Esta Semana podría acabar la plena privatización del diario La Nación, un medio que por 96 años perteneció mayoritariamente al Estado y que hace unos días debió sorprenderse con la venta de su archivo histórico a la universidad privada Diego Portales. “Este no es un material de reliquias que se ve detrás de una mampara o de una vitrina, es un archivo diseñado para buscar información al que siempre tuvo acceso todo el mundo”, dice la presidenta del Sindicato de Periodistas de La Nación, quien anuncia un recurso de protección como último intento de impedir la licitación del diario, cuya instancia cerraría este jueves.

El viernes pasado la Universidad Diego Portales, entidad privada, pasó a ser la dueña oficial de los archivos públicos y patrimoniales del diario. El material histórico comprado por esta casa de estudio consiste en toda la hemeroteca del diario estatal, incluyendo el trabajo periodístico, histórico y gráfico de profesionales e intelectuales, quienes jamás pensaron hacerlo para manos de un privado.

Nancy Arancibia, presidenta del Sindicato de Periodistas de La Nación, relata que la noticia los sorprendió del todo, pues como organización se encontraban enfocados en la lucha de la licitación del diario, próxima a concluir este jueves. “Habíamos concentrado nuestra pelea en intentar evitar la venta del diario, pero nos sorprendieron completamente con la venta del archivo, que nos parece extraordinariamente grave dado que de ahora en adelante todo el material que está ahí, y que se recopiló en virtud de un diario mayoritariamente del Estado, jamás fue para un privado”, sentencia Arancibia.

Al mismo tiempo la presidenta del Sindicato de Periodistas de La Nación da cuenta de las repercusiones que tendrá esta venta,  “el asunto es muy grave, y no sólo porque ayer nos avisaron de que nunca más vamos a poder acceder a nuestras carpetas y al material de información, sino en especial por el daño patrimonial que se hace al privatizar un centro de documentación que es patrimonio de todos los chilenos, un archivo con temas históricos que no tiene ningún otro medio de comunicación del país”. También agrega Nancy,  “Este no es un material de reliquias que se ve detrás de una mampara o de una vitrina, es un archivo diseñado para buscar información al que siempre tuvo acceso todo el mundo, documentalistas, historiadores y periodistas de otros medios, por ende de verdad creemos que este gobierno no tiene derecho”.

Respecto a esta misma controversia del futuro acceso a los archivos, la Directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), Magdalena Krebs, indica que el interés de Dibam es precisamente que el patrimonio esté a disposición de la ciudadanía. Y si bien confiesa que le hubiese gustado que éste quedase en manos de alguna institución del Estado, confía en que la universidad acreedora de los archivos garantice el carácter público de éstos. “Me dicen que la universidad que compró este archivo se comprometió a que el archivo sea público, por lo que en ningún caso podría haber comercialización y desintegración”, afirma Krebs.

La directora de Dibam indica que dado lo que se acordó en la última sesión del Consejo de Monumentos Nacionales, el archivo histórico de La Nación sería declarado monumento histórico y por ende quedaría sometido a la legislación de la Ley de Monumentos Nacionales, dando garantía tanto a la integridad del archivo como a su permanencia en el país.

En cuanto a la mirada crítica del rol del Estado como protector de los bienes nacionales, Magdalena afirma, “hay que diferenciar y tener claro los conceptos, el Estado no es el único propietario del patrimonio de un país, el deber que tiene el Estado es velar por que este patrimonio se proteja y se cautele y en ese sentido hay muchas instituciones privadas que resguardan su patrimonio y lo ponen a disposición de la ciudadanía y está bien que sea así”.

Dentro de todo esto, nada quita la terrible situación que ha tenido que enfrentar el histórico diario La Nación en su presionada privatización. Es que en cuanto a la venta del archivo, la presidenta del sindicato de periodistas del medio explica, “toda la transacción se hizo en secreto, ni siquiera sabíamos que se iba a vender pues nos habían dicho que al ser de un valor patrimonial nacional no sería vendido sino que se le buscaba un destino. Al final no sabemos más que lo que ha aparecido en la prensa, no sabemos ni del monto ni las condiciones, sólo que al parecer están apurados”.

Otro problema futuro es el que deberán enfrentar en torno al riesgo de demandas de propiedad intelectual. “Los fotógrafos se están organizando para reclamar  la no reutilización de sus fotos por parte de la universidad, dado que hay fotografías profesionales que ningún fotógrafo va a permitir que se usen como promoción de la casa de estudio” anuncia Nancy Arancibia y enfatiza “es que los conflictos de intereses que operan cuando tú traspasas un bien nacional patrimonial a una entidad privada son altos”.

Finalmente ésta será una semana decisiva para La Nación, ya que el jueves es el plazo final del proceso de licitación. Ante esto, el sindicato anuncia un recurso de protección de derecho a la información que será interpuesto este miércoles, con el fin de intentar detener la venta. “Será un recurso interpuesto por ciudadanos comunes y corrientes que reclaman al Estado la vulneración de su derecho de información y acceso a ella con la pérdida del diario La Nación, un medio de propiedad mayoritaria estatal y por lo tanto con una función distinta al resto” afirma Arancibia.

En sólo cosa de días vemos cómo un medio de comunicación con un patrimonio nacional histórico acaba de mercancía en venta, desmembrado y alojado al mejor postor. El diario La Nación podría vivir su última semana luego de 96 años de aporte a este país, siendo otra víctima más de la palabra rentabilidad que tanto le preocupa a este gobierno.

Aquí el párrafo inicial del comunicado de Prensa que envió el Sindicato N°3 del área Periodística del Diario La Nación, dando cuenta de la impotencia de estos trabajadores:

Son 4 años trabajando, negociando, conversando, convenciéndolos, sacando el diario La Nación adelante a pesar de sentenciar su muerte desde que asumieron su administración el 10 de marzo de 2010. Los convencimos de no cerrar año a año con buenos resultados. Desde mediados del 2013 nos dijeron que buscaban una forma de darle continuidad, nos pusimos contentos, pero en medio de la vorágine de fin de año, sin aviso, pusieron en venta el diario La Nación al mejor postor, sin resguardo de su historia y sin plan más que vender a cualquier costo. Hoy, después de haber dicho que no sería vendido por su valor patrimonial, nos enteramos por la prensa que vendieron antes el Archivo Periodístico. No tienen derecho a esta brutalidad.

Por María Jesús Ibáñez Canelo