocida es la PAPDA. Es la Plataforma Haitiana de Abogacía por el Desarrollo Alternativo.

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com