Por Carmen Ríos *

Querida Jaqueline:

Hoy te escribo esta carta cuando se conmemoran 40 años del golpe militar en Chile.

Te escribo intentando comunicarme contigo, para plasmar un diálogo, que aunque no te conocí, lleva mucho tiempo en mi. Llevo pidiendo para que aparezcas viva, esperando que ese bebé que crecía en tu vientre sea rescatado como han sido recuperados los hijos y nietos de personas desaparecidas en Argentina, donde hay una política de Estado desde los primeros años de democracia en esa dirección: Memoria y Justicia.

Conocí a tu hermana en París, donde viví por unos años, en un viaje que hice de visita desde Chile. Tu mamá (que nunca quiso dejar Chile para esperarte y que murió haciéndolo) me pidió que llevara un paquetito. Era costumbre que todos los que podíamos ingresar al país nos convertíamos en correo de los que estaban en las listas. Los encargos eran correspondencia, galletitas tritón, cuchuflis, fotos, libros, etc… Los compañeros trataban de ser discretos y era más bien algo simbólico para transmitir afectos, bueno tu madre fue la excepción, tu vieja, que parecía salir de un cuento de García Márquez, me pasó un baúl en cuyo interior legaba a tu hermana ciertas cosas familiares…. atónita por su peso tomé el objeto que para mí fue un acto de amor, viendo a esos ojitos tristes y lo transporté en un gran bolso con mi bebé en brazos, dispuesta a dejar la vida en mi cometido…. Después me enteré que entre fotos, cartas y dulces varios, iba un paquete con tierra de tu patio, con esos tres kilos de tierra que como en los cuentos de Galeano: “fuimos sembrando amistad y solidaridad en la cuidad luz”.

La dictadura chilena fue como todas las otras impuestas en América Latina, pero la nuestra fue ejemplificadora, qué penosa distinción.

Y llegó la democracia a chilito, pero llegó de a poquito, como llegan en muestra patria las cosas… de a poquito… salvo nuestro clima y poesía que son intensas. Las mejoras de a poquito no alcanzan, imagínate que ahora, todavía, en nuestro país tenemos la Constitución de la dictadura, te daría pena esa y muchas cosas más. La educación por ejemplo es para lucrar y todo es un negocio. Como si fuera poco aprovecharon de venderles la jubilación a los trabajadores, ahora ya aparecen los primeros estafados del sistema. También vendieron la salud, el agua, los caminos, los trenes y tantas cosas.

Pero el mundo cambió y los jóvenes que no te conocieron se hicieron adultos, ellos no temen. Hace poco por la TV chilena pudimos ver a un joven argentino (ese mismo que cuando siendo un niño de 2 años le mataron a sus padres) pidiéndole en vivo y en directo, al ex comande en jefe del Ejercito, que le entregue los cuerpos de sus padres. Sabes que son muchas las familias que necesitan hacer el duelo. Se precisa una sociedad más humana … «ha llegado el momento más difícil, erradicar la violencia de nuestros corazones”, “ha llegado el momento de escuchar el clamor de miles reclamando justicia”.

Hoy esos mismos que dieron la orden para ejecutar a Salvador quieren hacer algo parecido con Siria, ya no es el temor del comunismo internacional como excusa, pero son las armas químicas.

Que cosa, la metodología de sembrar miedo para invadir es la misma.

Pero una breve brisa del despertar, especialmente de los jóvenes recorre nuestro continente. Una frase de Silo dicha allá por el año 1969 me inspira y la quiero compartir contigo en esta carta: “Cuando una misma idea sople como huracán por toda América, no habrá imperio en el mundo capaz de mantenerla esclavizada”.

Para terminar quiero contarte que esta niña de 15 años con minifalda creció, parió tres hijos, más otro recibido por afecto, todos son buenas y bellas personas. También aprendió a ser más coherente, a proyectar un futuro querido, a mirar más hacia la interioridad. Esta mujer que se siente ciudadana del mundo, que siente que nada le es ajeno, te saluda y te rinde homenaje a vos; la militante, la hermana, la mujer. Con la esperanza que esta carta escrita de puro corazón llegue lo más lejos posible y que aporte con un grano de arena a tu rescate, porque la memoria no puede estar llena de olvido.

* La autora chilena participa del Centro de Estudios Humanista Mayte de Galarreta en Buenos Aires. Promueve la Paz y la No-Violencia.