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Hace más de un año, los refugiados en Alemania empezaron a organizar su protesta pública contra las continuas prácticas de violación de derechos por parte de las instituciones, tales  como el aislamiento forzado a través de la prohibición de dejar el lugar de asilo para refugiados, la prohibición de trabajar y las degradantes prácticas de deportación. Después de su marcha a través de Alemania desde Wurzburgo hasta Berlín y de la acampada en las cercanías de la Puerta de Brandemburgo, donde algunos de ellos iniciaron una huelga de hambre, en Octubre de 2012 cerca de cientos de refugiados establecieron un campamento en el centro de Berlín, Oranienplatz, que ha sido apoyado por diferentes organizaciones y ciudadanos. Además de esta marcha, otras protestas de diversa naturaleza fueron tomadas a cabo en diferentes ciudades alemanas. Tanto en  Múnich como en otros núcleos urbanos, los refugiados empezaron huelgas de hambre. Hamburgo sin embargo, fue la ciudad de acogida  de los refugiados del caso Lampedusa, quienes se encuentran en una especial situación de precariedad, debido a que las autoridades italianas les otorgaron un visado de turista al desplazarse hacia el lugar. De esta manera los afectados sufrieron una situación de indefensión ante cualquier responsabilidad gubernamental europea y vivieron en Hamburgo como indigentes hasta que se unieron a la protesta.

Debido al gran interés de los media alemanes, de la solidaridad de la población (de la cual gran parte conocieron de primera mano las condiciones de los refugiados en el país) y también debido a la manera pacifista de la protesta (que se mantuvo en esa posición no violenta a pesar de las dificultades), para las autoridades municipales y para el cuerpo policial no ha sido posible hasta ahora actuar rigurosamente ante los refugiados. En la actualidad se halla un gran debate entre el cuerpo policial, judicial y las autoridades políticas de la província sobre si el campamento puede ser desalojado a pesar de todos los grandes esfuerzos para que éste permanezca. Para los ciudadanos, que han ofrecido el edificio de una vieja escuela en desuso, es muy importante permanecer públicamente y políticamente activos, en contacto directo con la gente, y siguiendo reivindicando los derechos y necesidades. Por supuesto, dicen los refugiados, es extasiante tener que vivir en tiendas y en muy malas condiciones en invierno, pero es mucho mejor que continuar vegetando en uno de los asilos para refugiados que las autoridades alemanas proporcionan.

Puesto que  los campos de refugiados están conectados internacionalmente, y  que los políticos nunca encuentran el final del gran debate sobre los cambios que deben hacerse en  las políticas de inmigración dentro del marco europeo, se organizará una marcha desde Estrasburgo hasta Bruselas en verano. Durante los próximos 26 y 27 de Junio, tendrá lugar el encuentro del Consejo Europeo bajo el tema “políticas de inmigración”. En respuesta al alto número de refugiados que perdieron la vida en el Mediterráneo, quieren discutir una intensificación de fuerzas militares en las fronteras de control.

Traducido al español por Nieves Sande Rau